Guerra entre Israel y Judá
12Cierto
día, Abner dirigió a las tropas de Is-boset desde Mahanaim a
Gabaón. 13Por
el mismo tiempo, Joab, hijo de Sarvia, salió al frente de
las tropas de David. Los dos ejércitos se encontraron en el
estanque de Gabaón y se sentaron frente a frente en lados
opuestos del estanque.
14Entonces
Abner le sugirió a Joab:
—Propongo que algunos de nuestros guerreros se enfrenten
aquí cuerpo a cuerpo delante de nosotros.
—Muy bien —asintió Joab.
15Así
que se eligieron doce hombres de cada grupo para pelear,
doce hombres de Benjamín que representaban a Is-boset, hijo
de Saúl, y doce que representaban a David.16Cada
uno agarró a su oponente del cabello y clavó su espada en el
costado del otro, de modo que todos murieron. A partir de
entonces, ese lugar en Gabaón se conoce como el Campo de las
Espadas.
17Ese
día se desencadenó una feroz batalla, y las fuerzas de David
derrotaron a Abner y a los hombres de Israel.
Muerte de Asael
18Joab,
Abisai y Asael —los tres hijos de Sarvia— estaban entre las
fuerzas de David ese día. Asael podía correr como una gacela 19y
comenzó a correr tras Abner; lo persiguió sin tregua y no se
detuvo para nada. 20Cuando
Abner se dio vuelta y lo vio venir, le gritó:
—¿Eres tú, Asael?
—Sí, soy yo —le contestó.
21—¡Ve
a pelear con otro! —le advirtió Abner—. Enfréntate a uno de
los jóvenes y despójalo de sus armas.
Pero Asael siguió persiguiéndolo.
22Abner
le volvió a gritar:
—¡Vete de aquí! No quiero matarte. ¿Cómo podría dar la cara
a tu hermano Joab?
23Pero
Asael se negó a regresar, entonces Abner le clavó la parte
trasera de su lanza en el estómago. La lanza le salió por la
espalda y Asael cayó muerto al suelo. Todos los que pasaban
por allí se detenían, al ver a Asael tendido muerto.
24Cuando
Joab y Abisai se enteraron de lo sucedido, salieron a
perseguir a Abner.
El sol ya se ponía cuando llegaron a la colina de Amma,
cerca de Gía en el camino que lleva al desierto de Gabaón. 25Las
tropas de Abner, de la tribu de Benjamín, se reagruparon
allí en la cima de la colina para tomar posiciones.
26Abner
le gritó a Joab:
—¿Es inevitable que nos matemos unos a otros? ¿No te das
cuenta de que lo único que produce es amargura? ¿Cuándo vas
a ordenar que tus hombres dejen de perseguir a sus hermanos
israelitas?
27Entonces
dijo Joab:
—Si no hubieras hablado, solo Dios sabe lo que habría
pasado, porque los habríamos perseguido toda la noche de ser
necesario.
28De
manera que Joab tocó el cuerno de carnero, y sus hombres
dejaron de perseguir a las tropas de Israel.
29Durante
toda esa noche Abner y sus hombres retrocedieron por el
Jordán. Cruzaron
el río Jordán y viajaron toda la mañana sin
detenerse hasta llegar a Mahanaim.
30Mientras
tanto, Joab y sus hombres también regresaron a casa. Cuando
Joab contó sus bajas, descubrió que solo faltaban diecinueve
hombres, además de Asael. 31Pero
murieron trescientos sesenta hombres de Abner, todos de la
tribu de Benjamín. 32Joab
y sus hombres llevaron el cuerpo de Asael a Belén y lo
enterraron en la tumba de su padre. Luego viajaron toda la
noche y llegaron a Hebrón al amanecer.
2 Samuel 3
1Este
fue el comienzo de una larga guerra entre los que eran
leales a Saúl y los que eran leales a David. Con el paso del
tiempo, David se volvió cada vez más fuerte, mientras que la
dinastía de Saúl se iba debilitando.
Los hijos de David nacidos en Hebrón
2Estos
son los hijos que le nacieron a David en Hebrón:
El mayor fue Amnón, y su madre fue Ahinoam de Jezreel.
3El
segundo fue Daniel, y
su madre fue Abigail, la viuda de Nabal de Carmelo.
El tercero fue Absalón, y su madre fue Maaca, hija de
Talmai, rey de Gesur.
4El
cuarto fue Adonías, y su madre fue Haguit.
El quinto fue Sefatías, y su madre fue Abital.
5El
sexto fue Itream, y su madre fue Egla, esposa de David.
Todos estos hijos le nacieron a David en Hebrón.
Abner une fuerzas con David
6Como
la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David
continuaba, Abner llegó a ser un poderoso líder entre los
que eran leales a Saúl.7Cierto
día Is-boset, hijo
de Saúl, acusó a Abner de haberse acostado con una de las
concubinas de su padre, una mujer llamada Rizpa, hija de
Aja.
