Satanás puede tratar de retrasar, obstaculizar, mezclar, oponerse, y
confundirte, pero el momento de tu avance y progreso debe llegar.
Aunque las manecillas de un reloj se mueven de forma casi
imperceptible, el momento llega, inevitablemente, cuando el reloj
marca la hora. El poeta Friedrich von Logau expresó de esta manera:
"A pesar que los molinos de Dios muelen despacio, muelen fino;
aunque parezca retrasarse, Él muele todo con exactitud."
Los treinta y tres años de preparación y ministerio de Jesús
culminaron en la gloria de su muerte y resurrección. En ese momento,
el príncipe de este mundo fue echado fuera (Juan 12:31). David
también experimentó una tremenda presión en sus años de preparación,
pero de repente su hora llegó, Saúl murió inesperadamente, y la ruta
de acceso al trono se abrió (2 Samuel 2:4).
Esta es la recompensa de años de servicio fiel a una visión: un día
la hora vendrá. Nunca trates de adelantarte a tu tiempo, porque Dios
sabe cuando las circunstancias están maduras y fuiste preparado para
ellas. Todas tus pruebas y dificultades son sólo los puntos de apoyo
hacia tu destino glorioso: reinar para siempre con Jesucristo!
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