13 de Mayo

 

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1 Samuel 14
Juan 7:30-53
Salmo 109
Proverbios 13

 

1 Samuel 14

Plan intrépido de Jonatán
1Cierto día, Jonatán le dijo a su escudero: «Ven, vamos a donde está la avanzada de los filisteos». Pero Jonatán no le dijo a su padre lo que pensaba hacer.
2Mientras tanto, Saúl y sus seiscientos hombres acamparon en las afueras de Guibeá alrededor del árbol de granadas de Migrón. 3Entre los hombres de Saúl estaba Ahías, el sacerdote, que vestía el efod, el chaleco sacerdotal. Ahías era hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote del Señor que había servido en Silo.
Nadie se dio cuenta de que Jonatán había dejado el campamento israelita. 4Para llegar al puesto de avanzada de los filisteos, Jonatán tuvo que descender de entre dos peñascos llamados Boses y Sene. 5Un peñasco estaba al norte, frente a Micmas; el otro estaba al sur, delante de Geba.
6—Crucemos hasta la avanzada de esos paganos —le dijo Jonatán a su escudero—. Tal vez el Señor nos ayude, porque nada puede detener al Señor. ¡Él puede ganar la batalla ya sea que tenga muchos guerreros o solo unos cuantos!
7—Haz lo que mejor te parezca —respondió el escudero—. Estoy contigo, decidas lo que decidas.
8—Muy bien —le dijo Jonatán—. Cruzaremos y dejaremos que nos vean. 9Si nos dicen: “Quédense donde están o los mataremos”, entonces nos detendremos y no subiremos hacia ellos. 10Pero si nos dicen: “Suban y peleen”, entonces subiremos. Esa será la señal del Señor de que nos ayudará a derrotarlos.
11Cuando los filisteos vieron que se acercaban, gritaron: «¡Miren, los hebreos salen de sus escondites!».
12Entonces los hombres de la avanzada le gritaron a Jonatán: «¡Suban aquí y les daremos una lección!».
«Vamos, sube detrás de mí —le dijo Jonatán a su escudero—, ¡porque el Señor nos ayudará a derrotarlos!».
13Así que escalaron usando pies y manos. Entonces los filisteos caían ante Jonatán, y su escudero mataba a los que venían por detrás. 14Mataron a unos veinte hombres en total, y sus cuerpos quedaron dispersos en un espacio de media hectárea.
15De repente, el ejército de los filisteos se llenó de pánico, tanto los que estaban en el campamento como los que estaban en el campo, hasta las avanzadas y los destacamentos de asalto. Y en ese preciso momento hubo un terremoto, y todos quedaron aterrorizados.
Israel derrota a los filisteos
16Entonces los centinelas de Saúl en Guibeá de Benjamín vieron algo muy extraño: el inmenso ejército filisteo comenzó a dispersarse en todas direcciones. 17«Pasen lista y averigüen quién falta», ordenó Saúl. Y cuando hicieron el recuento, descubrieron que Jonatán y su escudero no estaban.
18Entonces Saúl le gritó a Ahías: «¡Trae el efod aquí!». Pues en ese tiempo Ahías llevaba puesto el efod delante de los israelitas. 19Pero mientras Saúl hablaba con el sacerdote, la confusión en el campamento de los filisteos era cada vez más fuerte. Entonces Saúl le dijo al sacerdote: «No importa, ¡vamos ya!».
20Enseguida Saúl y sus hombres corrieron a la batalla y encontraron que los filisteos estaban matándose unos a otros. Había una terrible confusión en todas partes.21Aun los hebreos, que anteriormente se habían unido al ejército filisteo, se rebelaron y se unieron a Saúl, a Jonatán y al resto de los israelitas. 22De igual manera, los hombres de Israel que estaban escondidos en la zona montañosa de Efraín, cuando vieron que los filisteos huían, se unieron a la persecución. 23Así que en ese día el Señor salvó a Israel, y la recia batalla se extendió aún más allá de Bet-avén.
Juramento necio de Saúl
24Ahora bien, ese día los hombres de Israel quedaron agotados porque Saúl los había puesto bajo juramento diciendo: «Que caiga una maldición sobre cualquiera que coma antes del anochecer, antes de que me vengue por completo de mis enemigos». De manera que nadie comió nada en todo el día, 25aun cuando en el suelo del bosque todos habían encontrado panales de miel. 26Así que no se atrevieron a tocar la miel por miedo al juramento que habían hecho.
27Pero Jonatán no había escuchado la orden de su padre, y metió la punta de su vara en un panal y comió la miel. Después de haberla comido, cobró nuevas fuerzas.28Pero uno de los hombres lo vio y le dijo:
