7 de Abril

 

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Deuteronomio 31:1-32:27
Lucas 12:8-34
Salmos 78:32-55
Proverbios 7
 

Deuteronomio 31

Josué se convierte en el líder de Israel

Cuando Moisés terminó de dar esas instrucciones[a] a todo el pueblo de Israel, dijo: «Ya tengo ciento veinte años y no puedo seguir guiándote. El Señor me dijo: “No cruzarás el río Jordán”. Sin embargo, el Señor tu Dios sí cruzará delante de ti. Él destruirá a las naciones que viven allí, y tú tomarás posesión de esa tierra. Josué te guiará para cruzar el río, tal como el Señor prometió.

»El Señor destruirá a las naciones que viven en esa tierra, tal como destruyó a Sehón y a Og, los reyes de los amorreos. El Señor te entregará a los que viven allí, y tú tendrás que hacer con ellos lo que te ordené. ¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará».

Luego Moisés mandó llamar a Josué y, en presencia de todo Israel, le dijo: «¡Sé fuerte y valiente! Pues tú guiarás a este pueblo a la tierra que el Señor juró a sus antepasados que les daría. Tú serás quien la repartirá entre ellos y se las dará como sus porciones de tierra. No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará».

Lectura pública del libro de instrucción

Entonces Moisés escribió en un libro todo el conjunto de instrucciones y se lo dio a los sacerdotes que llevaban al arca del pacto del Señor y a los ancianos de Israel. 10 Luego Moisés les dio la siguiente orden: «Al final de cada séptimo año —el Año de Liberación— y durante el Festival de las Enramadas, 11 leerán este libro de instrucción a todo el pueblo de Israel cuando se reúna ante el Señor su Dios en el lugar que él elija. 12 Convoquen a todos —hombres, mujeres, niños y los extranjeros que vivan en sus ciudades— para que oigan lo que dice el libro de instrucción y aprendan a temer al Señor su Dios y a obedecer cuidadosamente todas las condiciones de estas instrucciones. 13 Háganlo para que sus hijos que no saben nada de estas instrucciones, las oigan y aprendan a temer al Señor su Dios. Háganlo mientras vivan en la tierra que van a poseer al cruzar el Jordán».

Predicción de la desobediencia de Israel

14 Luego el Señor le dijo a Moisés: «Ha llegado la hora de tu muerte. Llama a Josué y preséntate con él en el tabernáculo[b] para entregarle mi encargo a Josué allí». Entonces Moisés y Josué fueron y se presentaron en el tabernáculo. 15 Así que el Señor se les apareció en una columna de nube que se detuvo en la entrada de la carpa sagrada.

16 El Señor le dijo a Moisés: «Estás por morir y vas a reunirte con tus antepasados. Cuando ya no estés aquí, los israelitas comenzarán a rendir culto a dioses ajenos, los dioses de la tierra a la cual se dirigen. Me abandonarán y romperán el pacto que hice con ellos. 17 Entonces mi enojo arderá contra ellos. Los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán devorados. Pasarán terribles dificultades y, en aquel día, dirán: “¡Estas calamidades nos han ocurrido porque Dios ya no está entre nosotros!”. 18 En esos días esconderé mi rostro de ellos debido a toda la maldad que cometen al rendir culto a otros dioses.

19 »Por lo tanto, escribe este canto y enséñalo a los israelitas. Ayúdalos a que lo aprendan, para que me sirva de testigo contra ellos. 20 Pues los haré entrar en la tierra que juré dar a sus antepasados, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Allí llegarán a ser prósperos, comerán todo lo que quieran y engordarán. Pero comenzarán a rendir culto a otros dioses; me despreciarán y romperán mi pacto. 21 Entonces cuando les ocurran grandes calamidades, este canto servirá de prueba en su contra, porque sus descendientes jamás lo olvidarán. Yo conozco las intenciones de este pueblo, incluso ahora que todavía no han entrado en la tierra que prometí darles».

22 Así que, ese mismo día, Moisés escribió el canto y lo enseñó a los israelitas.

23 Luego el Señor encargó a Josué, hijo de Nun, con las siguientes palabras: «Sé fuerte y valiente porque tendrás que llevar al pueblo de Israel a la tierra que juré darles. Yo estaré contigo».