8Abner
se puso furioso. «¿Soy acaso un perro de Judá para que me
trates a patadas? —le gritó—. Después de todo lo que hice
por tu padre Saúl, por su familia y por sus amigos al no
entregarlos a David, ¿es mi recompensa que me culpes por lo
de esta mujer? 9¡Que
Dios me castigue y aun me mate si no hago todo lo posible
para ayudar a David a que consiga lo que el Señor le
prometió!10Voy
a tomar el reino de Saúl y entregárselo a David. Voy a
establecer el reino de David sobre Israel al igual que sobre
Judá, todo el territorio desde Dan en el norte hasta
Beerseba en el sur». 11Is-boset
no se atrevió a decir ni una sola palabra más, porque tenía
miedo de lo que Abner pudiera hacer.
12Entonces
Abner envió mensajeros a decirle a David: «¿Acaso no le
pertenece a usted toda la tierra? Haga un pacto solemne
conmigo y le ayudaré a que todo Israel se ponga de su
parte».
13«Muy
bien —respondió David—, pero no negociaré contigo a menos
que cuando vengas me traigas a mi esposa Mical, hija de
Saúl».
14Además
David envió este mensaje a Is-boset, hijo de Saúl:
«Devuélveme a mi esposa Mical, pues la compré con la vida de
cien filisteos».
15Entonces
Is-boset quitó a Mical de su marido Palti, hijo
de Lais. 16Palti
la siguió hasta Bahurim, llorando todo el camino, por eso
Abner le dijo: «¡Regresa a tu casa!». Así que Palti volvió a
casa.
17Mientras
tanto, Abner había consultado con los ancianos de Israel y
les dijo: «Desde hace tiempo ustedes han querido hacer a
David su rey. 18¡Ahora
es el momento! Pues el Señor ha
dicho: “Yo he elegido a David para que salve a mi pueblo
Israel de manos de los filisteos y de sus demás enemigos”». 19Abner
también habló con los hombres de Benjamín. Después se fue a
Hebrón para decirle a David que todo el pueblo de Israel y
de Benjamín aceptaban apoyarlo.
20Cuando
Abner y veinte de sus hombres llegaron a Hebrón, David los
recibió con un gran banquete. 21Luego
Abner propuso a David: «Déjeme que vaya y convoque a todo
Israel a una asamblea para que apoye a mi señor, el rey. Los
israelitas harán un pacto con usted para hacerlo su rey, y
usted gobernará todo lo que desea su corazón». Así que David
despidió a Abner en paz.
Joab asesina a Abner
22Pero
justo después que David despidió a Abner en paz, Joab y
algunas de las tropas de David regresaron de una incursión y
traían un gran botín. 23Cuando
Joab llegó, le dijeron que Abner acababa de visitar al rey y
que David lo había enviado en paz.
24Entonces
Joab fue de prisa a ver al rey y le preguntó: «¿Qué ha hecho
usted? ¿Qué pretende al dejar ir a Abner? 25¡Sabe
perfectamente bien que vino para espiarlo y averiguar todo
lo que está haciendo!».
26Con
eso Joab dejó a David y envió mensajeros para que alcanzaran
a Abner y le pidieran que regresara. Ellos lo encontraron
junto al pozo de Sira y lo trajeron de regreso, sin que
David supiera nada. 27Cuando
Abner llegó de nuevo a Hebrón, Joab lo llevó aparte, a las
puertas de la ciudad, como si fuera a hablar en privado con
él. Pero lo apuñaló en el estómago y lo mató en venganza por
la muerte de su hermano Asael.
28Cuando
David se enteró, declaró: «Juro por el Señor que
yo y mi reino somos inocentes para siempre de este crimen
cometido contra Abner, hijo de Ner. 29Joab
y su familia son los culpables. ¡Que la familia de Joab sea
maldita! Que nunca falte un hombre de cada generación que
padezca de llagas o de lepra, o
que camine con muletas, o
que muera a espada o que mendigue comida».
30Joab
y su hermano Abisai mataron a Abner, porque este había
matado a su hermano Asael en la batalla de Gabaón.
David lamenta la muerte de Abner
31Entonces
David les dijo a Joab y a todos los que estaban con él:
«Rásguense la ropa, pónganse tela áspera y hagan duelo por
Abner». El rey David en persona caminó detrás del cortejo
fúnebre hasta la tumba. 32Así
que enterraron a Abner en Hebrón, y el rey y todo el pueblo
lloraron junto a la tumba. 33Luego
el rey cantó este canto fúnebre por Abner:
«¿Acaso tenía que morir Abner como mueren los necios?
34Tus
manos no estaban atadas;
tus pies no estaban encadenados.
No, fuiste asesinado,
víctima de un complot perverso».
Entonces todo el pueblo lloró nuevamente por Abner. 35David
rehusó comer el día del funeral y todos le suplicaban que
comiera. Pero David había hecho el siguiente juramento: «Que
Dios me castigue y aun me mate si como algo antes de que se
ponga el sol».
36Esto
agradó mucho a los israelitas. De hecho, todo lo que el rey
hacía les agradaba. 37Así
que todos en Judá y en Israel comprendieron que David no era
responsable de la muerte de Abner.
38Después,
el rey David les dijo a sus oficiales: «¿No se dan cuenta de
que hoy un gran comandante ha caído en Israel? 39Y
aunque soy el rey ungido, estos dos hijos de Sarvia, Joab y
Abisai, son demasiado fuertes para que yo los controle. Por
eso, que el Señor les
dé a estos hombres malignos su paga por sus malas acciones».