23 de Abril

 

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Jueces 1:1 al 2:9
Lucas 21:29 al 22:13
Salmos 90 y 91
Proverbios 23

 

LIBRO DE LOS JUECES
Cap 1

Judá y Simeón conquistan la tierra
1Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron al Señor:
—¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a los cananeos?
2El Señor contestó:
—Judá, porque yo le he dado la victoria sobre la tierra.
3Entonces los hombres de Judá les dijeron a sus parientes de la tribu de Simeón: «Vengan con nosotros a luchar contra los cananeos que viven en el territorio que se nos asignó. Después nosotros los ayudaremos a ustedes a conquistar su territorio». Así que los hombres de Simeón fueron con los de Judá.
4Cuando los hombres de Judá atacaron, el Señor les dio la victoria sobre los cananeos y los ferezeos, y mataron a diez mil guerreros enemigos en la ciudad de Bezec. 5Mientras estaban en Bezec, se toparon con el rey Adoni-bezec y lucharon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos. 6Adoni-bezec escapó, pero los israelitas pronto lo capturaron y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies.
7Adoni-bezec dijo: «Una vez yo tuve setenta reyes sin los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, comiendo migajas debajo de mi mesa. Ahora Dios me devolvió lo que les hice». Y se lo llevaron a Jerusalén, donde murió.
8Los hombres de Judá atacaron a Jerusalén y la tomaron; mataron a todos sus habitantes y prendieron fuego a la ciudad. 9Luego descendieron para combatir contra los cananeos que vivían en la zona montañosa, en el Neguev y en las colinas occidentales. 10Judá marchó contra los cananeos en Hebrón (antiguamente llamada Quiriat-arba) y derrotó a las fuerzas de Sesai, Ahimán y Talmai.
11De allí salieron a luchar contra los habitantes de la ciudad de Debir (antiguamente llamada Quiriat-sefer). 12Caleb dijo: «Daré a mi hija Acsa en matrimonio al que ataque y tome Quiriat-sefer». 13Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb, fue quien conquistó la ciudad; así que Acsa pasó a ser esposa de Otoniel.
14Cuando Acsa se casó con Otoniel, ella insistió en que le pidiera un campo a Caleb, su padre. Mientras ella se bajaba de su burro, Caleb le preguntó:
—¿Qué te pasa?
15Ella contestó:
—Concédeme otro obsequio. Ya me regalaste tierras en el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales.
Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la parte alta como los de la parte baja.
16Cuando los miembros de la tribu de Judá salieron de Jericó —la ciudad de las palmeras—, los ceneos (que eran descendientes del suegro de Moisés) los acompañaron al desierto de Judá y se establecieron entre la gente del lugar, cerca de la ciudad de Arad, en el Neguev.
17Luego Judá se unió con Simeón para luchar contra los cananeos que vivían en Sefat, y destruyeron la ciudad por completo. Por eso la ciudad fue llamada Horma.18Además Judá tomó las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón, junto con los territorios vecinos.
Israel no conquista toda la tierra
19El Señor estaba con los de Judá, y ellos tomaron posesión de la zona montañosa; pero no lograron expulsar a los habitantes de las llanuras, quienes tenían carros de guerra hechos de hierro. 20Caleb recibió la ciudad de Hebrón, tal como Moisés le había prometido, y expulsó a todos sus habitantes, que eran descendientes de los tres hijos de Anac.
21Sin embargo, la tribu de Benjamín no logró expulsar a los jebuseos, quienes vivían en Jerusalén. Por eso, hasta el día de hoy, los jebuseos viven en Jerusalén junto con el pueblo de Benjamín.
22Los descendientes de José atacaron la ciudad de Betel, y el Señor estuvo con ellos. 23Enviaron espías a Betel (antes conocida como Luz), 24quienes abordaron a un hombre que salía del poblado y le dijeron: «Muéstranos cómo entrar en la ciudad, y tendremos compasión de ti». 25Entonces él les mostró una vía de acceso, y ellos mataron a todos en la ciudad, menos a ese hombre y a su familia. 26Más tarde, el hombre se trasladó a la tierra de los hititas, donde estableció una ciudad a la que llamó Luz. Este nombre lo conserva hasta el día de hoy.
27La tribu de Manasés no logró expulsar a la gente que vivía en Bet-sán, Taanac, Dor, Ibleam, Meguido y en todos los asentamientos vecinos, porque los cananeos estaban decididos a quedarse en esa región. 28Con el tiempo, cuando los israelitas se fortalecieron, obligaron a los cananeos a trabajar como esclavos, pero nunca los expulsaron de la tierra por completo.
29La tribu de Efraín no logró expulsar a los cananeos que vivían en Gezer, así que los cananeos siguieron viviendo allí, en medio de los de Efraín.
30La tribu de Zabulón no logró expulsar a los habitantes de Quitrón y de Naalal, así que los cananeos siguieron viviendo en medio de los de Zabulón, pero los cananeos fueron obligados a trabajar como esclavos para ellos.
31La tribu de Aser no logró expulsar a los habitantes de Aco, Sidón, Ahlab, Aczib, Helba, Afec ni Rehob. 32Así que los de Aser se establecieron entre los cananeos, quienes controlaban la tierra, debido a que no lograron expulsarlos.
33Asimismo, la tribu de Neftalí no logró expulsar a los habitantes de Bet-semes ni a los de Bet-anat. Así que Neftalí se estableció entre los cananeos, quienes controlaban la tierra. Sin embargo, los habitantes de Bet-semes y los de Bet-anat fueron obligados a trabajar como esclavos para la gente de Neftalí.
34En cuanto a la tribu de Dan, los amorreos los obligaron a retirarse a la zona montañosa y no los dejaban descender a las llanuras. 35Los amorreos estaban decididos a quedarse en el monte Heres, en Ajalón y en Saalbim; pero cuando los descendientes de José aumentaron en fuerza, obligaron a los amorreos a trabajar como esclavos. 36La frontera de los amorreos iba desde el paso de los Escorpiones hasta Sela y desde allí se extendía hacia arriba.

