27 de Octubre
 

<

 

>

Salmo 94

 

Jeremías 51:1-53

1Esto dice el Señor:
«Incitaré a un destructor contra Babilonia
y contra la gente de Babilonia.
2Vendrán extranjeros y la aventarán,
la soplarán como si fuera paja.
Vendrán de todos lados
para levantarse contra ella en su día de tribulación.
3No dejen que los arqueros se pongan sus armaduras
ni que tensen sus arcos.
¡No perdonen la vida ni siquiera a sus mejores soldados!
Que su ejército sea completamente destruido.
4Caerán muertos en la tierra de los babilonios,
acuchillados en sus calles.
5Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales
no ha abandonado a Israel ni a Judá.
Todavía es su Dios,
aunque su tierra se llenó de pecado
contra el Santo de Israel».
6¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvense a sí mismos!
¡No queden atrapados en su castigo!
Es el tiempo de la venganza del Señor,
él le dará su merecido.
7Babilonia ha sido como copa de oro en las manos del Señor,
copa que hizo emborrachar a todo el mundo.
Las naciones bebieron del vino de Babilonia
y se enloquecieron.
8Pero repentinamente, cayó también Babilonia.
Lloren por ella.
Denle medicina,
quizá todavía pueda sanarse.
9La habríamos ayudado si hubiéramos podido,
pero ya nada se puede hacer por ella.
Déjenla ir; abandónenla.
Regresen ahora a su propio país.
Pues su castigo llega hasta los cielos;
es tan grande que no se puede medir.
10El Señor nos ha hecho justicia.
Vengan, anunciemos en Jerusalén
todo lo que hizo el Señor nuestro Dios.
11¡Afilen las flechas!
¡Alcen los escudos!
Pues el Señor ha incitado a los reyes de Media
a que marchen contra Babilonia y la destruyan.
Esta es su venganza contra los que
profanaron su templo.
12¡Levanten la bandera de guerra contra Babilonia!
Refuercen la guardia y pongan centinelas.
Preparen la emboscada
porque el Señor llevará a cabo todos sus planes contra Babilonia.
13Tú eres una ciudad junto a un gran río,
un gran centro comercial,
pero tu fin ha llegado.
Se cortó el hilo de tu vida.
14El Señor de los Ejércitos Celestiales hizo este voto
y lo juró por su propio nombre:
«Tus ciudades se llenarán de enemigos,
como campos plagados de langostas,
y cantarán victoria sobre ti».
Himno de alabanza al Señor
15El Señor hizo la tierra con su poder
y la preserva con su sabiduría.
Con su propia inteligencia
desplegó los cielos.
16Cuando habla en los truenos
los cielos se llenan de agua.
Él hace que las nubes se levanten sobre la tierra.
Envía el relámpago junto con la lluvia
y suelta el viento de sus depósitos.
17¡Toda la raza humana es necia y le falta conocimiento!
Los artesanos quedan deshonrados por los ídolos que hacen,
porque sus obras hechas con tanto esmero son un fraude.
Estos ídolos no tienen ni aliento ni poder.
18Los ídolos son inútiles; ¡son mentiras ridículas!
En el día del juicio todos serán destruidos.
19¡Pero el Dios de Israel no es ningún ídolo!
Él es el Creador de todo lo que existe,
incluido su pueblo, su posesión más preciada.
¡El Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
Gran castigo de Babilonia
20«Tú eres mi hacha de guerra y mi espada
—dice el Señor—.
Contigo destrozaré naciones
y destruiré muchos reinos.
21Contigo destrozaré ejércitos,
destruiré al caballo y al jinete,
al carro de guerra y al conductor.
22Contigo destrozaré a hombres y a mujeres,
a ancianos y a niños,
a jóvenes y a doncellas.
23Contigo destrozaré a pastores y rebaños,
a campesinos y bueyes,
a capitanes y a oficiales.
24»Le daré a Babilonia y a sus habitantes
el pago que se merecen
por todo el mal que le hizo
a mi pueblo en Jerusalén», dice el Señor.
25«¡Mira, oh poderosa montaña, destructora de la tierra!
Yo soy tu enemigo —dice el Señor—.
Levantaré mi puño contra ti,
para derribarte desde las cumbres.
Cuando termine contigo
no serás más que un montón de escombros quemados.
26Para siempre quedarás desolada;
aun tus piedras no volverán a usarse para construir.
Te aniquilarán por completo»,
dice el Señor.
27Levanten una bandera de señales a las naciones.
¡Hagan sonar el grito de guerra!
Movilicen a todas contra Babilonia.