—Tu padre obligó al ejército que hiciera un juramento estricto que cualquiera que comiera algún alimento hoy sería maldito. Por eso todos están cansados y desfallecidos.
29—¡Mi padre nos ha creado dificultades a todos! —exclamó Jonatán—. Una orden como esa solo puede causarnos daño. ¡Miren cómo he cobrado nuevas fuerzas después de haber comido un poco de miel! 30Si a los hombres se les hubiera permitido comer libremente del alimento que encontraran entre nuestros enemigos, ¡imagínese a cuántos filisteos más habríamos podido matar!
31Así que los israelitas persiguieron y mataron a los filisteos todo el día desde Micmas hasta Ajalón, pero los soldados iban debilitándose. 32Esa noche se apresuraron a echar mano del botín y mataron ovejas, cabras, ganado y becerros, pero los comieron sin escurrirles la sangre. 33Entonces alguien le informó a Saúl:
—Mira, los hombres están pecando contra el Señor al comer carne que todavía tiene sangre.
—¡Eso está muy mal! —dijo Saúl—. Busquen una piedra grande y haganla rodar hasta aquí. 34Luego vayan entre las tropas y díganles: “Tráiganme el ganado, las ovejas y las cabras. Mátenlos aquí y escúrranles la sangre antes de comérselos. No pequen contra el Señor al comer carne que aún tiene sangre”.
Así que esa noche las tropas llevaron sus animales y los mataron allí. 35Luego Saúl construyó un altar al Señor; fue el primer altar que él le construyó al Señor.
36Después Saúl dijo:
—Persigamos a los filisteos toda la noche y saqueemos sus bienes hasta el amanecer. Destruyamos hasta el último hombre.
Sus hombres respondieron:
—Haremos lo que mejor te parezca.
Pero el sacerdote dijo:
—Primero consultemos a Dios.
37Entonces Saúl le preguntó a Dios:
—¿Debemos perseguir a los filisteos? ¿Nos ayudarás a derrotarlos?
Pero Dios no respondió ese día.
38Entonces Saúl les dijo a los líderes:
—¡Algo anda mal! Que vengan aquí todos los comandantes de mi ejército. Debemos descubrir qué pecado se ha cometido hoy. 39Juro por el nombre del Señor, quien rescató a Israel, que el pecador morirá, ¡aun si fuera mi propio hijo Jonatán!
Pero nadie se atrevía a decirle cuál era el problema.
40Entonces Saúl dijo:
—Jonatán y yo nos pondremos aquí, y todos ustedes se pondrán allá.
Y el pueblo respondió a Saúl:
—Lo que mejor te parezca.
41Entonces Saúl oró:
—Oh, Señor, Dios de Israel, por favor, muéstranos quién es culpable y quién es inocente.
Entonces hicieron un sorteo sagrado, y Jonatán y Saúl fueron señalados como los culpables, y los demás declarados inocentes.
42Después dijo Saúl:
—Ahora hagan otro sorteo para señalar si es Jonatán o soy yo.
Entonces, Jonatán fue indicado como el culpable.
43—Dime lo que has hecho —le preguntó Saúl a Jonatán.
—Probé un poco de miel —admitió Jonatán—. Fue solo un poco en la punta de mi vara. ¿Merece eso la muerte?
44—Sí, Jonatán —dijo Saúl—, ¡debes morir! Que Dios me castigue e incluso me mate si no mueres por esto.
45Pero la gente intervino y le dijo a Saúl:
—Jonatán ganó esta gran victoria para Israel. ¿Debe morir? ¡De ningún modo! Tan cierto como que el Señor vive, que ni un solo cabello de su cabeza será tocado, porque hoy Dios lo ayudó a hacer esta gran proeza.
De modo que la gente salvó a Jonatán de la muerte.
46Entonces Saúl llamó a su ejército y no persiguieron más a los filisteos, y los filisteos volvieron a sus casas.
Victorias militares de Saúl
47Cuando Saúl aseguró su posición de rey sobre Israel, peleó contra sus enemigos en todas las direcciones: contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Soba y los filisteos. Y dondequiera que iba, obtenía la victoria. 48Realizó grandes proezas y conquistó a los amalecitas y así salvó a Israel de todos aquellos que lo habían saqueado.
49Los hijos de Saúl eran Jonatán, Is-boset y Malquisúa. También tuvo dos hijas, Merab, la mayor, y Mical. 50La esposa de Saúl era Ahinoam, la hija de Ahimaas. El comandante del ejército de Saúl era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. 51Cis, el padre de Saúl, y Ner, el padre de Abner, eran hijos de Abiel.
52Los israelitas pelearon constantemente con los filisteos durante toda la vida de Saúl. Así que cada vez que Saúl veía a un joven fuerte y valiente, lo reclutaba en su ejército.

