3Sin
embargo, cuando los habitantes de Gabaón oyeron lo que Josué había
hecho a Jericó y a la ciudad de Hai,4recurrieron
al engaño para salvarse la vida. Enviaron a unos representantes ante
Josué y, sobre sus asnos, cargaron alforjas desgastadas y odres
viejos y remendados. 5Se
pusieron ropa harapienta y se calzaron sandalias gastadas y
remendadas. Además, llevaban pan seco y mohoso. 6Cuando
llegaron al campamento de Israel, en Gilgal, les dijeron a Josué y a
los hombres de Israel:
—Venimos de una tierra lejana para pedirles que hagan un tratado de
paz con nosotros.
7Entonces
los israelitas les respondieron a esos heveos:
—¿Cómo podemos saber que ustedes no viven cerca? Pues si viven
cerca, no podemos hacer ningún tratado de paz con ustedes.
8Ellos
respondieron:
—Nosotros somos sus siervos.
—Pero ¿quiénes son ustedes? —preguntó Josué—. ¿De dónde vienen?
9Ellos
contestaron:
—Nosotros sus siervos venimos de un país muy lejano. Hemos oído del
poder del Señor su
Dios y de todo lo que hizo en Egipto. 10También
hemos oído de lo que les hizo a los dos reyes amorreos que vivían al
oriente del río Jordán: a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán
(quien vivía en Astarot). 11Entonces
nuestros ancianos y todo nuestro pueblo nos dieron las siguientes
instrucciones: “Lleven provisiones para un largo viaje. Vayan al
encuentro del pueblo de Israel y díganle: ‘Somos sus siervos; les
suplicamos que hagan un tratado con nosotros’”.
12»Este
pan estaba caliente, recién salido del horno, cuando partimos de
nuestros hogares. Pero ahora, como pueden ver, está seco y mohoso. 13Estos
odres estaban nuevos cuando los llenamos, pero ahora están viejos y
rotos. Y nuestra ropa y las sandalias que traemos puestas están
desgastadas de tan largo viaje.
14Entonces
los israelitas revisaron el alimento de los gabaonitas pero no
consultaron al Señor. 15Así
que Josué hizo un tratado de paz con ellos y les garantizó
seguridad, y los líderes de la comunidad ratificaron el acuerdo
mediante un juramento que los obligaba a cumplirlo.
16Tres
días después de hacer el tratado, ¡los israelitas se enteraron de
que esa gente en realidad vivía cerca!17Enseguida
salieron a investigar y, en tres días, llegaron a sus ciudades, las
cuales se llamaban Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. 18Sin
embargo, como los líderes israelitas habían hecho un voto en el
nombre del Señor,
Dios de Israel, no atacaron a ninguna de las ciudades gabaonitas.
Entonces el pueblo de Israel se quejó contra sus líderes por causa
del tratado. 19Pero
los líderes respondieron: «Dado que hicimos un juramento en
presencia del Señor,
Dios de Israel, no podemos tocarlos. 20Lo
que tenemos que hacer es dejarlos con vida, porque el enojo divino
caería sobre nosotros si no cumpliéramos nuestro juramento. 21Déjenlos
vivir». Así que los hicieron cortar leña y llevar agua para toda la
comunidad, tal como lo indicaron los líderes israelitas.
22Entonces
Josué reunió a los gabaonitas y les dijo:
—¿Por qué nos mintieron? ¿Por qué dijeron que vivían en una tierra
lejana, si en realidad viven aquí mismo, entre nosotros? 23¡Malditos
sean! De ahora en adelante, siempre serán siervos encargados de
cortar madera y de llevar agua para la casa de mi Dios.
24Ellos
le respondieron:
—Lo hicimos porque a nosotros, sus siervos, se nos dijo con claridad
que el Señor su
Dios le ordenó a Moisés, siervo del Señor,
que les entregara toda esta tierra y que destruyera a todos sus
habitantes. Así que temimos profundamente por nuestra vida a causa
de ustedes. Por eso hicimos lo que hicimos. 25Ahora
estamos a merced de ustedes; hagan con nosotros lo que mejor les
parezca.
