25 de Octubre
 

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Salmos 90 y 91

 

Jeremías 48

Mensaje acerca de Moab
1Este es el mensaje que se dio con relación a Moab. Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel:
«Qué aflicción le espera a la ciudad de Nebo;
pronto quedará en ruinas.
La ciudad de Quiriataim será humillada y conquistada;
la fortaleza será humillada y derribada.
2Ya nunca más nadie se jactará de Moab,
porque en Hesbón hay un complot para destruirla.
“Vengan —dicen—, haremos que nunca más sea una nación”.
La ciudad de Madmena también será silenciada;
la espada te seguirá allí.
3Oigan los gritos que vienen de Horonaim,
gritos de devastación y gran destrucción.
4Toda Moab está destruida;
sus pequeños clamarán.
5Sus refugiados lloran amargamente
mientras escalan las colinas de Luhit.
Gritan de terror,
mientras bajan la ladera a Horonaim.
6¡Huyan por su vida!
¡Escóndanse en el desierto!
7Puesto que ustedes confiaron en sus riquezas y habilidades,
serán tomados cautivos.
¡Su dios Quemos, con sus sacerdotes y funcionarios,
serán llevados a tierras distantes!
8»Todas las ciudades serán destruidas
y nadie escapará,
ni en las mesetas ni en los valles,
porque el Señor así lo ha dicho.
9Oh si Moab tuviera alas
para que volara lejos,
porque sus ciudades quedarán abandonadas
y nadie vivirá en ellas.
10¡Malditos los que se rehúsen a hacer el trabajo del Señor,
los que retengan la espada del derramamiento de sangre!
11»Desde sus comienzos Moab ha vivido en paz,
nunca ha ido al destierro.
Es como el vino que se ha dejado reposar.
No ha sido vertida de botella en botella,
por eso es fragante y suave.
12Pero pronto se acerca el día —dice el Señor—,
cuando enviaré hombres que la viertan de su vasija.
¡Verterán a Moab
y luego destrozarán la vasija!
13Por fin Moab se avergonzará de su ídolo Quemos,
como el pueblo de Israel se avergonzó de su becerro de oro en Betel.
14»Ustedes solían jactarse: “Nosotros somos héroes,
hombres valientes de guerra”.
15Sin embargo, ahora Moab será destruida junto con sus ciudades.
Sus jóvenes más prometedores son condenados a la masacre,
—dice el Rey, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
16Pronto se acerca la destrucción de Moab;
se avecina una calamidad amenazante.
17¡Amigos de Moab,
lloren y lamenten por esta nación!
¡Miren cómo se ha quebrado el cetro fuerte,
y se ha hecho pedazos el hermoso bastón!
18»Bájense de su gloria
y siéntense en el polvo, gente de Dibón,
porque los que destruyan a Moab también harán pedazos a Dibón.
Ellos derribarán todas sus torres.
19Habitantes de Aroer,
párense junto al camino y observen.
Griten a los que huyen de Moab:
“¿Qué sucedió allí?”.
20»Y la contestación que reciben es:
“¡Moab queda en ruinas, deshonrada;
lloren y giman!
Anúncienlo en las orillas del río Arnón:
¡Moab ha sido destruida!”.
21Se derramó el juicio sobre las ciudades de la meseta,
sobre Holón, Jaza y Mefaat,
22sobre Dibón, Nebo y Bet-deblataim,
23sobre Quiriataim, Bet-gamul y Bet-meón,
24sobre Queriot y Bosra,
todas las ciudades de Moab, lejanas y cercanas.
25»El poder de Moab ha llegado a su fin.
