6 de Abril

 

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Deuteronomio 29:1-30:20
Lucas 11:37-12:7
Salmos 78:1-31
Proverbios 6
 
Deuteronomio 29

[a] Estas son las condiciones del pacto que el Señor le encomendó a Moisés que hiciera con los israelitas cuando estaban en la tierra de Moab, además del pacto que había hecho con ellos en el monte Sinaí.[b]

Moisés repasa el pacto

[c] Entonces Moisés convocó a todo el pueblo de Israel y le dijo: «Tú has visto con tus propios ojos todo lo que elSeñor hizo en la tierra de Egipto, tanto al faraón como a todos sus sirvientes y al resto del país; presenciaste las grandes demostraciones de su fuerza, las señales asombrosas y los milagros sorprendentes. ¡Pero hasta el día de hoy, el Señor no te ha dado mente para comprender ni ojos para ver ni oídos para oír! Durante cuarenta años te guié por el desierto, sin embargo, ni tu ropa ni tus sandalias se gastaron. No comiste pan ni bebiste vino ni otra bebida alcohólica, pero el Señor te dio alimento, para que supieras que él es el Señor tu Dios.

»Cuando llegamos aquí, Hesbón, rey de Sehón, y Og, rey de Basán, salieron a pelear contra nosotros, pero los derrotamos. Nos apoderamos de su tierra y se la dimos a la tribu de Rubén y a la de Gad y a la media tribu de Manasés como su porción de la tierra.

»Por lo tanto, obedece las condiciones de este pacto para que prosperes en todo lo que hagas. 10 Hoy, cada uno de ustedes —los jefes de las tribus, los ancianos, los jefes y todos los hombres de Israel— está en la presencia delSeñor su Dios. 11 Tus esposas y tus pequeños están contigo, al igual que los extranjeros que viven en medio de ti, quienes cortan tu leña y llevan tu agua. 12 Hoy estás aquí para hacer un pacto con el Señor tu Dios. El Señor es quien hace ese pacto, que incluye las maldiciones. 13 Hoy, al hacer el pacto, él te confirmará como su pueblo y te reafirmará que él es tu Dios, tal como te lo prometió a ti y se lo juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.

14 »Pero no es sólo contigo que hago este pacto con sus maldiciones. 15 Lo hago tanto contigo, que hoy estás en la presencia del Señor tu Dios, como también con las generaciones futuras, que no están aquí hoy.

16 »Tú recuerdas cómo vivíamos en la tierra de Egipto y cómo anduvimos por el territorio de naciones enemigas cuando salimos de allí. 17 Tú viste las prácticas detestables de esas naciones y sus ídolos[d] de madera, de piedra, de plata y de oro. 18 Hago este pacto contigo, para que nadie —hombre o mujer, clan o tribu— se aparte delSeñor nuestro Dios para rendir culto a esos dioses de otras naciones, y para que ninguna raíz produzca frutos amargos y venenosos en medio de ti.

19 »Los que oyen las advertencias de esta maldición no deberían confiarse demasiado y pensar: “Estoy a salvo, a pesar de que sigo los deseos de mi corazón terco”. ¡Eso los llevaría a la ruina total! 20 Y el Señor jamás perdonará a los que piensan así. Por el contrario, su enojo y su celo arderán contra ellos. Les caerán encima todas las maldiciones escritas en este libro, y el Señor borrará sus nombres de la faz de la tierra. 21 El Señor los apartará de las demás tribus de Israel para echar sobre ellos todas las maldiciones del pacto registradas en este libro de instrucción.

22 »Entonces las generaciones futuras, tanto tus descendientes como los extranjeros que vengan de tierras lejanas, verán la devastación de tu tierra y las enfermedades con las que el Señor la aflige. 23 Exclamarán: “Toda esta tierra quedó devastada con azufre y sal. Es una tierra baldía, sin cultivos, donde no crece nada, ni siquiera un tallo de pasto. Es como las ciudades de Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim, las cuales el Señor destruyó en su intenso enojo”.

24 »Todas las naciones vecinas preguntarán: “¿Por qué el Señor afligió así a esa tierra? ¿Por qué se enojó tanto?”.

25 »Y la respuesta será: “Sucedió porque el pueblo de esa tierra abandonó el pacto que el Señor, Dios de sus antepasados, hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto. 26 En cambio, se apartaron de él para servir y rendir culto a dioses que no conocían, dioses que no provenían del Señor. 27 Por esa razón, el enojo del Señor ardió contra esa tierra y cayeron sobre ella cada una de las maldiciones registradas en este libro. 28 ¡Con gran enojo y furia, el Señor desarraigó a su propio pueblo de la tierra y lo desterró a otra nación, donde ellos viven hasta el día de hoy!”.

29 »El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce. No se nos pedirá cuenta de ellos. Sin embargo, nosotros y nuestros hijos somos responsables por siempre de todo lo que se nos ha revelado, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de estas instrucciones.

