24 de Octubre
 

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Salmo 89:38-52

 

Jeremías 44:24-30

24Luego Jeremías les dijo a todos, incluidas las mujeres: «Escuchen este mensaje del Señor, todos ustedes ciudadanos de Judá que viven en Egipto. 25Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Ustedes y sus esposas han dicho: ‘Guardaremos nuestras promesas de quemar incienso y derramar ofrendas líquidas a la reina del cielo’ y por sus hechos han demostrado que hablaban en serio. ¡Así que vayan, cumplan sus promesas y votos a ella!”.
26»Sin embargo, escuchen este mensaje del Señor todos ustedes, los judíos que ahora viven en Egipto: “He jurado por mi gran nombre —dice el Señor— que mi nombre ya no será pronunciado por ningún judío en la tierra de Egipto. Ninguno de ustedes podrá invocar mi nombre ni usar el siguiente juramento: ‘Tan cierto como que el Señor Soberano vive’.27Pues los vigilaré para traerles desastre y no bien. Todos los de Judá que ahora viven en Egipto sufrirán guerra y hambre hasta que todos mueran. 28Solo un pequeño número escapará de morir y regresará a Judá desde Egipto. ¡Entonces todos los que vinieron a Egipto sabrán cuáles palabras son verdad: las mías o las de ellos!
29»”Esta es la prueba que les doy —dice el Señor— de que se cumplirán todas mis amenazas y de que aquí en esta tierra los castigaré”. 30Esto dice el Señor: “Yo entregaré al faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de sus enemigos, quienes desean su muerte, así como entregué al rey Sedequías de Judá en manos de Nabucodonosor de Babilonia”».

 

Jeremías 45

Mensaje para Baruc
1El profeta Jeremías le dio un mensaje a Baruc, hijo de Nerías, en el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, después que Baruc escribió todo lo que Jeremías le había dictado. Le dijo: 2«Baruc, esto te dice el Señor, Dios de Israel: 3“Tú has dicho: ‘¡Estoy repleto de dificultades! ¿No he sufrido ya lo suficiente? ¡Y ahora el Señor ha añadido más! Estoy agotado de tanto gemir y no encuentro descanso’”.
4»Baruc, esto dice el Señor: “Destruiré esta nación que construí; arrancaré lo que planté. 5¿Buscas grandes cosas para ti mismo? ¡No lo hagas! Yo traeré un gran desastre sobre todo este pueblo; pero a ti te daré tu vida como recompensa dondequiera vayas. ¡Yo, el Señor, he hablado!”».

 

Jeremías 46

 

