12 de Mayo

 

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1 Samuel 12 y 13
Juan 7:1-29
Salmo 108
Proverbios 12

 

1 Samuel 12

Discurso de despedida de Samuel
1Entonces Samuel se dirigió a todo Israel:
—He hecho lo que me han pedido y les he dado un rey. 2Ahora el rey es su líder. Estoy aquí delante de ustedes —un hombre ya viejo y canoso— y mis hijos les sirven. He sido su líder desde mi niñez hasta el día de hoy. 3Ahora testifiquen contra mí en presencia del Señor y ante su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un burro? ¿Alguna vez he estafado a alguno de ustedes? ¿Alguna vez los he oprimido? ¿Alguna vez he aceptado soborno o he pervertido la justicia? Díganmelo y corregiré cualquier cosa incorrecta que haya hecho.
4—No —le contestaron ellos—, nunca nos has engañado ni oprimido y nunca has aceptado soborno alguno.
5—El Señor y su ungido son mis testigos hoy —declaró Samuel— de que mis manos están limpias.
—Sí, él es nuestro testigo —respondieron.
6—Fue el Señor quien designó a Moisés y a Aarón —continuó Samuel—. Él sacó a sus antepasados de la tierra de Egipto.7Ahora, permanezcan aquí en silencio delante del Señormientras les recuerdo todas las grandes cosas que el Señorha hecho por ustedes y por sus antepasados.
8»Cuando los israelitas estaban en Egipto y clamaron al Señor, él envió a Moisés y a Aarón para rescatarlos de Egipto y traerlos a esta tierra. 9Sin embargo, los israelitas pronto se olvidaron del Señor su Dios, entonces él los entregó a Sísara, el comandante del ejército de Hazor, y también a los filisteos y al rey de Moab, quienes lucharon contra ellos.
10»Entonces clamaron al Señor nuevamente y confesaron: “Hemos pecado al apartarnos del Señor y al rendir culto a las imágenes de Baal y Astoret. Pero te adoraremos a ti y solo a ti si nos rescatas de nuestros enemigos”. 11Luego el Señor envió a Gedeón, a Bedán, a Jefté y a Samuel para salvarlos, y ustedes vivieron a salvo.
12»Pero cuando tuvieron miedo de Nahas, rey de Amón, vinieron a mí y dijeron que querían un rey para que gobernara sobre ustedes, aun cuando el Señor su Dios ya era su rey. 13Está bien, aquí está el rey que han escogido. Ustedes lo pidieron y el Señor se lo concedió.
14»Ahora, si ustedes temen al Señor y lo adoran, si escuchan su voz y no se rebelan contra sus mandatos, entonces tanto ustedes como su rey demostrarán que reconocen al Señor como su Dios. 15Pero si se rebelan contra los mandatos del Señory rehúsan escucharlo, entonces su mano será tan dura con ustedes como ha sido con sus antepasados.
16»Ahora quédense aquí y vean la maravilla que el Señor está a punto de hacer. 17Ustedes saben que nunca llueve en esta época del año durante la cosecha de trigo. Le pediré al Señor que hoy envíe truenos y lluvia. ¡Entonces se darán cuenta de qué tan perversos han sido al pedirle al Señor un rey!
18Entonces Samuel clamó al Señor, y ese mismo día envió truenos y lluvia. Y todo el pueblo quedó aterrado del Señor y de Samuel.
19—¡Ora al Señor tu Dios por nosotros o moriremos! —le dijeron a Samuel—. A nuestras faltas hemos agregado el pecado de pedir un rey.
20—No teman —los tranquilizó Samuel—, de verdad han hecho mal, pero ahora asegúrense de adorar al Señor con todo el corazón y no le den la espalda. 21No vuelvan a rendir culto a ídolos despreciables que no pueden ayudarlos o rescatarlos, ¡son completamente inútiles! 22El Señor no abandonará a su pueblo, porque eso traería deshonra a su gran nombre. Pues le agradó al Señor hacerlos su pueblo.
23»En cuanto a mí, ciertamente no pecaré contra el Señor al dejar de orar por ustedes. Y seguiré enseñándoles lo que es bueno y correcto. 24Por su parte, asegúrense de temer al Señor y de servirlo fielmente. Piensen en todas las cosas maravillosas que él ha hecho por ustedes. 25Pero si siguen pecando, ustedes y su rey serán destruidos.

