Para aprender, hay que amar la disciplina;
es
tonto despreciar la corrección.
2 El Señor aprueba
a los que son buenos,
pero
condena a quienes traman el mal.
3 La perversidad nunca produce estabilidad,
pero
los justos tienen raíces profundas.
4 Una esposa digna es una corona para su marido,
pero
la desvergonzada es como cáncer a sus huesos.
5 Los planes de los rectos son justos,
pero
el consejo de los perversos es traicionero.
6 Las palabras de los perversos son como una
emboscada mortal,
pero
las palabras de los justos salvan vidas.
7 Los perversos mueren y no dejan rastro,
mientras
que la familia de los justos permanece firme.
8 La persona sensata gana admiración,
pero
la persona con la mente retorcida recibe desprecio.
9 Más vale ser una persona común con sirvientes,
que
darse aires de grandeza y no tener para comer.
10 Los justos cuidan de sus animales,
pero
los perversos siempre son crueles.
11 El que se esfuerza en su trabajo tiene comida
en abundancia,
pero
el que persigue fantasías no tiene sentido común.
12 Cada ladrón envidia el botín del otro,
pero
los justos están bien arraigados y dan su propio fruto.
13 Los perversos quedan atrapados por sus propias
palabras,
pero
los justos escapan de semejante enredo.
14 Las palabras sabias producen muchos beneficios,
y
el arduo trabajo trae recompensas.
15 Los necios creen que su propio camino es el
correcto,
pero
los sabios prestan atención a otros.
16 Un necio se enoja enseguida,
pero
una persona sabia mantiene la calma cuando la insultan.
17 Un testigo honrado dice la verdad;
un
testigo falso dice mentiras.
18 Algunas personas hacen comentarios hirientes,
pero
las palabras del sabio traen alivio.
19 Las palabras veraces soportan la prueba del
tiempo,
pero
las mentiras pronto se descubren.
20 El corazón que trama el mal está lleno de
engaño;
¡el
corazón que procura la paz rebosa de alegría!
21 Nada malo le sucederá a los justos,
pero
los perversos se llenarán de dificultades.
22 El Señor detesta
los labios mentirosos,
pero
se deleita en los que dicen la verdad.
23 Los sabios no hacen alarde de sus
conocimientos,
pero
los necios hacen pública su necedad.
24 Trabaja duro y serás un líder;
sé
un flojo y serás un esclavo.
25 La preocupación agobia a la persona;
una
palabra de aliento la anima.
26 Los justos dan buenos consejos a sus amigos,
los
perversos los llevan por mal camino.
27 Los perezosos ni siquiera cocinan la presa que
han atrapado,
pero
los diligentes aprovechan todo lo que encuentran.
28 El camino de los justos conduce a la vida;
ese
rumbo no lleva a la muerte.