16Temprano
a la mañana siguiente, Josué presentó a las tribus de Israel delante
del Señor,
y la tribu de Judá fue la señalada. 17Entonces
los clanes de Judá dieron un paso al frente, y el clan de Zera fue
el señalado. Luego las familias de Zera dieron un paso al frente, y
la familia de Zimri fue la señalada. 18Por
último, a cada miembro de la familia de Zimri se le hizo pasar al
frente uno por uno, y Acán fue el señalado.
19Entonces
Josué le dijo a Acán:
—Hijo mío, da gloria al Señor,
Dios de Israel, y di la verdad. Confiesa y dime lo que has hecho. No
me lo escondas.
20Acán
respondió:
—¡Es cierto! He pecado contra el Señor,
Dios de Israel.21Entre
el botín, vi un hermoso manto de Babilonia,doscientas
monedas de plata y
una barra de oro que pesaba más de medio kilo. Los
deseaba tanto que los tomé. Está todo enterrado debajo de mi carpa;
la plata la enterré aún más profundo que el resto de las cosas.
22Así
que Josué envió a algunos hombres para que investigaran. Ellos
fueron corriendo a la carpa y encontraron allí escondidos los
objetos robados, tal como Acán había dicho, con la plata enterrada
debajo del resto. 23Entonces
tomaron las cosas de la carpa y se las llevaron a Josué y a los
demás israelitas. Luego las pusieron sobre el suelo, en la presencia
del Señor.
24Después,
Josué y todos los israelitas tomaron a Acán junto con la plata, el
manto y la barra de oro; también tomaron a sus hijos e hijas, su
ganado, sus asnos, sus ovejas, sus cabras, su carpa y todo lo que él
tenía y los llevaron al valle de Acor. 25Luego
Josué le dijo a Acán: «¿Por qué nos has traído esta desgracia? Ahora
el Señorte
traerá desgracia a ti». Entonces todos los israelitas apedrearon a
Acán y a su familia, y quemaron los cuerpos.26Apilaron
un montón de piedras sobre Acán, las cuales siguen allí hasta el día
de hoy. Por eso, desde entonces, al lugar se le llama valle de la
Desgracia. Así
el Señor dejó
de estar enojado.
Josué 8...
Los israelitas derrotan a Hai
1Entonces
el Señor le
dijo a Josué: «No tengas miedo ni te desanimes. Toma a todos tus
hombres de guerra y ataca la ciudad de Hai, porque te he entregado
al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su tierra. 2Los
destruirás tal como destruiste a Jericó y a su rey. Pero esta vez
podrán quedarse con el botín y los animales. Preparen una emboscada
detrás de la ciudad».
3Entonces
Josué y todos los hombres de guerra salieron a atacar a Hai. Josué
eligió a treinta mil de sus mejores guerreros y los envió de noche 4con
la siguiente orden: «Escóndanse en emboscada no muy lejos detrás de
la ciudad y prepárense para entrar en acción. 5Cuando
nuestro ejército principal ataque, los hombres de Hai saldrán a
pelear como lo hicieron antes, y nosotros huiremos de ellos. 6Dejaremos
que nos persigan hasta alejarlos de la ciudad. Pues dirán: “Los
israelitas huyen de nosotros como lo hicieron antes”. Entonces,
mientras nosotros huimos de ellos, 7ustedes
saldrán de golpe de su escondite y tomarán posesión de la ciudad.
Pues el Señor su
Dios la entregará en sus manos. 8Prendan
fuego a la ciudad, tal como el Señor lo
ordenó. Esas son las instrucciones».
9Entonces
salieron y fueron al lugar de la emboscada, entre Betel y el lado
occidental de Hai; pero esa noche, Josué se quedó con el pueblo en
el campamento.10Temprano
a la mañana siguiente, Josué despertó a sus hombres y emprendió la
marcha hacia Hai, acompañado por los ancianos de Israel. 11Todos
los hombres de guerra que estaban con Josué marcharon por delante de
la ciudad y acamparon al norte de Hai, donde un valle los separaba
de la ciudad. 12Esa
noche, Josué envió a cinco mil hombres para que esperaran escondidos
entre Betel y Hai, al occidente de la ciudad. 13De
esa manera, el ejército principal se estableció en el norte, y la
emboscada al occidente de la ciudad. Josué, por su parte, pasó la
noche en el valle.