 

Jueces 2:1-9

El mensajero del SEÑOR llega a Boquim
1El ángel del Señor subió de Gilgal a Boquim y dijo a los israelitas: «Yo los saqué de Egipto y los traje a esta tierra que juré dar a sus antepasados, y dije que nunca rompería mi pacto con ustedes. 2Por su parte, ustedes no debían hacer ningún pacto con los habitantes de esta tierra, sino destruir sus altares. Pero desobedecieron mi mandato. ¿Por qué lo hicieron? 3Ahora declaro que ya no expulsaré a los pueblos que viven en la tierra de ustedes. Ellos les serán espinas clavadas en el costado, y sus dioses serán una tentación constante para ustedes».
4Cuando el ángel del Señor terminó de hablar a los israelitas, el pueblo lloró a gritos. 5Por eso llamaron al lugar Boquim (que significa «llanto»), y allí le ofrecieron sacrificios al Señor.
Muerte de Josué
6Después que Josué despidió al pueblo, cada una de las tribus salió para tomar posesión del territorio que se le había asignado. 7Los israelitas sirvieron al Señor todo el tiempo que vivieron Josué y los líderes que lo sobrevivieron, aquellos que habían visto todas las grandes cosas que el Señor había hecho por Israel.
8Entonces Josué, hijo de Nun y siervo del Señor, murió a los ciento diez años de edad. 9Lo enterraron en Timnat-sera, tierra que se le había asignado, en la zona montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.

 

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Lucas 21:29...

