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Cuando los dedos de una mano humana escribieron sobre la pared, el
rostro del rey Belsasar "se le puso pálido del susto. Le temblaron
las rodillas a causa del miedo y se le aflojaron las piernas."
(Daniel 5:5-6). Hasta el pecador más valiente se aterroriza ante la
revelación pura de la justicia de Dios.
¡Con qué frecuencia las personas se burlan de Dios como si fuera un
viejo perro acurrucado en el porche! Su ignorancia sólo muestra su
falta de comprensión de su largo sufrimiento. Alguien dijo una vez:
"Nunca confundas la paciencia de Dios con su aprobación." Los que
persisten en actos ilícitos, contando con que la misericordia de
Dios pase por alto sus pecados, un día serán obligados a dar cuenta
de sus acciones. "Su destrucción será la recompensa que recibirán
por el daño que han causado." (2 Pedro 2:13).
Cuando Belsasar tocó los vasos sagrados del templo de Dios (Daniel
5:3-4), cruzó la línea con Dios. Se encontró con la misma suerte de
los ángeles rebeldes, el pueblo de los días de Noé y Sodoma y
Gomorra. Belsasar empujó la misericordia de Dios sobre la línea, y
la misericordia de Dios se volvió juicio.
Caminá delante de Dios con temor y temblor, porque Él es un Dios
maravilloso.
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