19 de Octubre
 

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Salmos 86

 

Jeremías 33

Promesas de paz y prosperidad
1Mientras Jeremías aún estaba detenido en el patio de la guardia, el Señor le dio un segundo mensaje: 2«Esto dice el Señor, el Señor que hizo la tierra, que la formó y la estableció, cuyo nombre es el Señor: 3pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir. 4Pues esto dice el Señor, Dios de Israel: ustedes derribaron las casas de esta ciudad y hasta el palacio real a fin de conseguir materiales para fortalecer las murallas contra las rampas de asalto y contra la espada del enemigo. 5Ustedes esperan luchar contra los babilonios pero los hombres de esta ciudad ya están como muertos, porque en mi terrible enojo he decidido destruirlos. Los abandoné debido a toda su perversidad.
6»Sin embargo, llegará el día en que sanaré las heridas de Jerusalén y le daré prosperidad y verdadera paz. 7Restableceré el bienestar de Judá e Israel y reconstruiré sus ciudades. 8Los limpiaré de sus pecados contra mí y perdonaré todos sus pecados de rebelión. 9¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las naciones de la tierra! ¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y prosperidad que le doy!
10»Esto dice el Señor: ustedes dijeron: “Esta es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”. Sin embargo, en las calles desiertas de Jerusalén y de las otras ciudades de Judá volverán a oírse 11risas y voces de alegría. Otra vez se oirán las voces felices de los novios y las novias junto con las canciones alegres de las personas que traen ofrendas de gratitud al Señor. Cantarán:
“Denle gracias al Señor de los Ejércitos Celestiales,
porque el Señor es bueno.
¡Su fiel amor perdura para siempre!”.
Pues restauraré la prosperidad de esta tierra a como era en el pasado, dice el Señor.
12»Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: esta tierra —a pesar de que ahora está desolada y no tiene gente ni animales— tendrá otra vez pastizales donde los pastores podrán llevar los rebaños. 13Una vez más los pastores contarán sus rebaños en las ciudades de la zona montañosa, en las colinas de Judá, en el Neguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá. ¡Yo, el Señor, he hablado!
14»Llegará el día, dice el Señor, cuando haré por Israel y por Judá todas las cosas buenas que les he prometido.
15»En esos días y en ese tiempo
levantaré un descendiente justo, del linaje del rey David.
Él hará lo que es justo y correcto en toda la tierra.
16En ese día Judá será salvo,
y Jerusalén vivirá segura.
Y este será su nombre:
“El Señor es nuestra justicia”.
17Pues esto dice el Señor: David tendrá por siempre un descendiente sentado en el trono de Israel. 18Y siempre habrá sacerdotes levitas para ofrecerme ofrendas quemadas, ofrendas de grano y sacrificios».
19Luego Jeremías recibió el siguiente mensaje del Señor: 20«Esto dice el Señor: si ustedes pudieran romper mi pacto con el día y con la noche de modo que uno no siguiera al otro, 21solo entonces se rompería mi pacto con mi siervo David. Solo entonces, él no tendría un descendiente para reinar sobre su trono. Lo mismo ocurre con mi pacto con los sacerdotes levitas que ministran ante mí. 22Y así como no se pueden contar las estrellas de los cielos ni se puede medir la arena a la orilla del mar, así multiplicaré los descendientes de mi siervo David y de los levitas que ministran ante mí».
23El Señor le dio a Jeremías otro mensaje y le dijo: 24«¿Te has dado cuenta de lo que la gente dice?: “¡El Señor eligió a Judá y a Israel pero luego los abandonó!”. En son de burla dicen que Israel no es digno de ser considerado una nación. 25Sin embargo, esto dice el Señor: así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo. 26Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».

 

Jeremías 34

Advertencia a Sedequías
1El rey Nabucodonosor de Babilonia llegó con todos los ejércitos de los reinos que él gobernaba y peleó contra Jerusalén y las ciudades de Judá. En ese momento Jeremías recibió el siguiente mensaje del Señor: 2«Ve ante Sedequías, rey de Judá, y dile: “Esto dice el Señor, Dios de Israel: ‘Estoy por entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia y él la incendiará. 3No escaparás de sus garras sino que te tomarán cautivo, te llevarán ante el rey de Babilonia y lo verás cara a cara. Después serás exiliado a Babilonia’.
4»”Pero escucha esta promesa del Señor, oh Sedequías, rey de Judá. Esto dice el Señor: ‘No te matarán en la guerra5sino que morirás en paz. La gente quemará incienso en tu memoria de la misma manera que lo hizo con tus antepasados, los reyes que te precedieron. Se lamentarán por ti llorando: “¡Ay, nuestro amo ha muerto!”. Esto es lo que he decretado, dice el Señor’”».
6Así que el profeta Jeremías transmitió este mensaje al rey Sedequías de Judá. 7En ese tiempo, el ejército babilónico sitiaba a Jerusalén, a Laquis y a Azeca, las únicas ciudades fortificadas de Judá que todavía no habían sido conquistadas.
Liberación para los esclavos hebreos
8Jeremías recibió este mensaje del Señorluego que el rey Sedequías hizo un pacto con el pueblo que proclamó la libertad de los esclavos.9El rey había ordenado que todo el pueblo dejara en libertad a sus esclavos hebreos, tanto hombres como mujeres. Nadie debía mantener a un hermano judío en esclavitud. 10Las autoridades y todo el pueblo habían obedecido el mandato del rey, 11pero luego cambiaron de opinión. Volvieron a tomar a los hombres y a las mujeres que habían liberado y los obligaron a ser esclavos otra vez.
12Así que el Señor les dio el siguiente mensaje por medio de Jeremías:13«Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Hace tiempo hice un pacto con sus antepasados cuando los rescaté de la esclavitud de Egipto.14Les dije que todo esclavo hebreo debía ser liberado después de haber servido seis años; pero sus antepasados no me hicieron caso.15Hace poco ustedes se arrepintieron e hicieron lo que es correcto obedeciendo mi palabra. Liberaron a sus esclavos e hicieron un pacto solemne conmigo en el templo que lleva mi nombre. 16Sin embargo, ahora ustedes abandonaron su juramento y profanaron mi nombre al volver a tomar a los hombres y a las mujeres que habían liberado y los obligaron a ser esclavos otra vez.
17»”Por lo tanto, esto dice el Señor: ya que ustedes me han desobedecido al no poner en libertad a sus compatriotas, yo los pondré a ustedes en libertad para ser destruidos por guerra, enfermedad y hambre. Serán objeto de horror para todas las naciones de la tierra. 18Puesto que rompieron las condiciones de nuestro pacto, los partiré en dos tal como ustedes partieron el becerro cuando caminaron entre las mitades para solemnizar sus votos. 19Así es, yo los partiré, sean autoridades de Judá o de Jerusalén, funcionarios de la corte, sacerdotes o gente común, porque rompieron su juramento. 20Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán. Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.
21»”Yo entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus funcionarios en manos del ejército del rey de Babilonia. A pesar de que el rey de Babilonia ha dejado Jerusalén por un tiempo, 22llamaré a los ejércitos babilónicos para que regresen. Pelearán contra esta ciudad, la conquistarán y la incendiarán. Me aseguraré de que todas las ciudades de Judá sean destruidas y que nadie viva allí”».

