22 de Mayo

 

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2 Samuel 1 a 2:11
Juan 12:20-50
Salmo 118:19-29
Proverbios 22

 

2 Samuel 1

David se entera de la muerte de Saúl
1Después de la muerte de Saúl, David regresó de su victoria sobre los amalecitas y pasó dos días en Siclag. 2Al tercer día llegó un hombre del campamento del ejército de Saúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre la cabeza en señal de duelo. El hombre cayó al suelo y se postró delante de David con profundo respeto.
3—¿De dónde vienes? —le preguntó David.
—Me escapé del campamento israelita —le respondió el hombre.
4—¿Qué sucedió? —preguntó David—. Cuéntame lo que pasó en la batalla.
—Todo nuestro ejército huyó de la batalla —le contó—. Murieron muchos hombres. Saúl y su hijo Jonatán también están muertos.
5—¿Cómo sabes que Saúl y Jonatán están muertos? —le insistió David al joven.
6El hombre respondió:
—Sucedió que yo estaba en el monte Gilboa, y allí estaba Saúl apoyado en su lanza mientras se acercaban los enemigos en sus carros de guerra. 7Cuando se dio vuelta y me vio, me gritó que me acercara a él. “¿Qué quiere que haga?”, le pregunté 8y él me contestó: “¿Quién eres?”. Le respondí: “Soy un amalecita”. 9Entonces me suplicó: “Ven aquí y sácame de mi sufrimiento, porque el dolor es terrible y quiero morir”.
10»De modo que lo maté —dijo el amalecita a David—, porque me di cuenta de que no iba a vivir. Luego tomé su corona y su brazalete y se los he traído a usted, mi señor.
11Al escuchar las noticias, David y sus hombres rasgaron sus ropas en señal de dolor. 12Hicieron duelo, lloraron y ayunaron todo el día por Saúl y su hijo Jonatán, también por el ejército del Señor y por la nación de Israel, porque ese día habían muerto a espada.
13Luego David le dijo al joven que trajo la noticia:
—¿De dónde eres?
—Soy un extranjero —contestó—, un amalecita que vive en su tierra.
14—¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido del Señor? —le preguntó David.
15Entonces le ordenó a uno de sus hombres:
—¡Mátalo!
Enseguida el hombre le clavó su espada al amalecita y lo mató, y David dijo:
16—Te condenaste a ti mismo al confesar que mataste al ungido del Señor.
Canto de David por Saúl y Jonatán
17David compuso un canto fúnebre por Saúl y Jonatán, 18y ordenó que se lo enseñaran al pueblo de Judá. Es conocido como el Cántico del arco y está registrado en El libro de Jaser:
19¡Oh Israel, tu orgullo y tu alegría yacen muertos en las colinas!
¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos!
20No lo anuncien en Gat,
ni lo proclamen en las calles de Ascalón,
o las hijas de los filisteos se alegrarán
y los paganos se reirán con aires de triunfo.
21Oh montes de Gilboa,
que no caiga sobre ustedes lluvia ni rocío,
ni haya campos fructíferos que produzcan ofrendas de grano.
Pues fue allí donde se contaminó el escudo de los héroes poderosos;
el escudo de Saúl ya no será ungido con aceite.
22El arco de Jonatán era potente,
y la espada de Saúl realizó su trabajo mortífero.
Derramaron la sangre de sus enemigos
y atravesaron a muchos héroes poderosos.
23¡Cuán amados y agradables fueron Saúl y Jonatán!
Estuvieron juntos en la vida y en la muerte.
Eran más rápidos que águilas,
más fuertes que leones.
24Oh mujeres de Israel, lloren por Saúl,
porque él las vistió con lujosas ropas escarlatas,
con prendas adornadas de oro.
25¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos en batalla!
Jonatán yace muerto en las colinas.
26¡Cómo lloro por ti, Jonatán, hermano mío!
¡Oh, cuánto te amaba!
Tu amor por mí fue profundo,
¡más profundo que el amor de las mujeres!
27¡Oh, cómo han caído los héroes poderosos!
Despojados de sus armas, yacen muertos.

 

2 Samuel 2:1-11

David es ungido rey de Judá
1Después de esto, David le preguntó al Señor:
—¿Debo regresar a alguna de las ciudades de Judá?
—Sí —respondió el Señor.
—¿A qué ciudad debo ir? —preguntó David.
—A Hebrón —contestó el Señor.
2Las dos esposas de David eran Ahinoam de Jezreel y Abigail, la viuda de Nabal de Carmelo. David, sus esposas 3y los hombres de David junto con sus familias se mudaron a Judá, y se establecieron en las aldeas cercanas a Hebrón.4Después llegaron los hombres de Judá y ungieron a David rey del pueblo de Judá.
Cuando David se enteró de que los hombres de Jabes de Galaad habían enterrado a Saúl, 5les envió el siguiente mensaje: «Que el Señor los bendiga por haber sido tan leales a su señor Saúl y por haberle dado un entierro digno. 6¡Que el Señor, a cambio, sea leal a ustedes y los recompense con su amor inagotable! Yo también los recompensaré por lo que han hecho. 7Ahora que Saúl ha muerto, les pido que sean mis súbditos valientes y leales, igual que el pueblo de Judá, que me ha ungido como su nuevo rey».
Is-boset es proclamado rey de Israel
8Sin embargo, Abner, hijo de Ner, comandante del ejército de Saúl, ya había ido a Mahanaim con Is-boset, hijo de Saúl. 9Allí proclamó a Is-boset rey de Galaad, de Jezreel, de Efraín, de Benjamín, de la tierra de los gesuritas y del resto de Israel.
10Is-boset, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando llegó a ser rey, y gobernó desde Mahanaim dos años. Mientras tanto, el pueblo de Judá permaneció leal a David.11David hizo de Hebrón su ciudad capital y gobernó como rey de Judá siete años y medio.

