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Pedro dijo que no deberíamos sorprendernos o asustarnos por las
cosas dolorosas que ocurran en nuestras vidas. De una forma u otra,
todos vamos a enfrentar en algún momento una "prueba de fuego", un
momento en nuestras vidas cuando decidimos si servir a Dios es algo
que vale la pena a pesar de esas pruebas. (1 Pedro 4:12)
Sadrac, Mesac y Abed-nego caminaron a través de una prueba de fuego.
Los tres jóvenes hebreos llegaron a una decisión de calidad ante el
rey: "Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es
capaz de salvarnos. [...] pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar
en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos
culto a la estatua de oro que usted ha levantado." (Daniel 3:17-18).
Los valientes jóvenes habían determinado que si la prueba los
quemaba o si ellos quemaban la prueba, ¡iban a servir a Dios!
Una vez que decidiste soportar cualquier prueba y darte cuenta de
que "estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su
sufrimiento" (1 Pedro 4:13), no hay nada que Satanás lance en tu
contra que pueda afectarte. De hecho, encontrarás que Jesús está
allí en el fuego contigo (Daniel 3:25).
Las únicas cosas que perderás en el fuego son tus cadenas, porque
ellas ¡serán quemadas!
329 días pasaron. ¡Quedan solo 36!
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