26Así
que Josué no permitió que el pueblo de Israel matara a los
gabaonitas; 27pero
desde ese día, los hizo cortar la leña y llevar el agua para la
comunidad de Israel y el altar del Señor,
donde fuere que el Señor eligiera
construirlo. Y a eso se dedican hasta el día de hoy.
Josué 10
Israel derrota a los ejércitos del sur
1Adonisedec,
rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado y destruido por
completo la
ciudad de Hai y había matado a su rey, lo mismo que había hecho con
la ciudad de Jericó y su rey. También se enteró de que los
gabaonitas habían hecho la paz con Israel y ahora eran sus aliados. 2Cuando
él y su pueblo oyeron todo eso, tuvieron mucho miedo, porque Gabaón
era una ciudad grande, tan grande como las ciudades de la realeza y
más grande que la ciudad de Hai. Además, los gabaonitas eran
guerreros fuertes.
3Entonces
Adonisedec, rey de Jerusalén, envió mensajeros a varios otros reyes:
a Hoham, rey de Hebrón, a Piream, rey de Jarmut, a Jafía, rey de
Laquis y a Debir, rey de Eglón. 4«Vengan
y ayúdenme a destruir Gabaón —les rogó—, porque hizo la paz con
Josué y con el pueblo de Israel». 5Entonces
esos cinco reyes amorreos unieron sus ejércitos para atacar en
conjunto. Pusieron todas sus tropas en posición y atacaron Gabaón.
6Enseguida,
los hombres de Gabaón enviaron mensajeros a Josué, quien se
encontraba en su campamento, en Gilgal. «¡No abandone a sus siervos
ahora! —rogaron—. ¡Venga de inmediato! ¡Sálvenos! ¡Ayúdenos! Pues
todos los reyes amorreos que viven en la zona montañosa unieron sus
fuerzas para atacarnos».
7Entonces
Josué y todo su ejército, incluidos sus mejores guerreros, salieron
de Gilgal hacia Gabaón. 8«No
les tengas miedo —le dijo el Señor a
Josué—, porque te he dado la victoria. Ni uno de ellos podrá hacerte
frente».
9Josué
marchó toda la noche desde Gilgal y tomó por sorpresa a los
ejércitos amorreos. 10El
Señor llenó
de pánico a los amorreos, y los israelitas masacraron a un gran
número de ellos en Gabaón. Después persiguieron a sus enemigos por
el camino que lleva a Bet-horón y los fueron matando a lo largo de
toda la ruta a Azeca y Maceda.11Mientras
los amorreos estaban en retirada por el camino de Bet-horón, el Señor los
destruyó mediante una terrible tormenta de granizo que envió desde
el cielo, y que no paró hasta que llegaron a Azeca. El granizo mató
a más enemigos de los que mataron los israelitas a filo de espada.
12El
día que el Señor les
dio a los israelitas la victoria sobre los amorreos, Josué oró al Señor delante
de todo el pueblo de Israel y dijo:
«Que el sol se detenga sobre Gabaón,
y la luna, sobre el valle de Ajalón».
13Entonces
el sol se detuvo y la luna se quedó en su sitio hasta que la nación
de Israel terminó de derrotar a sus enemigos.
¿Acaso no está registrado ese suceso en El
libro de Jaser? El
sol se detuvo en medio del cielo y no se ocultó como en un día
normal. 14Jamás,
ni antes ni después, hubo un día como ese, cuando el Señor contestó
semejante oración. ¡Sin duda, ese día el Señor peleó
por Israel!
15Después
Josué y el ejército israelita regresaron a su campamento, en Gilgal.
Josué mata a los cinco reyes del sur
16Durante
la batalla, los cinco reyes escaparon y se escondieron en una cueva,
en Maceda. 17Cuando
Josué oyó que los habían encontrado, 18dio
la siguiente orden: «Cubran la abertura de la cueva con rocas
grandes y pongan guardias en la entrada, para mantener adentro a los
reyes. 19Los
demás continúen persiguiendo a los enemigos y mátenlos por la
retaguardia. No los dejen volver a sus ciudades, porque el Señor,
Dios de ustedes, les ha dado la victoria sobre ellos».