¡Prepárenlas para luchar contra ella!
Convoquen a los ejércitos de Ararat, Mini y Asquenaz.
¡Nombren a un comandante
y traigan una multitud de caballos como una nube de langostas!
28Levanten contra ella a los ejércitos de las naciones
dirigidos por los reyes de Media
y por todos sus capitanes y oficiales.
29La tierra tiembla y se retuerce de dolor,
porque todos los planes del Señorcontra Babilonia no han cambiado.
Babilonia quedará desolada, sin un solo habitante.
30Sus guerreros más poderosos ya no luchan más.
Permanecen en sus cuarteles, sin valentía;
se volvieron como mujeres.
Los invasores quemaron las casas
y derribaron las puertas de la ciudad.
31Las noticias se transmiten de un mensajero al otro,
al paso que los mensajeros se apuran a avisarle al rey
que la ciudad ha sido tomada.
32Se han cortado todas las rutas de fuga.
Los pantanos están en llamas
y el ejército se llenó de pánico.
33Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales,
Dios de Israel:
«Babilonia es como el trigo en el campo de trillar
a punto de ser pisoteado.
Dentro de poco,
comenzará la cosecha».
34«Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos devoró, nos aplastó
y nos dejó sin fuerzas.
Nos tragó como un gran monstruo
y llenó su barriga con nuestras riquezas.
Nos echó de nuestro propio país.
35Hagan que Babilonia sufra como nos hizo sufrir a nosotros
—dice la gente de Sión—.
Hagan que el pueblo de Babilonia pague por derramar nuestra sangre»,
dice Jerusalén.
Venganza del Señor sobre Babilonia
36Esto dice el Señor a Jerusalén:
«Yo seré tu abogado para defender tu causa
y te vengaré.
Secaré su río,
tal como sus fuentes de agua,
37y Babilonia se convertirá en un montón de ruinas,
frecuentada por chacales.
Será objeto de horror y menosprecio,
un lugar donde no vive nadie.
38Sus habitantes rugirán juntos como leones fuertes;
gruñirán como cachorros de león.
39Y mientras estén sonrojados por el vino,
les prepararé otra clase de banquete.
Los haré beber hasta que se duerman
y nunca se despertarán
—dice el Señor—.
40Los llevaré
como a corderos al matadero,
como a carneros y chivos para el sacrificio.
41»¡Cómo ha caído Babilonia,
la gran Babilonia, aclamada en toda la tierra!
Ahora se ha convertido en objeto de horror
entre las naciones.
42El mar ha subido sobre Babilonia;
está cubierta por las violentas olas.
43Sus ciudades ahora quedan en ruinas;
es una árida tierra baldía
donde no vive nadie, ni nadie pasa por allí.
44Entonces yo castigaré a Bel, el dios de Babilonia,
y haré que vomite todo lo que se comió.
Nunca más las naciones vendrán a rendirle culto.
¡La muralla de Babilonia ha caído!
Mensaje a los desterrados
45»Sal, pueblo mío, huye de Babilonia.
¡Sálvense! Huyan del terrible enojo del Señor.
46Pero no tengan pánico ni temor
cuando oigan los primeros rumores de que se acercan los soldados.
Pues los rumores seguirán llegando año tras año.
Estallará la violencia en la tierra
en tanto los líderes se peleen unos contra otros.
47Pues ciertamente se acerca la hora
cuando castigaré a esta gran ciudad y a todos sus ídolos.
Toda su tierra será avergonzada,
y sus muertos caerán en las calles.
48Entonces los cielos y la tierra se alegrarán,
porque del norte los ejércitos destructores
vendrán contra Babilonia —dice el Señor—.
49Así como Babilonia mató a la gente de Israel
y a la gente de otros pueblos por todo el mundo,
así mismo debe morir su gente.
50¡Váyanse, todos ustedes que escaparon de la espada!
¡No se detengan para mirar, huyan mientras puedan!
Recuerden al Señor, aunque estén en una tierra lejana,
y piensen en su hogar en Jerusalén».
51«Estamos avergonzados —dicen los del pueblo—.
Estamos ofendidos y en desgracia
porque extranjeros profanaron
el templo del Señor».
52«Sí —dice el Señor—, pero se acerca la hora
en que destruiré los ídolos de Babilonia.
Los quejidos de la gente herida
se oirán por toda la tierra.
53Aunque Babilonia llegue tan alto como los cielos
y haga sus fortificaciones increíblemente resistentes,
aun así yo enviaré enemigos para que la saqueen.
¡Yo, el Señor, he hablado!

