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La última instancia de la liberación sobrenatural de Daniel es tal
vez la más instructiva. En todo lo que hacía, Daniel estaba por
encima de cualquier reproche. Era digno de confianza, incorruptible,
y honesto. Su estilo de vida, sus decisiones, sus buenas costumbres,
su honestidad y ética de trabajo eran incomparables.
Cuando la persecución extrema vino sobre Daniel, fue a causa de su
justicia, y no debido a alguna falla en la forma en que condujo su
vida. Esta pureza se convirtió en su confianza en el tiempo de
angustia. En la noche oscura del foso de los leones, el ángel del
Señor estaba con Daniel. "Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la
boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui
declarado inocente ante Dios..." (Daniel 6:22).
Tu integridad es tu escudo. Pedro dijo: "...hagan todo lo posible
para que se vea que ustedes llevan una vida pacífica que es pura e
intachable a los ojos de Dios." (2 Pedro 3:14). Si vas a trabajar en
la parte de "pura e intachable", Dios va a trabajar en la parte de
"¡liberarte!"
Cuando el enemigo parece tener la sartén por el mango, buscá en tu
corazón. Si es inocente y puro ante Dios, podés proclamar con el
salmista: "Los que no respetan la ley vienen a atacarme; viven
alejados de tus enseñanzas. Pero tú estás cerca, oh Señor, y todos
tus mandatos son ciertos." (Salmo 119:150-151).
332 días pasaron. ¡Quedan solo 33!
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