14Cuando
el rey de Hai vio a los israelitas del otro lado del valle, se
apresuró a salir temprano por la mañana con todo su ejército y los
atacó desde un lugar con vista al valle del Jordán; pero
no se dio cuenta de que había una emboscada detrás de la ciudad. 15Entonces
Josué y el ejército israelita huyeron en retirada hacia el desierto
como si los hubieran vencido por completo. 16Así
que llamaron a todos los hombres de la ciudad, para que salieran a
perseguirlos. De esa manera, los alejaron de la ciudad.17No
quedó ni un solo hombre en Hai o en Betel que
no persiguiera a los israelitas, y la ciudad quedó completamente
desprotegida.
18Entonces
el Señor le
dijo a Josué: «Apunta hacia Hai con la lanza que tienes en la mano,
porque te entregaré la ciudad». Así que Josué hizo lo que se le
ordenó. 19En
cuanto Josué dio la señal, todos los hombres que esperaban en la
emboscada salieron de golpe de sus puestos e invadieron la ciudad en
masa. Enseguida la sitiaron y le prendieron fuego.
20Cuando
los hombres de Hai miraron hacia atrás, vieron que salía tanto humo
de la ciudad que cubría el cielo, y ya no tenían adónde ir. Pues los
israelitas que habían huido hacia el desierto se dieron vuelta y
atacaron a los que los perseguían. 21Cuando
Josué y todos los demás israelitas vieron que la emboscada había
dado resultado y que de la ciudad salía humo, se dieron vuelta y
atacaron a los hombres de Hai. 22Mientras
tanto, los israelitas que habían entrado en la ciudad salieron y
atacaron al enemigo por la retaguardia. De esa manera los hombres de
Hai quedaron atrapados en medio, ya que los guerreros israelitas los
encerraron por ambos lados. Israel los atacó, y no sobrevivió ni
escapó una sola persona. 23Solo
al rey de Hai lo capturaron vivo y lo llevaron ante Josué.
24Cuando
el ejército israelita terminó de perseguir y de matar a todos los
hombres de Hai en campo abierto, regresó y acabó con la gente que
había quedado en la ciudad. 25Ese
día fue exterminada toda la población de Hai, incluidos hombres y
mujeres, doce mil personas en total. 26Pues
Josué mantuvo la lanza extendida hasta que todos los habitantes de
Hai fueron totalmente destruidos.27Solo
los animales y los tesoros de la ciudad no fueron destruidos, porque
los israelitas los tomaron como botín, tal como el Señor le
había ordenado a Josué. 28Luego
Josué incendió la ciudad de Hai, la
cual se convirtió en un montón de ruinas y aún sigue desolada hasta
el día de hoy.
29Entonces
Josué atravesó al rey de Hai con un poste afilado y lo dejó allí
colgado hasta la tarde. A la puesta del sol, los israelitas bajaron
el cuerpo como Josué ordenó y lo arrojaron frente a la puerta de la
ciudad. Apilaron un montón de piedras sobre él, las cuales todavía
pueden verse hasta el día de hoy.
El pacto del Señor es renovado
30Luego
Josué construyó un altar al Señor,
Dios de Israel, en el monte Ebal. 31Siguió
los mandatos que Moisés, siervo del Señor,
había escrito en el libro de instrucción: «Háganme un altar con
piedras sin labrar y que no hayan sido trabajadas con herramientas
de hierro».
Entonces presentaron sobre el altar ofrendas quemadas y ofrendas de
paz al Señor. 32Y
mientras los israelitas observaban, Josué copió en las piedras del
altar las
instrucciones que Moisés les había dado.
33Después,
todo Israel —tanto los extranjeros como los israelitas de
nacimiento— junto con sus ancianos, jefes y jueces fue dividido en
dos grupos. Un grupo se paró frente al monte Gerizim, y el otro,
delante del monte Ebal. Ambos grupos quedaron frente a frente y,
entre ellos, estaban los sacerdotes levitas que llevaban el arca del
pacto del Señor.
Todo se hizo de acuerdo a las órdenes que Moisés, siervo del Señor,
había dado previamente para bendecir al pueblo de Israel.
34Entonces
Josué le leyó al pueblo todas las bendiciones y maldiciones que
Moisés había escrito en el libro de instrucción. 35Cada
palabra de cada mandato que Moisés había dado se leyó a todos los
israelitas reunidos en asamblea, incluso a las mujeres, a los niños
y a los extranjeros que vivían entre ellos.
Josué 9:1-2
Los gabaonitas engañan a Israel
1Ahora
bien, todos los reyes que estaban al occidente del río Jordán se
enteraron de lo que había sucedido. Eran los reyes de los hititas,
amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, quienes vivían en
la zona montañosa, en las colinas occidentales y
a lo largo de la costa del mar Mediterráneo hasta
las montañas del Líbano, al norte.2Esos
reyes unieron sus tropas para pelear como un solo ejército contra
Josué y los israelitas.