 

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Juan 7:30-53

30Entonces los líderes trataron de arrestarlo, pero nadie le puso las manos encima, porque aún no había llegado su momento.
31De las multitudes presentes en el templo, muchos creyeron en él. «Después de todo —decían—, ¿acaso esperan que el Mesías haga más señales milagrosas que las que hizo este hombre?».
32Cuando los fariseos se enteraron de lo que las multitudes andaban murmurando, ellos y los principales sacerdotes enviaron guardias del templo para arrestar a Jesús. 33Entonces Jesús les dijo: «Voy a estar con ustedes solo un poco más de tiempo, luego volveré al que me envió. 34Ustedes me buscarán pero no me encontrarán; y no pueden ir adonde yo voy».
35Desconcertados por esas palabras, los líderes judíos se preguntaban: «¿Adónde pensará ir? ¿Estará pensando salir del país e ir a los judíos dispersos en otras tierras? ¡Tal vez hasta les enseñe a los griegos! 36¿A qué se refiere cuando dice: “Me buscarán pero no me encontrarán” y “no pueden ir adonde yo voy”?».
Jesús promete agua viva
37El último día del festival, el más importante, Jesús se puso de pie y gritó a la multitud: «¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! 38¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”». 39(Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a todo el que creyera en él; pero el Espíritu aún no había sido dado,porque Jesús todavía no había entrado en su gloria).
División e incredulidad
40Algunos de la multitud, al oír lo que Jesús decía, afirmaron: «Seguramente este hombre es el Profeta que estábamos esperando». 41Otros decían: «Es el Mesías». Pero otros expresaban: «¡No puede ser! ¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? 42Pues las Escrituras dicen claramente que el Mesías nacerá del linaje real de David, en Belén, la aldea donde nació el rey David». 43Así que hubo división entre la multitud a causa de él. 44Algunos querían que lo arrestaran, pero nadie le puso las manos encima.
45Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron:
—¿Por qué no lo trajeron?
46—¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! —contestaron los guardias.
47—¿También ustedes se han dejado engañar? —se burlaron los fariseos—. 48¿Habrá siquiera uno de nosotros, gobernantes o fariseos, que crea en él?49Esa multitud tonta que lo sigue es ignorante de la ley, ¡está bajo la maldición de Dios!
50Entonces tomó la palabra Nicodemo, el líder que había ido a ver a Jesús:
51—¿Es legal condenar a un hombre antes de darle la oportunidad de defenderse? —preguntó.
52—¿También tú eres de Galilea? —contestaron ellos—. Estudia las Escrituras y compruébalo tú mismo: jamás ha salido un profeta de Galilea.
53Así terminó la reunión, y cada uno se volvió a su casa.

 

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Salmo 109

Para el director del coro: salmo de David.

1Oh Dios, a quien alabo,
no te quedes distante y callado
2mientras los perversos me calumnian
y dicen mentiras acerca de mí.
3Me rodean con palabras de odio
y sin razón pelean contra mí.
4Yo los amo, pero ellos tratan de destruirme con acusaciones,
¡incluso mientras oro por ellos!
5Me devuelven mal por bien
y odio a cambio de mi amor.
6Dicen: «Consigan a un malvado para que se ponga en su contra;
envíen a un acusador para que lo lleve a juicio.
7Cuando llegue el momento de juzgar su caso,
que lo declaren culpable.
Tomen como pecados sus oraciones.
8Que sean pocos sus años;
que otro tome su lugar.
9Que sus hijos queden huérfanos de padre,
y su esposa quede viuda.
10Que sus hijos vaguen como mendigos
y que los echen de sus hogares destruidos.
11Que los acreedores se apoderen de toda su propiedad,
y que los extraños se lleven todo lo que ha ganado.
12Que nadie sea amable con él;
que ninguno tenga piedad de sus hijos sin padre.
13Que toda su descendencia muera;
que el nombre de su familia quede borrado en una sola generación.
14Que el Señor jamás olvide los pecados de su padre;
que los pecados de su madre nunca se borren de los registros.
15Que el Señor siempre recuerde estos pecados,
y que su nombre desaparezca de la memoria humana.
16Pues rehusó mostrar bondad a los demás;
persiguió al pobre y al necesitado,
y acosó hasta la muerte a los de corazón quebrantado.
17Le encantaba maldecir a otros;
ahora, maldícelo tú a él.
Jamás bendijo a nadie;
ahora, no lo bendigas a él.
18Maldecir le resulta tan natural como la ropa que usa,
o el agua que bebe
o los alimentos deliciosos que come.
19Ahora, que sus maldiciones se vuelvan en su contra y se le peguen como la ropa;
que le aprieten como un cinturón».
20Que esas maldiciones sean el castigo del Señor
para los acusadores que hablan mal de mí.
21Pero a mí trátame bien, Señor Soberano,
¡por el honor de tu propia fama!
Rescátame
porque eres tan fiel y tan bueno.
22Pues soy pobre y estoy necesitado,
y mi corazón está lleno de dolor.
23Me desvanezco como una sombra al anochecer;
me quitan de encima como una langosta.
24Mis rodillas están débiles de tanto ayunar
y estoy reducido a piel y huesos.
25Soy objeto de burla para la gente;
cuando me ven, menean la cabeza en señal de desprecio.
26¡Ayúdame, Señor mi Dios!
Sálvame a causa de tu amor inagotable.
27Haz que vean que esto proviene de ti,
que tú mismo lo has hecho, Señor.
28Entonces que me maldigan si quieren,
¡pero tú me bendecirás!
Cuando me ataquen, ¡serán deshonrados!
¡Pero yo, tu siervo, seguiré alegrándome!
29Que mis acusadores se vistan de vergüenza;
que la humillación los cubra como un manto.
30Pero yo daré gracias al Señor una y otra vez,
lo alabaré ante todo el mundo.
31Pues él está junto al necesitado,
listo para salvarlo de quienes lo condenan.

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