24 Cuando Moisés terminó de escribir todo el conjunto de instrucciones en un libro, 25 les dio la siguiente orden a los levitas que llevaban el arca del pacto del Señor: 26 «Tomen este libro de instrucción y pónganlo al lado del arca del pacto del Señor su Dios, para que quede allí como testigo contra ustedes, los israelitas. 27 Pues yo sé lo rebeldes y tercos que son. Incluso ahora que todavía sigo vivo y estoy con ustedes, se han rebelado contra elSeñor. ¡Cuánto más rebeldes se pondrán después de mi muerte!

28 »Llamen ahora a todos los ancianos y a los funcionarios de las tribus, para que les hable directamente y ponga al cielo y a la tierra como testigos en su contra. 29 Yo sé que después de mi muerte ustedes se corromperán por completo y se apartarán del camino que les ordené seguir. En los días futuros, les vendrán calamidades porque harán lo malo a los ojos del Señor y lo enojarán mucho con sus acciones».

El canto de Moisés

30 Entonces Moisés recitó el canto entero en presencia de toda la congregación de Israel:

Deuteronomio 32

1 «¡Escuchen, oh cielos, y hablaré!
    ¡Oye, oh tierra, las palabras que digo!
Que mi enseñanza caiga sobre ustedes como lluvia;
    que mi discurso se asiente como el rocío.
Que mis palabras caigan como lluvia sobre pastos suaves,
    como llovizna delicada sobre plantas tiernas.
Proclamaré el nombre del Señor;
    ¡qué glorioso es nuestro Dios!
Él es la Roca, sus obras son perfectas.
    Todo lo que hace es justo e imparcial.
Él es Dios fiel, nunca actúa mal;
    ¡qué justo y recto es él!

»Pero ellos se comportaron de manera corrupta con él;
    cuando actúan con tanta perversión,
¿son realmente sus hijos?[a]
    Son una generación engañosa y torcida.
¿Es así como le pagas al Señor,
    pueblo necio y sin entendimiento?
¿No es él tu Padre, quien te creó?
    ¿Acaso no te formó y te estableció?
Recuerda los días pasados,
    piensa en las generaciones anteriores.
Pregúntale a tu padre, y él te informará.
    Averigua con los ancianos, y ellos te contarán.
Cuando el Altísimo asignó territorios a las naciones,
    cuando dividió a la raza humana,
fijó los límites de los pueblos
    según el número de su corte celestial.[b]

»Pues el pueblo de Israel pertenece al Señor;
    Jacob es su posesión más preciada.
10 Él lo encontró en un desierto,
    en un páramo vacío y ventoso.
Lo rodeó y lo cuidó;
    lo protegió como a sus propios ojos.[c]
11 Como un águila que aviva a sus polluelos
    y revolotea sobre sus crías,
así desplegó sus alas para tomarlo y alzarlo
    y llevarlo a salvo sobre sus plumas.
12 El Señor, sólo él, lo guió;
    el pueblo no siguió a dioses ajenos.
13 Él lo dejó cabalgar sobre tierras altas
    y saciarse con las cosechas de los campos.
Lo nutrió con miel de la roca
    y con aceite de oliva de los pedregales.
14 Lo alimentó con yogur[d] de la manada
    y leche del rebaño,
    y también con la grasa de los corderos.
Le dio de los mejores carneros de Basán y cabras,
    junto con el trigo más selecto.
Bebiste el vino más fino,
    elaborado con el jugo de las uvas.

15 »Pero Israel[e] pronto engordó y se volvió rebelde;
    ¡el pueblo aumentó de peso, se puso gordo y relleno!
Entonces abandonó a Dios, quien lo había creado;
    se burló de la Roca de su salvación.
16 Lo provocó a celos al rendir culto a dioses ajenos;
    lo enfureció con sus actos detestables.
17 Ofreció sacrificios a demonios, los cuales no son Dios,
    a dioses que no conocían,
a dioses nuevos y recientes;
    a dioses que sus antepasados jamás temieron.
18 Descuidaste la Roca que te engendró;
    te olvidaste del Dios que te dio la vida.