Su brazo ha sido quebrado —dice el Señor—.
26Dejen que se tambalee y caiga como un borracho,
porque se ha rebelado contra el Señor.
Moab se revolcará en su propio vómito
y será ridiculizada por todos.
27¿No ridiculizaste tú a los israelitas?
¿Fueron ellos acaso sorprendidos en compañía de ladrones
para que tú los desprecies como lo haces?
28»Ustedes, habitantes de Moab,
huyan de sus ciudades y vivan en cuevas.
Escóndanse como palomas que anidan
en las hendiduras de las rocas.
29Todos hemos oído de la soberbia de Moab,
porque su orgullo es muy grande.
Sabemos de su orgullo altanero,
de su arrogancia y de su corazón altivo.
30Yo conozco su insolencia
—dice el Señor—,
pero sus alardes están vacíos,
tan vacíos como sus hechos.
31Así que ahora gimo por Moab,
de veras, me lamentaré por Moab.
Mi corazón está quebrantado por los hombres de Kir-hareset.
32»Pueblo de Sibma, rico en viñedos,
lloraré por ti aún más de lo que lloré por Jazer.
Tus extensas vides en otro tiempo llegaban hasta el mar Muerto,
¡pero el destructor te ha dejado desnudo
y cosechó tus uvas y frutos de verano!
33El gozo y la alegría desaparecieron de la fructífera Moab;
los lagares no producen vino.
Nadie pisa las uvas dando gritos de alegría.
Hay gritos, sí, pero no de alegría.
34»En cambio, se pueden oír terribles gritos de terror desde Hesbón hasta Eleale y Jahaza; desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-selisiya. Incluso las aguas de Nimrim ya están secas.
35»Acabaré con Moab —dice el Señor—, porque la gente ofrece sacrificios en los altares paganos y quema incienso a sus dioses falsos.36Mi corazón gime como una flauta por Moab y Kir-hareset porque ha desaparecido toda su riqueza. 37La gente se rapa la cabeza y se afeita la barba en señal de luto. Se hacen cortaduras en las manos y se ponen ropa de tela áspera. 38Hay llanto y dolor en cada hogar moabita y en cada calle. Pues hice pedazos a Moab como a una vasija vieja y despreciada.39¡Cómo quedó hecha añicos! ¡Escuchen los lamentos! ¡Miren la vergüenza de Moab! Se ha vuelto objeto de burla, ejemplo de ruina para todos sus vecinos».
40Esto dice el Señor:
«¡Miren! El enemigo cae en picada como un águila,
desplegando sus alas sobre Moab.
41Sus ciudades caerán
y sus fortalezas serán tomadas.
Aun los guerreros más poderosos
estarán en agonía como mujeres en trabajo de parto.
42Moab ya no será más una nación
porque se jactó ante el Señor.
43»Terror, trampas y redes serán tu suerte,
oh Moab —dice el Señor—.
44Los que huyan en terror caerán en una trampa,
y los que escapen de la trampa serán apresados por una red.
Me aseguraré de que no escapes
porque ha llegado el tiempo de tu juicio
—dice el Señor—.
45Los habitantes huyen hasta Hesbón
pero no pueden continuar
porque sale fuego de Hesbón,
la antigua casa de Sehón,
fuego que devora toda la tierra
junto con toda su gente rebelde.
46»¡Oh Moab, ellos lloran por ti!
¡El pueblo del dios Quemos queda destruido!
Tus hijos y tus hijas fueron llevados cautivos.
47Pero en los días venideros
restableceré el bienestar de Moab.
¡Yo, el Señor, he hablado!».
Aquí termina la profecía de Jeremías acerca de Moab.