Mensajes para las naciones
1El profeta Jeremías recibió del Señor los siguientes mensajes con relación a las naciones extranjeras.
Mensajes acerca de Egipto
2En el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, se dio este mensaje con relación a Egipto. Fue en ocasión de la batalla de Carquemis cuando Nabucodonosor de Babilonia venció al faraón Necao, rey de Egipto y a su ejército, junto al río Éufrates.
3«¡Preparen sus escudos
y avancen a la batalla!
4Ensillen los caballos,
y monten los sementales.
Tomen sus posiciones
y pónganse los cascos.
Afilen las lanzas
y preparen sus armaduras.
5Pero ¿qué es lo que veo?
El ejército egipcio huye aterrorizado.
Sus hombres de guerra más valientes corren
sin mirar atrás.
A cada paso se llenan de terror
—dice el Señor—.
6El corredor más veloz no puede huir;
los guerreros más poderosos no pueden escapar.
En el norte, junto al río Éufrates
tropiezan y caen.
7»¿Quién es este que se levanta como el Nilo en tiempos de crecida
e inunda toda la tierra?
8Es el ejército egipcio
que inunda toda la tierra,
y se jacta de que cubrirá toda la tierra como un diluvio,
destruyendo ciudades y sus habitantes.
9¡A la carga, caballos y carros de guerra;
ataquen, poderosos guerreros de Egipto!
¡Vengan, todos ustedes aliados de Etiopía, Libia y Lidia
que son hábiles con el escudo y el arco!
10Pues este es el día del Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales,
día para vengarse de sus enemigos.
La espada devorará hasta quedar satisfecha,
¡sí, hasta que se emborrache de la sangre de ustedes!
El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, recibirá hoy un sacrificio
en la tierra del norte, junto al río Éufrates.
11Sube a Galaad en busca de medicina,
¡oh virgen hija de Egipto!
Pero tus muchos tratamientos
no te devolverán la salud.
12Las naciones han oído de tu vergüenza.
La tierra está llena de tus gritos de desesperación.
Tus guerreros más poderosos chocarán unos contra otros
y caerán juntos».
13Entonces el profeta Jeremías recibió del Señor el siguiente mensaje acerca de los planes de Nabucodonosor para atacar Egipto.
14«¡Grítenlo en Egipto!
¡Publíquenlo en las ciudades de Migdol, Menfis y Tafnes!
Movilícense para la batalla,
porque la espada devorará a todos los que están a su alrededor.
15¿Por qué han caído sus guerreros?
No pueden mantenerse de pie porque el Señor los derribó.
16Tropiezan y caen unos sobre otros
y se dicen entre sí:
“Vamos, volvamos a nuestra gente,
a la tierra donde nacimos.
¡Huyamos de la espada del enemigo!”.
17Allí dirán:
“¡El faraón, rey de Egipto, es un bocón
que perdió su oportunidad!”.
18»Tan cierto como que yo vivo —dice el Rey,
cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales—,
¡alguien viene contra Egipto
que es tan alto como el monte Tabor
o como el monte Carmelo junto al mar!
19¡Hagan las maletas! ¡Prepárense para ir al destierro,
ustedes ciudadanos de Egipto!
La ciudad de Menfis será destruida,
quedará sin un solo habitante.
20Egipto es tan hermoso como una joven novilla,
¡pero el tábano del norte ya está en camino!
21Los mercenarios de Egipto se han vuelto como becerros engordados.
Ellos también se darán vuelta y huirán,
porque este es el día del gran desastre para Egipto,
un momento de enorme castigo.
22Egipto huye, silencioso como serpiente que se desliza.
Los soldados invasores avanzan;
se enfrentan a ella con hachas como si fueran leñadores.
23Cortarán a su pueblo como se talan los árboles —dice el Señor—,
porque son más numerosos que las langostas.
24Egipto será humillado,
será entregado en manos de la gente del norte».
25El Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, dice: «Castigaré a Amón, el dios de Tebas y a todos los demás dioses de Egipto. Castigaré a sus gobernantes y al faraón también, y a todos los que confían en él. 26Los entregaré en manos de los que buscan matarlos, al rey Nabucodonosor de Babilonia y a su ejército. Sin embargo, después la tierra se recuperará de los estragos de la guerra. ¡Yo, el Señor, he hablado!
27»Pero no temas, mi siervo Jacob;
no te desalientes, Israel.
Pues los traeré de regreso a casa desde tierras lejanas,
y tus hijos regresarán del destierro.
Israel regresará a vivir en paz y tranquilidad,
y nadie los atemorizará.
28No temas, mi siervo Jacob,
porque yo estoy contigo —dice el Señor—.
Destruiré por completo a las naciones donde te envié al destierro,
pero no te destruiré a ti por completo.
Te disciplinaré, pero con justicia;
no puedo dejarte sin castigo».

 

Jeremías 47

 

Mensaje acerca de Filistea
1Este es el mensaje que el profeta Jeremías recibió del Señor acerca de los filisteos de Gaza, antes de que la ciudad fuera conquistada por el ejército egipcio. 2Esto dice el Señor:
«Del norte viene un diluvio
que inundará la tierra.
Destruirá la tierra y todo lo que hay en ella,
tanto las ciudades como sus habitantes.
La gente gritará de terror,
y todos en la tierra gemirán.
3Escuchen el ruido de los cascos de los caballos
y el estruendo de las ruedas de los carros de guerra al pasar.
Los padres aterrorizados corren desesperados,
ni siquiera miran hacia atrás para ver a sus hijos indefensos.
4»Ha llegado el momento de destruir a los filisteos,
junto con sus aliados de Tiro y Sidón.
Sí, el Señor está destruyendo a los pocos que quedan de los filisteos,
a esos colonos de la isla de Creta.
5Gaza será humillada, su cabeza rapada;
Ascalón quedará en silencio.
Ustedes, los que quedan de las costas mediterráneas,
¿hasta cuándo se lamentarán y harán duelo?
6»¡Oh espada del Señor!
¿Cuándo volverás a descansar?
Vuelve a tu vaina;
descansa y mantente quieta.
7»¿Pero cómo se mantendrá quieta
cuando el Señor la ha enviado en una misión?
Pues la ciudad de Ascalón
y el pueblo que vive junto al mar
deben ser destruidos».