 

1º Samuel 13

 

Guerra constante contra los filisteos
1Saúl tenía treinta años cuando subió al trono, y reinó durante cuarenta y dos años.
2Saúl eligió a tres mil soldados selectos del ejército de Israel y mandó a los demás hombres a casa. Llevó consigo a dos mil de los hombres escogidos a Micmas y a la zona montañosa de Betel. Los otros mil fueron con Jonatán, el hijo de Saúl, a Guibeá en la tierra de Benjamín.
3Poco tiempo después, Jonatán atacó y derrotó la guarnición de los filisteos en Geba. La noticia corrió rápidamente entre los filisteos. Entonces Saúl tocó el cuerno de carnero por toda la tierra, y dijo: «¡Hebreos, escuchen esto! ¡Levántense! ¡Sublévense!». 4Así que todo Israel oyó la noticia que Saúl había destruido la guarnición filistea en Geba y que ahora los filisteos odiaban a los israelitas más que nunca. Entonces todo el ejército israelita fue llamado para unirse a Saúl en Gilgal.
5Los filisteos reunieron un ejército poderoso de tres mil carros de guerra, seis mil hombres para conducirlos, y ¡tantos guerreros como los granos de arena a la orilla del mar! Acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. 6Los hombres de Israel vieron el gran aprieto en el que estaban y, como estaban fuertemente presionados por el enemigo, trataron de esconderse en cuevas, matorrales, rocas, hoyos y cisternas. 7Algunos cruzaron el río Jordán y escaparon a la tierra de Gad y de Galaad.
Desobediencia de Saúl y reproche de Samuel
Mientras tanto, Saúl se quedó en Gilgal, y sus hombres temblaban de miedo. 8Durante siete días Saúl esperó allí, según las instrucciones de Samuel, pero aun así Samuel no llegaba. Saúl se dio cuenta de que sus tropas habían comenzado a desertar, 9de modo que ordenó: «¡Tráiganme la ofrenda quemada y las ofrendas de paz!». Y Saúl mismo sacrificó la ofrenda quemada.
10Precisamente cuando Saúl terminaba de sacrificar la ofrenda quemada, llegó Samuel. Saúl salió a recibirlo, 11pero Samuel preguntó:
—¿Qué has hecho?
Saúl le contestó:
—Vi que mis hombres me abandonaban, y que tú no llegabas cuando prometiste, y que los filisteos ya están en Micmas, listos para la batalla. 12Así que dije: “¡Los filisteos están listos para marchar contra nosotros en Gilgal, y yo ni siquiera he pedido ayuda al Señor!”. De manera que me vi obligado a ofrecer yo mismo la ofrenda quemada antes de que tú llegaras.
13—¡Qué tontería! —exclamó Samuel—. No obedeciste al mandato que te dio el Señor tu Dios. Si lo hubieras obedecido, el Señor habría establecido tu reinado sobre Israel para siempre. 14Pero ahora tu reino tiene que terminar, porque el Señor ha buscado a un hombre conforme a su propio corazón. El Señor ya lo ha nombrado para ser líder de su pueblo, porque tú no obedeciste el mandato del Señor.
Desventaja militar de Israel
15Después Samuel salió de Gilgal y siguió su camino, pero el resto de las tropas fue con Saúl a encontrarse con el ejército. De Gilgal subieron a Guibeá, en la tierra de Benjamín. Cuando Saúl contó los hombres que todavía estaban con él, ¡descubrió que solo quedaban seiscientos!16Saúl, Jonatán y las tropas acampaban en Geba, en la tierra de Benjamín; mientras que los filisteos levantaron su campamento en Micmas. 17Tres destacamentos de asalto pronto salieron del campamento de los filisteos. Uno fue al norte hacia Ofra, en la tierra de Sual; 18otro fue al occidente, a Bet-horón, y el tercero avanzó hacia la frontera sobre el valle de Seboim, cerca del desierto.
19No había herreros en la tierra de Israel en esos días. Los filisteos no los permitían, por miedo a que forjaran espadas y lanzas para los hebreos. 20Entonces cada vez que los israelitas necesitaban afilar sus rejas de arado, picos, hachas y hoces, tenían que llevarlos a un herrero filisteo. 21(Lo que cobraban era lo siguiente: ocho gramos de plata por afilar una reja de arado o un pico, y cuatro gramos por afilar un hacha, una hoz o una aguijada para bueyes). 22Por eso el día de la batalla, nadie del pueblo de Israel tenía espada o lanza, excepto Saúl y Jonatán.
23El paso de Micmas, mientras tanto, había sido asegurado por un contingente del ejército filisteo.