La ofrenda de la viuda
1Mientras Jesús estaba en el templo, observó a los ricos que depositaban sus ofrendas en la caja de las ofrendas.2Luego pasó una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas.
3«Les digo la verdad —dijo Jesús—, esta viuda pobre ha dado más que todos los demás. 4Pues ellos dieron una mínima parte de lo que les sobraba, pero ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenía».
Jesús predice eventos futuros
5Algunos de sus discípulos comenzaron a hablar acerca del majestuoso trabajo hecho en piedra del templo, y de las decoraciones conmemorativas que adornaban las paredes. Pero Jesús les dijo: 6«Viene el tiempo cuando todo esto será demolido por completo. ¡No quedará ni una sola piedra sobre otra!».
7—Maestro —le preguntaron—, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Qué señal nos indicará que esas cosas están por ocurrir?
8Él les contestó:
—No dejen que nadie los engañe, porque muchos vendrán en mi nombre y afirmarán: “Yo soy el Mesías” y dirán: “El tiempo ha llegado”; pero no les crean. 9Cuando oigan de guerras y de levantamientos, no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder primero, pero el fin no vendrá inmediatamente después.
10Luego agregó:
—Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino.11Habrá grandes terremotos, hambres y plagas en muchos países, y sucederán cosas aterradoras y grandes señales milagrosas del cielo.
12»Pero antes de que ocurra todo eso, habrá un tiempo de gran persecución. Los arrastrarán a las sinagogas y a las prisiones, y serán sometidos a juicio ante reyes y gobernantes, todo por ser mis seguidores; 13pero esa será una oportunidad para que ustedes les hablen de mí. 14Así que no se preocupen de antemano por cómo contestarán los cargos en su contra,15porque yo les daré las palabras apropiadas y tal sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá responderles o refutarlos. 16Aun sus seres más cercanos —padres, hermanos, familiares y amigos— los traicionarán. Incluso a algunos de ustedes los matarán. 17Todos los odiarán por ser mis seguidores, 18pero ni un solo cabello de su cabeza perecerá. 19Al mantenerse firmes, ganarán su alma.
20»Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, entonces sabrán que ha llegado el tiempo de su destrucción. 21Entonces los que estén en Judea huyan a las colinas. Los que estén en Jerusalén deben salir, y los que estén en el campo no deben volver a la ciudad.22Pues serán días de la venganza de Dios, y las palabras proféticas de las Escrituras se cumplirán. 23¡Qué terribles serán esos días para las mujeres embarazadas y para las madres que amamantan! Pues habrá desastre en la tierra y gran enojo contra este pueblo. 24Los matarán a espada o serán enviados cautivos a todas las naciones del mundo. Y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que el tiempo de los gentiles llegue a su fin.
25»Y habrá señales extrañas en el sol, en la luna y en las estrellas. Y aquí en la tierra, las naciones del mundo estarán en caos, perplejas por los mares rugientes y las mareas extrañas. 26La gente quedará aterrada de lo que verá venir sobre la tierra, porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27Entonces todos verán al Hijo del Hombre venir en una nube con poder y gran gloria. 28Por lo tanto, cuando todas estas cosas comiencen a suceder, pónganse de pie y levanten la mirada, ¡porque la salvación está cerca!
29Luego les dio la siguiente ilustración:
—Fíjense en la higuera o en cualquier otro árbol. 30Cuando brotan las hojas, sin que nadie les diga ustedes saben que el verano se acerca. 31De la misma manera, cuando vean que suceden todas estas cosas, sabrán que el reino de Dios está cerca. 32Les digo la verdad, no pasará esta generación hasta que hayan sucedido todas estas cosas. 33El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás.
34»¡Tengan cuidado! No dejen que su corazón se entorpezca con parrandas y borracheras, ni por las preocupaciones de esta vida. No dejen que ese día los agarre desprevenidos, 35como una trampa. Pues ese día vendrá sobre cada ser viviente de la tierra. 36Manténganse siempre alerta. Y oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre.
37Cada día Jesús iba al templo a enseñar y cada tarde regresaba a pasar la noche en el monte de los Olivos. 38Todas las mañanas, desde muy temprano, las multitudes se reunían en el templo para escucharlo.