19 »El Señor vio todo eso y se alejó de ti,
    provocado al enojo por sus propios hijos e hijas.
20 Dijo: “Los abandonaré
     y ya veremos cómo terminan.
Pues son una generación torcida,
    hijos sin integridad.
21 Ellos despertaron mis celos al rendir culto a cosas que no son Dios;
    provocaron mi enojo con sus ídolos inútiles.
Ahora yo despertaré sus celos con gente que ni siquiera es pueblo,
    provocaré su enojo por medio de gentiles[f] insensatos.
22 Pues mi enojo arde como el fuego
    y quema hasta las profundidades de la tumba.[g]
Devora la tierra y todos sus cultivos
    y enciende hasta los cimientos de las montañas.
23 Amontonaré calamidades sobre ellos
    y los derribaré con mis flechas.
24 Los debilitaré con hambre,
    alta fiebre y enfermedades mortales.
Les enviaré los colmillos de bestias salvajes
    y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.
25 Por fuera, la espada los matará
    y por adentro, el terror los carcomerá,
tanto a los muchachos como a las jovencitas,
    tanto a los niños como a los ancianos.
26 Los habría aniquilado por completo,
    habría borrado hasta el recuerdo de ellos,
27 pero temí la burla de los enemigos de Israel,
    quienes podrían entender mal y decir:
‘¡Nuestro poder ha triunfado!
    ¡El Señor no tuvo nada que ver en eso!’”

 

Lucas 12:8-34

Advertencia contra la hipocresía

12 Mientras tanto, las multitudes crecieron hasta que miles de personas se arremolinaban y se atropellaban unas a otras. Jesús primero se dirigió a sus discípulos y les advirtió: «Tengan cuidado con la levadura de los fariseos, es decir, su hipocresía. Llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a todos. Todo lo que hayan dicho en la oscuridad se oirá a plena luz, y todo lo que hayan susurrado a puerta cerrada, ¡se gritará desde los techos para que todo el mundo lo oiga!

»Queridos amigos, no teman a los que quieren matarles el cuerpo, después de eso, no pueden hacerles nada más. Les diré a quién temer: teman a Dios, quien tiene el poder de quitarles la vida y luego arrojarlos al infierno.[a] Claro, él es a quien deben temer.

»¿Cuánto cuestan cinco gorriones: dos monedas de cobre?[b] Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Y, en cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.

»Les digo la verdad, a todo el que me reconozca en público aquí en la tierra, el Hijo del Hombre[c] también lo reconocerá en presencia de los ángeles de Dios. Pero el que me niegue aquí en la tierra será negado delante de los ángeles de Dios. 10 El que hable en contra del Hijo del Hombre puede ser perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no será perdonado.

11 »Cuando sean sometidos a juicio en las sinagogas y delante de gobernantes y autoridades, no se preocupen por cómo defenderse o qué decir, 12 porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que hay que decir».

Parábola del rico insensato

13 Entonces alguien de la multitud exclamó:

—Maestro, por favor, dile a mi hermano que divida la herencia de nuestro padre conmigo.

14 Jesús le respondió:

—Amigo, ¿quién me puso por juez sobre ustedes para decidir cosas como ésa?

15 Y luego dijo: «¡Tengan cuidado con toda clase de avaricia! La vida no se mide por cuánto tienen».

16 Luego les contó una historia: «Un hombre rico tenía un campo fértil que producía buenas cosechas. 17 Se dijo a sí mismo: “¿Qué debo hacer? No tengo lugar para almacenar todas mis cosechas”. 18 Entonces pensó: “Ya sé. Tiraré abajo mis graneros y construiré unos más grandes. Así tendré lugar suficiente para almacenar todo mi trigo y mis otros bienes. 19 Luego me pondré cómodo y me diré a mí mismo: ‘Amigo mío, tienes almacenado para muchos años. ¡Relájate! ¡Come y bebe y diviértete!’”.

20 »Pero Dios le dijo: “¡Necio! Vas a morir esta misma noche. ¿Y quién se quedará con todo aquello por lo que has trabajado?”.