Deuteronomio 30

Un llamado a volver al Señor

»En el futuro, cuando experimentes todas las bendiciones y las maldiciones que te detallé y estés viviendo entre las naciones a las que el Señor tu Dios te haya desterrado, toma muy en serio todas estas instrucciones. Si en aquel tiempo, tú y tus hijos regresan al Señor tu Dios, y si obedecen con todo el corazón y con toda el alma los mandatos que te entrego hoy, entonces el Señor tu Dios te devolverá tu bienestar. Tendrá misericordia de ti y te volverá a reunir de entre todas las naciones por donde te dispersó. Aunque estés desterrado en los extremos de la tierra, el Señor tu Dios te traerá de allí y te reunirá nuevamente. El Señor tu Dios te hará volver a la tierra que perteneció a tus antepasados, y será tuya de nuevo. ¡Entonces te hará aún más próspero y numeroso que tus antepasados!

»El Señor tu Dios cambiará tu corazón[a] y el de tus descendientes, para que lo ames con todo el corazón y con toda el alma, y para que tengas vida. El Señor tu Dios impondrá todas esas maldiciones a tus enemigos y a los que te odian y te persiguen. Así volverás a obedecer al Señor y cumplirás todos sus mandatos, los que yo te entrego hoy.

»Entonces el Señor tu Dios te prosperará en todo lo que hagas. Te dará muchos hijos, una gran cantidad de animales y hará que tus campos produzcan cosechas abundantes, porque el Señor volverá a deleitarse en ser bondadoso contigo como lo fue con tus antepasados. 10 El Señor tu Dios se deleitará en ti si obedeces su voz y cumples los mandatos y los decretos escritos en este libro de instrucción, y si te vuelves al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

Elección de vida o muerte

11 »El mandato que te entrego hoy no es demasiado difícil de entender ni está fuera de tu alcance. 12 No está guardado en los cielos, tan distante para que tengas que preguntar: “¿Quién subirá al cielo y lo bajará para que podamos oírlo y obedecer?”. 13 Tampoco está guardado más allá del mar, tan lejos para que tengas que preguntar: “¿Quién cruzará el mar y lo traerá para que podamos oírlo y obedecer?”. 14 Por el contrario, el mensaje está muy al alcance de la mano; está en tus labios y en tu corazón para que puedas obedecerlo.

15 »¡Ahora escucha! En este día, te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre la prosperidad y la calamidad.16 Pues hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios y cumplas sus mandatos, decretos y ordenanzas andando en sus caminos. Si lo haces, vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá a ti y también a la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer.

17 »Sin embargo, si tu corazón se aparta y te niegas a escuchar, y si te dejas llevar a servir y rendir culto a otros dioses, 18 entonces te advierto desde ya que sin duda serás destruido. No tendrás una buena y larga vida en la tierra que ocuparás al cruzar el Jordán.

19 »Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir! 20 Puedes elegir esa opción al amar, al obedecer y al comprometerte firmemente con el Señor tu Dios. Esa[b] es la clave para tu vida. Y si amas y obedeces al Señor, vivirás por muchos años en la tierra que el Señorjuró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob».

 

Lucas 11:37-12:7

Jesús critica a los líderes religiosos

37 Mientras Jesús hablaba, uno de los fariseos lo invitó a comer en su casa. Jesús fue y se sentó a la mesa.[l] 38 Su anfitrión se sorprendió de que se sentara a la mesa sin antes realizar la ceremonia de lavarse las manos que exigía la costumbre judía. 39 Entonces el Señor le dijo: «Ustedes, los fariseos, son tan cuidadosos para limpiar la parte exterior de la taza y del plato pero ustedes están sucios por dentro, ¡llenos de avaricia y de perversidad!40 ¡Necios! ¿No hizo Dios tanto el interior como el exterior? 41 Por lo tanto, limpien el interior dando de sus bienes a los pobres, y quedarán completamente limpios.

42 »¡Qué aflicción les espera, fariseos! Pues se cuidan de dar el diezmo sobre el más mínimo ingreso de sus jardines de hierbas,[m] pero pasan por alto la justicia y el amor de Dios. Es cierto que deben diezmar, pero sin descuidar las cosas más importantes.

43 »¡Qué aflicción les espera, fariseos! Pues les encanta ocupar los asientos de honor en las sinagogas y recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas. 44 ¡Sí, qué aflicción les espera! Pues son como tumbas escondidas en el campo. Las personas caminan sobre ellas sin saber de la corrupción que están pisando».

45 —Maestro —le dijo un experto en la ley religiosa—, nos has insultado a nosotros también con lo que has dicho.

46 —Sí —dijo Jesús—, ¡qué aflicción les espera también a ustedes, expertos en la ley religiosa! Pues aplastan a la gente bajo el peso de exigencias religiosas insoportables y jamás mueven un dedo para aligerar la carga. 47 ¡Qué aflicción les espera! Pues levantan monumentos a los profetas que sus propios antepasados mataron tiempo atrás. 48 Por lo cual, ustedes quedan como testigos que aprueban lo que hicieron sus antepasados. Ellos mataron a los profetas, ¡y ustedes se convierten en cómplices al edificar los monumentos! 49 Esto es lo que Dios en su sabiduría dijo acerca de ustedes:[n] “Les enviaré profetas, y apóstoles, pero ellos matarán a unos y perseguirán a otros”.