 

Jeremías 49:1-22

Mensaje acerca de Amón
1Este es el mensaje que se dio sobre los amonitas. Esto dice el Señor:
«¿No hay descendientes de Israel
para que hereden la tierra de Gad?
¿Por qué ustedes, adoradores de Moloc,
habitan en sus ciudades?
2En los días futuros —dice el Señor—,
haré sonar el grito de guerra contra la ciudad de Rabá.
Se convertirá en un montón de escombros
y las ciudades vecinas serán quemadas.
Entonces Israel volverá a tomar
la tierra que ustedes le quitaron —dice el Señor—.
3Clama, oh Hesbón,
porque la ciudad de Hai quedó destruida.
¡Lloren, oh habitantes de Rabá!
Pónganse ropa de luto.
Lloren y giman, escondidos detrás de los arbustos,
porque su dios Moloc será llevado a tierras lejanas
junto con sus sacerdotes y funcionarios.
4Estás orgullosa de tus fértiles valles, hija rebelde,
pero pronto se convertirán en ruinas.
Confiaste en tus riquezas
y pensaste que nadie podría hacerte daño.
5¡Pero mira! Yo traeré terror sobre ti
—dice el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
Tus vecinos te expulsarán de tu tierra
y nadie ayudará a tus desterrados cuando huyan.
6Sin embargo, yo restableceré el bienestar de los amonitas
en los días venideros.
Yo, el Señor, he hablado».
Mensajes acerca de Edom
7Este es el mensaje que se dio acerca de Edom. Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:
«¿No hay sabiduría en Temán?
¿No queda nadie que pueda dar sabios consejos?
8¡Dense la vuelta y huyan!
¡Escóndanse en cuevas profundas, habitantes de Dedán!
Pues cuando yo traiga desastre sobre Edom,
¡a ti también te castigaré!
9Los que cosechan uvas
siempre dejan algunas para los pobres.
Si de noche vinieran los ladrones
ni ellos se llevarían todo;
10pero yo despojaré la tierra de Edom
y no habrá lugar dónde esconderse.
Sus hijos, hermanos y vecinos
serán todos destruidos,
y Edom no existirá más.
11Pero protegeré a los huérfanos que queden entre ustedes.
También sus viudas pueden contar con mi ayuda».
12Así dice el Señor: «Si el inocente debe sufrir, ¡cuanto más tú! ¡No quedarás sin castigo! ¡Debes beber de esta copa de juicio! 13Pues juré por mi propio nombre —dice el Señor—, que Bosra se convertirá en objeto de horror y en un montón de ruinas; se burlarán de ella y la maldecirán. Todas sus ciudades y aldeas quedarán desoladas para siempre».
14He oído un mensaje del Señor.
Se envió un embajador a las naciones para decir:
«¡Formen una coalición contra Edom,
y prepárense para la batalla!».
15El Señor le dice a Edom:
«Te haré pequeña entre las naciones;
todos te despreciarán.
16Has sido engañado por tu propio orgullo
y por el temor que inspirabas en los demás.
Vives en una fortaleza de piedra
y controlas las alturas de las montañas.
Pero aun si haces tu nido con las águilas en las cumbres,
te haré caer estrepitosamente»,
dice el Señor.
17«Edom será objeto de espanto;
todo el que pase por ese lugar quedará horrorizado
y dará un grito de asombro por la destrucción que verá allí.
18Será como la destrucción de Sodoma, Gomorra
y sus ciudades vecinas —dice el Señor—.
Nadie vivirá allí;
nadie la habitará.
19Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán
y atacaré a las ovejas en los pastos.
Echaré a Edom de su tierra,
y nombraré al líder que yo escoja.
Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme?
¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?».
20Escuchen los planes que tiene el Señor contra Edom
y contra la gente de Temán.
Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas
y sus casas serán destruidas.
21La tierra temblará con el ruido de la caída de Edom
y su grito de desesperación se oirá hasta el mar Rojo.
22¡Mira! El enemigo cae en picada como un águila,
desplegando sus alas sobre Bosra.
Aun los guerreros más poderosos estarán en agonía
como mujer en trabajo de parto.

 

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2ª Timoteo 4

1En presencia de Dios y de Cristo Jesús —quien un día juzgará a los vivos y a los muertos cuando venga para establecer su reino— te pido encarecidamente: 2predica la palabra de Dios. Mantente preparado, sea o no el tiempo oportuno. Corrige, reprende y anima a tu gente con paciencia y buena enseñanza.
3Llegará el tiempo en que la gente no escuchará más la sólida y sana enseñanza. Seguirán sus propios deseos y buscarán maestros que les digan lo que sus oídos se mueren por oír. 4Rechazarán la verdad e irán tras de mitos.
5Pero tú debes mantener la mente clara en toda situación. No tengas miedo de sufrir por el Señor. Ocúpate en decirles a otros la Buena Noticia y lleva a cabo todo el ministerio que Dios te dio.
6En cuanto a mí, mi vida ya fue derramada como una ofrenda a Dios. Se acerca el tiempo de mi muerte. 7He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. 8Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida.
Palabras finales de Pablo
9Timoteo, por favor, ven lo más pronto posible.10Demas me abandonó porque ama las cosas de esta vida y se fue a Tesalónica. Crescente se fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. 11Solo Lucas está conmigo. Trae a Marcos contigo cuando vengas, porque me será de ayuda en mi ministerio. 12A Tíquico lo envié a Éfeso.13Cuando vengas, no te olvides de traer el abrigo que dejé con Carpo en Troas. Tráeme también mis libros y especialmente mis pergaminos.
14Alejandro —el que trabaja el cobre— me hizo mucho daño, pero el Señor lo juzgará por lo que ha hecho. 15Cuídate de él, porque se opuso firmemente a todo lo que dijimos.
16La primera vez que fui llevado ante el juez, nadie me acompañó. Todos me abandonaron; que no se lo tomen en cuenta.17Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, a fin de que yo pudiera predicar la Buena Noticia en toda su plenitud, para que todos los gentiles la oyeran. Y él me libró de una muerte segura. 18Así es, y el Señor me librará de todo ataque maligno y me llevará a salvo a su reino celestial. ¡A Dios sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.
Saludos finales de Pablo
19Dales mis saludos a Priscila y a Aquila, y a los que viven en la casa de Onesíforo. 20Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto.
21Haz todo lo posible por llegar aquí antes del invierno. Eubulo te envía saludos, al igual que Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
22Que el Señor esté con tu espíritu, y que su gracia sea con todos ustedes.
 