 

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1ª Timoteo 4

Advertencias contra los falsos maestros
1Ahora bien, el Espíritu Santo nos dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe verdadera; seguirán espíritus engañosos y enseñanzas que provienen de demonios. 2Estas personas son hipócritas y mentirosas, y tienen muerta la conciencia.
3Dirán que está mal casarse y que está mal comer determinados alimentos; pero Dios creó esos alimentos para que los coman con gratitud las personas fieles que conocen la verdad. 4Ya que todo lo que Dios creó es bueno, no deberíamos rechazar nada, sino recibirlo con gratitud. 5Pues sabemos que se hace aceptable por la palabra de Dios y la oración.
Un buen siervo de Cristo Jesús
6Timoteo, si les explicas estas cosas a los hermanos, serás un digno siervo de Cristo Jesús, bien alimentado con el mensaje de fe y la buena enseñanza que has seguido. 7No pierdas el tiempo discutiendo sobre ideas mundanas y cuentos de viejas. En lugar de eso, entrénate para la sumisión a Dios. 8«El entrenamiento físico es bueno, pero entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor, porque promete beneficios en esta vida y en la vida que viene». 9Esta declaración es digna de confianza, y todos deberían aceptarla. 10Es por eso que trabajamos con esmero y seguimos luchando, porque nuestra esperanza está puesta en el Dios viviente, quien es el Salvador de toda la humanidad y, en especial, de todos los creyentes.
11Enseña esas cosas e insiste en que todos las aprendan. 12No permitas que nadie te subestime por ser joven. Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza. 13Hasta que yo llegue, dedícate a leer las Escrituras a la iglesia, y a animar y a enseñarles a los creyentes.
14No descuides el don espiritual que recibiste mediante la profecía que se pronunció acerca de ti cuando los ancianos de la iglesia te impusieron las manos.15Presta suma atención a estos asuntos. Entrégate de lleno a tus tareas, para que todos vean cuánto has progresado. 16Ten mucho cuidado de cómo vives y de lo que enseñas. Mantente firme en lo que es correcto por el bien de tu propia salvación y la de quienes te oyen.

 

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Salmo 86

Oración de David.

1Inclínate, oh Señor, y escucha mi oración;

contéstame, porque necesito tu ayuda.

2Protégeme, pues estoy dedicado a ti.

Sálvame, porque te sirvo y confío en ti;

tú eres mi Dios.

3Ten misericordia de mí, oh Señor,

porque a ti clamo constantemente.

4Dame felicidad, oh Señor,

pues a ti me entrego.

5¡Oh Señor, eres tan bueno, estás tan dispuesto a perdonar,

tan lleno de amor inagotable para los que piden tu ayuda!

6Escucha atentamente mi oración, oh Señor;

oye mi urgente clamor.

7A ti clamaré cada vez que esté en apuros,

y tú me responderás.

8Ningún dios pagano es como tú, oh Señor;

¡nadie puede hacer lo que tú haces!

9Todas las naciones que hiciste

vendrán y se inclinarán ante ti, Señor;

alabarán tu santo nombre.

10Pues tú eres grande y haces obras maravillosas;

solo tú eres Dios.

11Enséñame tus caminos, oh Señor,

para que viva de acuerdo con tu verdad.

Concédeme pureza de corazón,

para que te honre.

12Con todo el corazón te alabaré, oh Señor mi Dios;

daré gloria a tu nombre para siempre,

13porque muy grande es tu amor por mí;

me has rescatado de las profundidades de la muerte.

14Oh Dios, gente insolente se levanta en mi contra;

una pandilla violenta trata de matarme.

No significas nada para ellos.

15Pero tú, oh Señor,

eres Dios de compasión y misericordia,

lento para enojarte

y lleno de amor inagotable y fidelidad.

16Mírame y ten misericordia de mí.

Dale tu fuerza a tu siervo;

salva a este hijo de tu sierva.

17Envíame una señal de tu favor.

Entonces, los que me odian pasarán vergüenza,

porque tú, oh Señor, me ayudas y me consuelas.

 

 

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