 

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Juan 7:1-29

Jesús y sus hermanos
1Después Jesús recorrió la región de Galilea. Quería alejarse de Judea, donde los líderes judíos estaban tramando su muerte; 2pero se acercaba el tiempo judío del Festival de las Enramadas, 3y sus hermanos le dijeron:
—¡Sal de aquí y vete a Judea, donde tus seguidores puedan ver tus milagros! 4¡No puedes hacerte famoso si te escondes así! Si tienes poder para hacer cosas tan maravillosas, ¡muéstrate al mundo!
5Pues ni siquiera sus hermanos creían en él.
6—Este no es el mejor momento para que yo vaya —respondió Jesús—, pero ustedes pueden ir cuando quieran. 7El mundo no puede odiarlos a ustedes, pero a mí sí me odia, porque yo lo acuso de hacer lo malo. 8Vayan ustedes; no iré al festival, porque todavía no ha llegado mi momento.
9Después de decir esas cosas, se quedó en Galilea.
Jesús enseña abiertamente en el templo
10Pero después de que sus hermanos se fueron al festival, Jesús también fue, aunque en secreto, y se quedó fuera de la vista del público. 11Los líderes judíos lo buscaron durante todo el festival y no dejaron de preguntar a la gente si alguien lo había visto. 12Se oían muchas discusiones acerca de él entre la multitud. Unos afirmaban: «Es un buen hombre», mientras que otros decían: «No es más que un farsante que engaña a la gente»; 13pero nadie se atrevía a hablar bien de él en público por miedo a tener problemas con los líderes judíos.
14Entonces, en la mitad del festival, Jesús subió al templo y comenzó a enseñar.15Los presentes quedaron maravillados al oírlo. Se preguntaban: «¿Cómo es que sabe tanto sin haber estudiado?».
16Así que Jesús les dijo:
—Mi mensaje no es mío sino que proviene de Dios, quien me envió.17Todo el que quiera hacer la voluntad de Dios sabrá si lo que enseño proviene de Dios o solo hablo por mi propia cuenta. 18Los que hablan por su propia cuenta buscan su propia gloria, pero el que busca honrar a quien lo envió, habla con la verdad, no con mentiras. 19Moisés les dio la ley, ¡pero ninguno de ustedes la cumple! De hecho, tratan de matarme.
20—¡Estás endemoniado! —respondió la multitud—. ¿Quién trata de matarte?
21Jesús contestó:
—Yo hice un milagro en el día de descanso, y ustedes se asombraron; 22pero ustedes también trabajan en el día de descanso al obedecer la ley de la circuncisión dada por Moisés. (En realidad, la costumbre de la circuncisión comenzó con los patriarcas, mucho antes de la ley de Moisés). 23Pues, si el tiempo indicado para circuncidar a un hijo coincide con el día de descanso, ustedes igual realizan el acto, para no violar la ley de Moisés. Entonces, ¿por qué se enojan conmigo por sanar a un hombre en el día de descanso? 24Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente.
¿Es Jesús el Mesías?
25Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron a preguntarse unos a otros: «¿No es ese el hombre a quien procuran matar? 26Sin embargo, está aquí hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que nuestros líderes ahora creen que es el Mesías? 27¿Pero cómo podría serlo? Nosotros sabemos de dónde proviene este hombre. Cuando venga el Mesías, sencillamente aparecerá; y nadie sabrá de dónde proviene».
28Mientras Jesús enseñaba en el templo, exclamó: «Es cierto, ustedes me conocen y saben de dónde provengo, pero no estoy aquí por mi propia cuenta. El que me envió es veraz, y ustedes no lo conocen; 29pero yo sí lo conozco porque provengo de él, y él me envió a ustedes». 

 

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Salmo 108

Cántico. Salmo de David.

1Mi corazón está confiado en ti, oh Dios;
¡con razón puedo cantar tus alabanzas con toda el alma!
2¡Despiértense, lira y arpa!
Con mi canto despertaré al amanecer.
3Te daré gracias, Señor, en medio de toda la gente;
cantaré tus alabanzas entre las naciones.
4Pues tu amor inagotable es más alto que los cielos;
tu fidelidad alcanza las nubes.
5Exaltado seas, oh Dios, por encima de los cielos más altos.
Que tu gloria brille sobre toda la tierra.
6Rescata ahora a tu pueblo amado;
respóndenos y sálvanos con tu poder.
7Por su santidad, Dios ha prometido:
«Dividiré a Siquem con alegría
y mediré el valle de Sucot.
8Galaad es mío,
y también Manasés.
Efraín, mi casco, producirá mis guerreros,
y Judá, mi cetro, producirá mis reyes.
9Pero Moab, mi lavamanos, se convertirá en mi siervo,
y sobre Edom limpiaré mis pies,
y gritaré triunfante sobre Filistea».
10¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me dará la victoria sobre Edom?
11¿Nos has rechazado, oh Dios?
¿Ya no marcharás junto a nuestros ejércitos?
12Por favor, ayúdanos contra nuestros enemigos,
porque toda la ayuda humana es inútil.
13Con la ayuda de Dios, haremos cosas poderosas,
pues él pisoteará a nuestros enemigos.

 

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