 

 

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Juan 12:20-50

Jesús anuncia su muerte
20Algunos griegos que habían ido a Jerusalén para celebrar la Pascua 21le hicieron una visita a Felipe, que era de Betsaida de Galilea. Le dijeron: «Señor, queremos conocer a Jesús».22Felipe se lo comentó a Andrés, y juntos fueron a preguntarle a Jesús.
23Jesús respondió: «Ya ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre entre en su gloria. 24Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas. 25Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad. 26Todo el que quiera ser mi discípulo debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.
27»Ahora mi alma está muy entristecida. ¿Acaso debería orar: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Pero esa es precisamente la razón por la que vine! 28Padre, glorifica tu nombre».
Entonces habló una voz del cielo: «Ya he glorificado mi nombre y lo haré otra vez».29Al oír la voz, algunos de la multitud pensaron que era un trueno, mientras que otros decían que un ángel le había hablado.
30Entonces Jesús les dijo: «La voz fue para beneficio de ustedes, no mío. 31Ha llegado el tiempo de juzgar a este mundo, cuando Satanás —quien gobierna este mundo— será expulsado. 32Y, cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». 33Con eso quería dar a entender de qué forma iba a morir.
34La multitud respondió:
—Según entendimos de las Escrituras, el Mesías vivirá para siempre. ¿Cómo puedes decir, entonces, que el Hijo del Hombre va a morir? Además, ¿quién es este Hijo del Hombre?
35Jesús contestó:
—Mi luz brillará para ustedes solo un poco más de tiempo. Caminen en la luz mientras puedan, para que la oscuridad no los tome por sorpresa, porque los que andan en la oscuridad no pueden ver adónde van. 36Pongan su confianza en la luz mientras aún haya tiempo; entonces se convertirán en hijos de la luz.
Después de decir esas cosas, Jesús salió y desapareció de la vista de ellos.
Incredulidad de la gente
37A pesar de todas las señales milagrosas que Jesús había hecho, la mayoría de la gente aún no creía en él. 38Eso era precisamente lo que el profeta Isaías había predicho:
«Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?
¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso?».
39Pero la gente no podía creer, porque como también dijo Isaías:
40«El Señor les ha cegado los ojos
y les ha endurecido el corazón,
para que sus ojos no puedan ver
y sus corazones no puedan entender
y ellos no puedan regresar a mí
para que yo los sane».
41Isaías se refería a Jesús cuando dijo esas palabras, porque vio el futuro y habló de la gloria del Mesías. 42Sin embargo, hubo muchos que sí creyeron en él, entre ellos algunos líderes judíos; pero no lo admitían por temor a que los fariseos los expulsaran de la sinagoga;43porque amaban más la aprobación humana que la aprobación de Dios.
44Jesús le gritó a la multitud: «Si confían en mí, no confían solo en mí, sino también en Dios, quien me envió.45Pues, cuando me ven a mí, están viendo al que me envió. 46Yo he venido como una luz para brillar en este mundo de oscuridad, a fin de que todos los que pongan su confianza en mí no queden más en la oscuridad. 47No voy a juzgar a los que me oyen pero no me obedecen, porque he venido para salvar al mundo y no para juzgarlo. 48Pero todos los que me rechazan a mí y rechazan mi mensaje serán juzgados el día del juicio por la verdad que yo he hablado. 49Yo no hablo con autoridad propia; el Padre, quien me envió, me ha ordenado qué decir y cómo decirlo. 50Y sé que sus mandatos llevan a la vida eterna; por eso digo todo lo que el Padre me indica que diga».

 

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Salmo 118:19-29

19Ábranme las puertas por donde entran los justos,
y entraré y daré gracias al Señor.
20Estas puertas conducen a la presencia del Señor
y los justos entran allí.
21Te doy gracias por contestar mi oración,
¡y por darme la victoria!
22La piedra que los constructores rechazaron
ahora se ha convertido en la piedra principal.
23Esto es obra del Señor
y es maravilloso verlo.
24Este es el día que hizo el Señor;
nos gozaremos y alegraremos en él.
25Te rogamos, Señor, por favor, sálvanos.
Te rogamos, por favor, Señor, haznos triunfar.
26Bendigan al que viene en el nombre del Señor.
Desde la casa del Señor, los bendecimos.
27El Señor es Dios y brilla sobre nosotros.
Lleven el sacrificio y átenlo con cuerdas sobre el altar.
28¡Tú eres mi Dios y te alabaré!
¡Eres mi Dios y te exaltaré!
29¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.

 

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