 

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Salmo 90

Libro Cuarto (Salmos 90–106)

Oración de Moisés, hombre de Dios.
1Señor, a lo largo de todas las generaciones,
¡tú has sido nuestro hogar!
2Antes de que nacieran las montañas,
antes de que dieras vida a la tierra y al mundo,
desde el principio y hasta el fin, tú eres Dios.
3Haces que la gente vuelva al polvo con solo decir:
«¡Vuelvan al polvo, ustedes, mortales!».
4Para ti, mil años son como un día pasajero,
tan breves como unas horas de la noche.
5Arrasas a las personas como si fueran sueños que desaparecen.
Son como la hierba que brota en la mañana.
6Por la mañana se abre y florece,
pero al anochecer está seca y marchita.
7Nos marchitamos bajo tu enojo;
tu furia nos abruma.
8Despliegas nuestros pecados delante de ti
—nuestros pecados secretos— y los ves todos.
9Vivimos la vida bajo tu ira,
y terminamos nuestros años con un gemido.
10¡Setenta son los años que se nos conceden!
Algunos incluso llegan a ochenta.
Pero hasta los mejores años se llenan de dolor y de problemas;
pronto desaparecen, y volamos.
11¿Quién puede comprender el poder de tu enojo?
Tu ira es tan imponente como el temor que mereces.
12Enséñanos a entender la brevedad de la vida,
para que crezcamos en sabiduría.
13¡Oh Señor, vuelve a nosotros!
¿Hasta cuándo tardarás?
¡Compadécete de tus siervos!
14Sácianos cada mañana con tu amor inagotable,
para que cantemos de alegría hasta el final de nuestra vida.
15¡Danos alegría en proporción a nuestro sufrimiento anterior!
Compensa los años malos con bien.
16Permite que tus siervos te veamos obrar otra vez,
que nuestros hijos vean tu gloria.
17Y que el Señor nuestro Dios nos dé su aprobación
y haga que nuestros esfuerzos prosperen;
sí, ¡haz que nuestros esfuerzos prosperen!

 

Salmo 91
1Los que viven al amparo del Altísimo
encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.
2Declaro lo siguiente acerca del Señor:
Solo él es mi refugio, mi lugar seguro;
él es mi Dios y en él confío.
3Te rescatará de toda trampa
y te protegerá de enfermedades mortales.
4Con sus plumas te cubrirá
y con sus alas te dará refugio.
Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.
5No tengas miedo de los terrores de la noche
ni de la flecha que se lanza en el día.
6No temas a la enfermedad que acecha en la oscuridad,
ni a la catástrofe que estalla al mediodía.
7Aunque caigan mil a tu lado,
aunque mueran diez mil a tu alrededor,
esos males no te tocarán.
8Simplemente abre tus ojos
y mira cómo los perversos reciben su merecido.
9Si haces al Señor tu refugio
y al Altísimo tu resguardo,
10ningún mal te conquistará;
ninguna plaga se acercará a tu hogar.
11Pues él ordenará a sus ángeles
que te protejan por donde vayas.
12Te sostendrán con sus manos
para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.
13Pisotearás leones y cobras;
¡aplastarás feroces leones y serpientes bajo tus pies!
14El Señor dice: «Rescataré a los que me aman;
protegeré a los que confían en mi nombre.
15Cuando me llamen, yo les responderé;
estaré con ellos en medio de las dificultades.
Los rescataré y los honraré.
16Los recompensaré con una larga vida
y les daré mi salvación».

 

 

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