 

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2ª Timoteo 2:22-26

22Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro.
23Te repito: no te metas en discusiones necias y sin sentido que solo inician pleitos. 24Un siervo del Señor no debe andar peleando, sino que debe ser bondadoso con todos, capaz de enseñar y paciente con las personas difíciles. 25Instruye con ternura a los que se oponen a la verdad. Tal vez Dios les cambie el corazón, y aprendan la verdad. 26Entonces entrarán en razón y escaparán de la trampa del diablo. Pues él los ha tenido cautivos, para que hagan lo que él quiere.

2ª Timoteo 3

Peligros de los últimos días
1Timoteo, es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. 2Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. 3No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno.4Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. 5Actuarán como religiosos pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. ¡Aléjate de esa clase de individuos!
6Pues son de los que se las ingenian para meterse en las casas de otros y ganarse la confianza de mujeres vulnerables que cargan con la culpa del pecado y están dominadas por todo tipo de deseos. 7(Dichas mujeres siempre van detrás de nuevas enseñanzas pero jamás logran entender la verdad). 8Estos «maestros» se oponen a la verdad, tal como Janes y Jambres se opusieron a Moisés. Tienen la mente depravada, y una fe falsa; 9pero no se saldrán con la suya por mucho tiempo. Algún día, todos se darán cuenta de lo tontos que son, tal como pasó con Janes y Jambres.
Encargo de Pablo a Timoteo
10Pero tú, Timoteo, sabes muy bien lo que yo enseño y cómo vivo y cuál es el propósito de mi vida. También conoces mi fe, mi paciencia, mi amor y mi constancia. 11Sabes cuánta persecución y sufrimiento he soportado, y cómo fui perseguido en Antioquía, Iconio y Listra; pero el Señor me rescató de todo eso. 12Es cierto, y todo el que quiera vivir una vida de sumisión a Dios en Cristo Jesús sufrirá persecución;13pero los malos y los impostores serán cada vez más fuertes. Engañarán a otros, y ellos mismos serán engañados.
14Pero tú debes permanecer fiel a las cosas que se te han enseñado. Sabes que son verdad, porque sabes que puedes confiar en quienes te las enseñaron.15Desde la niñez, se te han enseñado las sagradas Escrituras, las cuales te han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por confiar en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. 17Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.

 

 

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Salmo 89:38-52

38Pero ahora lo has rechazado y desechado

y estás enojado con tu rey ungido.

39Has renunciado al pacto que hiciste con él;

arrojaste su corona al polvo.

40Derribaste las murallas que lo protegían

y destruiste cada fuerte que lo defendía.

41Todos los que pasan por allí le han robado,

y se ha convertido en la burla de sus vecinos.

42Has fortalecido a sus enemigos

e hiciste que se alegraran.

43Has hecho inservible su espada

y te negaste a ayudarlo en la batalla.

44Pusiste fin a su esplendor

y derrocaste su trono.

45Lo has hecho envejecer antes de tiempo

y lo deshonraste en público.

Interludio

46Oh Señor, ¿hasta cuándo seguirá esto?

¿Te esconderás para siempre?

¿Hasta cuándo arderá tu ira como el fuego?

47Recuerda lo breve que es mi vida,

¡qué vacía e inútil es la existencia humana!

48Nadie puede vivir para siempre; todos morirán;

nadie puede escapar del poder de la tumba.

Interludio

49Señor, ¿dónde está tu amor inagotable?

Le diste tu palabra a David mediante una promesa fiel.

50¡Considera, Señor, cómo pasan vergüenza tus siervos!

Llevo en mi corazón los insultos de mucha gente.

51Tus enemigos se han burlado de mí, oh Señor;

se mofan de tu rey ungido por dondequiera que va.

52¡Alaben al Señor para siempre!

¡Amén y amén!

 

 

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