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Aunque la palabra disciplina puede crear una connotación negativa en
nuestras mentes, en realidad es un buen principio positivo. En
nuestra carne, nos contentamos con hacer lo que nos plazca, decir lo
que queremos, y vivir según lo que sentimos. Disciplina, sin
embargo, pone nuestra carne en orden. Es como poner un tren en su
pista. El tren tiene mucha más libertad en la pista de lo que
tendría si estuviera tratando de ser libre ¡fuera de la pista!
¡Cómo nos molesta estar en público con alguien cuyo hijo es
totalmente rebelde e indisciplinado! Es una vergüenza para la
familia y el niño. Por el contrario, cuando los niños conocen a sus
lugares, sus límites y sus limitaciones, experimentan la libertad y
la seguridad real. Los niños disciplinados son una bendición tanto
para ellos como todos los demás.
Dios, como nuestro Padre, nos quiere entrenar. Él está dispuesto a
enfrentar y ayudarnos a cambiar áreas de nuestras vidas que traen
vergüenza sobre el Reino de Dios. Debido a su preocupación y amor
por nosotros, Él dice: "te castigaré con justicia; de ninguna manera
te dejaré sin castigo." (Jeremías 46:28).
¡La disciplina es una bendición! Ponete en las manos del Señor, y
recordá que su disciplina no es rechazo, sino una genuina
aceptación.
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