21 »Así es, el que almacena riquezas terrenales pero no es rico en su relación con Dios, es un necio».

Enseñanza acerca del dinero y las posesiones

22 Luego, dirigiéndose a sus discípulos, dijo: «Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento para comer o suficiente ropa para vestirse. 23 Pues la vida es más que la comida, y el cuerpo es más que la ropa. 24 Miren los cuervos. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque Dios los alimenta. ¡Y ustedes son para él mucho más valiosos que cualquier pájaro! 25 ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? 26 Y, si por mucho preocuparse no se logra algo tan pequeño como eso, ¿de qué sirve preocuparse por cosas más grandes?

27 »Miren cómo crecen los lirios. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. 28 Y, si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?

29 »No se inquieten por lo que van a comer o lo que van a beber. No se preocupen por esas cosas. 30 Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos en todo el mundo, pero su Padre ya conoce sus necesidades.31 Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás, y él les dará todo lo que necesiten.

32 »Así que no se preocupe, pequeño rebaño. Pues al Padre le da mucha felicidad entregarles el reino.

33 »Vendan sus posesiones y den a los que pasan necesidad. ¡Eso almacenará tesoros para ustedes en el cielo! Y las bolsas celestiales nunca se ponen viejas ni se agujerean. El tesoro de ustedes estará seguro; ningún ladrón podrá robarlo y ninguna polilla, destruirlo. 34 Donde esté su tesoro, allí estarán también los deseos de su corazón.

 

Sal 78:32-55

32 Sin embargo, el pueblo siguió pecando;
    a pesar de sus maravillas, se negaron a confiar en él.
33 Entonces, hizo que la vida de ellos terminara en fracaso,
    y sus años en horror.
34 Cuando Dios comenzó a matarlos,
    finalmente lo buscaron.
    Se arrepintieron y tomaron en serio a Dios.
35 Entonces recordaron que Dios era su roca,
    que el Dios Altísimo[b] era su redentor.
36 Pero todo fue de dientes para afuera;
    le mintieron con la lengua;
37 con el corazón no eran leales a él.
    No cumplieron su pacto.
38 Sin embargo, él tuvo misericordia y perdonó sus pecados,
    y no los destruyó a todos.
Muchas veces contuvo su enojo
    y no desató su furia.
39 Se acordó de que eran simples mortales
    que desaparecen como una ráfaga de viento que nunca vuelve.

40 Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto
    y entristecieron su corazón en esa tierra seca y baldía.
41 Una y otra vez pusieron a prueba la paciencia de Dios
    y provocaron al Santo de Israel.
42 No se acordaron de su poder
    ni de cómo los rescató de sus enemigos.
43 No recordaron las señales milagrosas que hizo en Egipto
    ni sus maravillas en la llanura de Zoán.
44 Pues él convirtió los ríos en sangre,
    para que nadie pudiera beber de los arroyos.
45 Envió grandes enjambres de moscas para que los consumieran
    y miles de ranas para que los arruinaran.
46 Les dio sus cultivos a las orugas;
    las langostas consumieron sus cosechas.
47 Destruyó sus vides con granizo
    y destrozó sus higueras con aguanieve.
48 Dejó su ganado a merced del granizo,
    sus animales, abandonados a los rayos.
49 Desató sobre ellos su ira feroz,
    toda su furia, su enojo y hostilidad.
Envió contra ellos
    a un grupo de ángeles destructores.
50 Se enfureció contra ellos;
    no perdonó la vida de los egipcios,
    sino que los devastó con plagas.
51 Mató al hijo mayor de cada familia egipcia,
    la flor de la juventud en toda la tierra de Egipto.[c]
52 Pero guió a su propio pueblo como a un rebaño de ovejas,
    los condujo a salvo a través del desierto.
53 Los protegió para que no tuvieran temor,
    en cambio sus enemigos quedaron cubiertos por el mar.
54 Los llevó a la frontera de la tierra santa,
    a la tierra de colinas que había conquistado para ellos.
55 A su paso expulsó a las naciones de esa tierra,
    la cual repartió por sorteo a su pueblo como herencia
    y estableció a las tribus de Israel en sus hogares.

 

 

 

 

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