 

.IR ARRIBA

Tito 2

Fomenta la enseñanza correcta
1Tito, en cuanto a ti, fomenta la clase de vida que refleje la sana enseñanza. 2Enseña a los hombres mayores a ejercitar el control propio, a ser dignos de respeto y a vivir sabiamente. Deben tener una fe sólida y estar llenos de amor y paciencia.
3De manera similar, enseña a las mujeres mayores a vivir de una manera que honre a Dios. No deben calumniar a nadie ni emborracharse. En cambio, deberían enseñarles a otros lo que es bueno. 4Esas mujeres mayores tienen que instruir a las más jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, 5a vivir sabiamente y a ser puras, a trabajar en su hogar, a hacer el bien y a someterse a sus esposos. Entonces no deshonrarán la palabra de Dios.
6Del mismo modo, anima a los hombres jóvenes a vivir sabiamente. 7Y sé tú mismo un ejemplo para ellos al hacer todo tipo de buenas acciones. Que todo lo que hagas refleje la integridad y la seriedad de tu enseñanza. 8Enseña la verdad, para que no puedan criticar tu enseñanza. Entonces los que se nos oponen quedarán avergonzados y no tendrán nada malo que decir de nosotros.
9Los esclavos siempre deben obedecer a sus amos y hacer todo lo posible por agradarlos. No deben ser respondones 10ni robar, sino demostrar que son buenos y absolutamente dignos de confianza. Entonces harán que la enseñanza acerca de Dios nuestro Salvador sea atractiva en todos los sentidos.
11Pues la gracia de Dios ya ha sido revelada, la cual trae salvación a todas las personas. 12Y se nos instruye a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios, 13mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14Él dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones.
15Debes enseñar estas cosas y alentar a los creyentes a que las hagan. Tienes la autoridad para corregirlos cuando sea necesario, así que no permitas que nadie ignore lo que dices.
 

 

IR ARRIBA

Salmo 94

1Oh Señor, Dios de venganza,
oh Dios de venganza, ¡haz que tu gloriosa justicia resplandezca!
2Levántate, oh juez de la tierra;
dales su merecido a los orgullosos.
3¿Hasta cuándo, Señor?
¿Hasta cuándo los perversos tendrán permiso para regodearse?
4¿Hasta cuándo hablarán con arrogancia?
¿Hasta cuándo se jactarán estos malvados?
5Aplastan a tu pueblo, Señor,
lastiman a los que llamas tuyos.
6Matan a las viudas y a los extranjeros,
y asesinan a los huérfanos.
7«El Señor no está mirando —dicen—,
y además, al Dios de Israel no le importa».
8¡Piénsenlo mejor, necios!
¿Cuándo por fin se darán cuenta?
9El que les hizo los oídos, ¿acaso es sordo?
El que les formó los ojos, ¿acaso es ciego?
10Él castiga a las naciones, ¿acaso no los castigará a ustedes?
Él todo lo sabe, ¿acaso no sabe también lo que ustedes hacen?
11El Señor conoce los pensamientos de la gente;
¡sabe que no valen nada!
12Felices aquellos a quienes tú disciplinas, Señor,
aquellos a los que les enseñas tus instrucciones.
13Los alivias en tiempos difíciles
hasta que se cave un pozo para capturar a los malvados.
14El Señor no rechazará a su pueblo,
no abandonará a su posesión más preciada.
15El juicio volverá a basarse en la justicia,
y los de corazón íntegro la procurarán.
16¿Quién me protegerá de los perversos?
¿Quién me defenderá de los malvados?
17Si el Señor no me hubiera ayudado,
pronto me habría quedado en el silencio de la tumba.
18Clamé: «¡Me resbalo!»,
pero tu amor inagotable, oh Señor, me sostuvo.
19Cuando mi mente se llenó de dudas,
tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.
20¿Acaso pueden los líderes injustos afirmar que Dios está de su lado,
los líderes cuyos decretos permiten la injusticia?
21Se unen contra los justos
y condenan a muerte a los inocentes.
22Pero el Señor es mi fortaleza;
mi Dios es la roca poderosa donde me escondo.
23Dios hará que los pecados de los malvados se tornen contra ellos;
los destruirá por sus pecados.
El Señor nuestro Dios los destruirá.

 

 

<

>

 

Compartir

 

Iglesia Cristiana Centro de Restauración · ICCR · Florencio Varela · Argentina · +54 (011) 4287 4106 · contacto@iglesiarestauracion.com.ar