50 »Como consecuencia, a esta generación se le hará responsable del asesinato de todos los profetas de Dios desde la creación del mundo, 51 desde el asesinato de Abel hasta el de Zacarías, a quien mataron entre el altar y el santuario. Sí, de verdad se culpará a esta generación.

52  »¡Qué aflicción les espera a ustedes, expertos en la ley religiosa! Pues le quitan a la gente la llave del conocimiento. Ustedes mismos no entran al reino e impiden que otros entren.

53 Mientras Jesús se retiraba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos se pusieron agresivos y trataron de provocarlo con muchas preguntas. 54 Querían tenderle una trampa para que dijera algo que pudieran usar en su contra.

Advertencia contra la hipocresía

12 Mientras tanto, las multitudes crecieron hasta que miles de personas se arremolinaban y se atropellaban unas a otras. Jesús primero se dirigió a sus discípulos y les advirtió: «Tengan cuidado con la levadura de los fariseos, es decir, su hipocresía. Llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a todos. Todo lo que hayan dicho en la oscuridad se oirá a plena luz, y todo lo que hayan susurrado a puerta cerrada, ¡se gritará desde los techos para que todo el mundo lo oiga!

»Queridos amigos, no teman a los que quieren matarles el cuerpo, después de eso, no pueden hacerles nada más. Les diré a quién temer: teman a Dios, quien tiene el poder de quitarles la vida y luego arrojarlos al infierno.[a] Claro, él es a quien deben temer.

»¿Cuánto cuestan cinco gorriones: dos monedas de cobre?[b] Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Y, en cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.

 

Sal 78:1-31

Salmo de Asaf.

Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas;
    abre tus oídos a lo que digo,
    porque te hablaré por medio de una parábola.
Te enseñaré lecciones escondidas de nuestro pasado,
    historias que hemos oído y conocido,
    que nos trasmitieron nuestros antepasados.
No les ocultaremos estas verdades a nuestros hijos;
    a la próxima generación le contaremos
de las gloriosas obras del Señor,
    de su poder y de sus imponentes maravillas.
Pues emitió sus leyes a Jacob;
    entregó sus enseñanzas a Israel.
Les ordenó a nuestros antepasados
    que se las enseñaran a sus hijos,
para que la siguiente generación las conociera
    —incluso los niños que aún no habían nacido—,
    y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos.
De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios
    y no olvidara sus gloriosos milagros,
    sino que obedeciera sus mandamientos.
Entonces no serán obstinados, rebeldes e infieles
    como sus antepasados,
    quienes se negaron a entregar su corazón a Dios.

Los guerreros de Efraín, aunque estaban armados con arcos,
    dieron la espalda y huyeron el día de la batalla.
10 No cumplieron el pacto de Dios
    y se negaron a vivir según sus enseñanzas.
11 Se olvidaron de lo que él había hecho,
    de las grandes maravillas que les había mostrado,
12 de los milagros que hizo para sus antepasados
    en la llanura de Zoán, en la tierra de Egipto.
13 Partió en dos el mar y los guió a cruzarlo,
    ¡mientras sostenía las aguas como si fueran una pared!
14 Durante el día los guiaba con una nube,
    y toda la noche, con una columna de fuego.
15 Partió las rocas en el desierto para darles agua
    como de un manantial burbujeante.
16 Hizo que de la roca brotaran corrientes de agua,
    ¡y que el agua fluyera como un río!

17 Sin embargo, ellos siguieron pecando contra él,
    al rebelarse contra el Altísimo en el desierto.
18 Tercamente pusieron a prueba a Dios en sus corazones,
    al exigirle la comida que tanto ansiaban.
19 Hasta hablaron en contra de Dios al decir:
    «Dios no puede darnos comida en el desierto.
20 Por cierto, puede golpear una roca para que brote agua,
    pero no puede darle pan y carne a su pueblo».
21 Cuando el Señor los oyó, se puso furioso;
    el fuego de su ira se encendió contra Jacob.
    Sí, su enojo aumentó contra Israel,
22 porque no le creyeron a Dios
    ni confiaron en su cuidado.
23 Pero él ordenó que se abrieran los cielos;
    abrió las puertas del cielo.
24 Hizo que lloviera maná para que comieran;
    les dio pan del cielo.
25 ¡Se alimentaron con comida de ángeles!
    Dios les dio todo lo que podían consumir.
26 Soltó el viento del oriente en los cielos
    y guió al viento del sur con su gran poder.
27 ¡Hizo llover tanta carne como si fuera polvo
    y cantidad de aves como la arena a la orilla del mar!
28 Hizo caer las aves dentro del campamento
    y alrededor de sus carpas de campaña.
29 El pueblo comió hasta saciarse;
    él les dio lo que se les antojaba.
30 Pero antes de que saciaran su antojo,
    mientras aún tenían la comida en la boca,
31 la ira de Dios aumentó contra ellos,
    e hirió de muerte a sus hombres más fuertes;
    derribó a los mejores jóvenes de Israel.

 

 

 

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