 

Lucas 22:1-13

Judas acuerda traicionar a Jesús
1Se acercaba el Festival de los Panes sin Levadura, también llamado Pascua. 2Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa tramaban de qué manera matar a Jesús, pero tenían miedo de la reacción de la gente.
3Entonces Satanás entró en Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, 4quien fue a ver a los principales sacerdotes y a los capitanes de la guardia del templo para hablar con ellos sobre la mejor manera de traicionar a Jesús. 5Ellos quedaron complacidos y prometieron darle dinero. 6Judas aceptó y comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús de modo que ellos pudieran arrestarlo cuando las multitudes no estuvieran rodeándolo.
La última cena
7Llegó el Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua. 8Jesús mandó que Pedro y Juan se adelantaran y les dijo:
—Vayan y preparen la cena de Pascua, para que podamos comerla juntos.
9—¿Dónde quieres que la preparemos? —le preguntaron.
10Él contestó:
—En cuanto entren en Jerusalén, les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo. En la casa donde él entre,11díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está el cuarto de huéspedes en el que puedo comer la cena de Pascua con mis discípulos?”. 12Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena.
13Ellos fueron a la ciudad y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua.

 

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Salmo 90

Libro Cuarto (Salmos 90–106)

Oración de Moisés, hombre de Dios.
1Señor, a lo largo de todas las generaciones,
¡tú has sido nuestro hogar!
2Antes de que nacieran las montañas,
antes de que dieras vida a la tierra y al mundo,
desde el principio y hasta el fin, tú eres Dios.
3Haces que la gente vuelva al polvo con solo decir:
«¡Vuelvan al polvo, ustedes, mortales!».
4Para ti, mil años son como un día pasajero,
tan breves como unas horas de la noche.
5Arrasas a las personas como si fueran sueños que desaparecen.
Son como la hierba que brota en la mañana.
6Por la mañana se abre y florece,
pero al anochecer está seca y marchita.
7Nos marchitamos bajo tu enojo;
tu furia nos abruma.
8Despliegas nuestros pecados delante de ti
—nuestros pecados secretos— y los ves todos.
9Vivimos la vida bajo tu ira,
y terminamos nuestros años con un gemido.
10¡Setenta son los años que se nos conceden!
Algunos incluso llegan a ochenta.
Pero hasta los mejores años se llenan de dolor y de problemas;
pronto desaparecen, y volamos.
11¿Quién puede comprender el poder de tu enojo?
Tu ira es tan imponente como el temor que mereces.
12Enséñanos a entender la brevedad de la vida,
para que crezcamos en sabiduría.
13¡Oh Señor, vuelve a nosotros!
¿Hasta cuándo tardarás?
¡Compadécete de tus siervos!
14Sácianos cada mañana con tu amor inagotable,
para que cantemos de alegría hasta el final de nuestra vida.
15¡Danos alegría en proporción a nuestro sufrimiento anterior!
Compensa los años malos con bien.
16Permite que tus siervos te veamos obrar otra vez,
que nuestros hijos vean tu gloria.
17Y que el Señor nuestro Dios nos dé su aprobación
y haga que nuestros esfuerzos prosperen;
sí, ¡haz que nuestros esfuerzos prosperen!

 

Salmo 91
1Los que viven al amparo del Altísimo
encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.
2Declaro lo siguiente acerca del Señor:
Solo él es mi refugio, mi lugar seguro;
él es mi Dios y en él confío.
3Te rescatará de toda trampa
y te protegerá de enfermedades mortales.
4Con sus plumas te cubrirá
y con sus alas te dará refugio.
Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.
5No tengas miedo de los terrores de la noche
ni de la flecha que se lanza en el día.
6No temas a la enfermedad que acecha en la oscuridad,
ni a la catástrofe que estalla al mediodía.
7Aunque caigan mil a tu lado,
aunque mueran diez mil a tu alrededor,
esos males no te tocarán.
8Simplemente abre tus ojos
y mira cómo los perversos reciben su merecido.
9Si haces al Señor tu refugio
y al Altísimo tu resguardo,
10ningún mal te conquistará;
ninguna plaga se acercará a tu hogar.
11Pues él ordenará a sus ángeles
que te protejan por donde vayas.
12Te sostendrán con sus manos
para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.
13Pisotearás leones y cobras;
¡aplastarás feroces leones y serpientes bajo tus pies!
14El Señor dice: «Rescataré a los que me aman;
protegeré a los que confían en mi nombre.
15Cuando me llamen, yo les responderé;
estaré con ellos en medio de las dificultades.
Los rescataré y los honraré.
16Los recompensaré con una larga vida
y les daré mi salvación».

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