20Entonces
Josué y el ejército israelita continuaron con la masacre y
derrotaron al enemigo por completo. Exterminaron totalmente a los
cinco ejércitos con excepción de un pequeño grupo que logró llegar a
sus ciudades fortificadas. 21Luego
los israelitas volvieron a salvo al campamento de Maceda, donde
estaba Josué. Después de eso, nadie se atrevió a decir ni una sola
palabra en contra de Israel.
22Luego
Josué dijo: «Quiten las rocas que cubren la abertura de la cueva y
tráiganme a los cinco reyes». 23Así
que hicieron salir de la cueva a los cinco reyes de las ciudades de
Jerusalén, de Hebrón, de Jarmut, de Laquis y de Eglón. 24Cuando
los sacaron, Josué les dijo a los comandantes de su ejército:
«Acérquense y pónganles el pie sobre el cuello a estos reyes». Y
ellos hicieron lo que se les dijo.
25«Jamás
tengan miedo ni se desanimen —les dijo Josué a sus hombres—. Sean
fuertes y valientes, porque el Señor hará
lo mismo con todos sus enemigos».26Entonces
Josué mató a cada uno de los cinco reyes y los atravesó con cinco
postes afilados, donde quedaron colgados hasta la tarde.
27Mientras
se ponía el sol, Josué mandó que descolgaran los cuerpos de los
postes y que los arrojaran dentro de la cueva donde se habían
escondido los reyes. Luego taparon la abertura de la cueva con un
montón de rocas grandes, lo cual permanece allí hasta el día de hoy.
Israel destruye las ciudades del sur
28Ese
mismo día, Josué tomó y destruyó la ciudad de Maceda. Mató a todos
sus habitantes, incluso al rey, y no dejó a nadie con vida. Los
destruyó a todos y mató al rey de Maceda, lo mismo que había hecho
con el rey de Jericó.29Después,
Josué y los israelitas se dirigieron hacia Libna y la atacaron. 30Allí
también el Señor les
entregó la ciudad con su rey. Mató a todos sus habitantes sin dejar
a nadie con vida. Luego Josué mató al rey de Libna, lo mismo que
había hecho con el rey de Jericó.
31De
Libna, Josué y los israelitas fueron a Laquis y la atacaron. 32Igual
que en las veces anteriores, el Señor les
entregó Laquis. Josué la tomó el segundo día y mató a todos sus
habitantes, tal como había hecho en Libna.33Durante
el ataque a Laquis, el rey Horam, de Gezer, llegó con su ejército
para ayudar a defender la ciudad. Pero los hombres de Josué lo
mataron junto con su ejército y no dejaron a nadie con vida.
34Luego
Josué y el ejército israelita siguieron hacia la ciudad de Eglón y
la atacaron. 35La
tomaron ese mismo día y mataron a todos sus habitantes. Josué
destruyó a todos por completo, tal como había hecho en Laquis.36De
Eglón, Josué y el ejército israelita subieron a Hebrón y la
atacaron. 37Tomaron
la ciudad y mataron a todos sus habitantes, incluso al rey, y no
dejaron a nadie con vida. Hicieron lo mismo con todas las aldeas
vecinas. Y tal como había hecho en Eglón, Josué destruyó por
completo a toda la población.
38Después,
Josué y los israelitas se volvieron y atacaron Debir. 39Josué
tomó la ciudad con su rey y todas las aldeas vecinas. Destruyó por
completo a todos sus habitantes y no dejó a nadie con vida. Hizo a
Debir y a su rey lo mismo que les había hecho a Hebrón, a Libna y a
su rey.
40Así
que Josué conquistó toda la región: a los reyes y a los pueblos de
la zona montañosa, el Neguev, las colinas occidentales y
las laderas de las montañas. Destruyó por completo a todos los
habitantes del territorio sin dejar a nadie con vida, tal como el Señor,
Dios de Israel, lo había ordenado. 41Josué
los masacró desde Cades-barnea hasta Gaza y desde la región que
rodea la ciudad de Gosén hasta Gabaón. 42Josué
venció a todos esos reyes y conquistó sus territorios en una sola
campaña, porque el Señor,
Dios de Israel, peleaba por su pueblo.
43Después
Josué y el ejército israelita regresaron a su campamento, en Gilgal.