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¿Estás atravesando una dura prueba hoy? Si es así, tu mente tiene
que resolver algunas cuestiones. En primer lugar, tu reacción ante
la prueba debe ser de alegría, ya que la prueba de tu fe produce
paciencia (Santiago 1:2-3). Alegrate cuando estés en una prueba,
porque sin ella, no puede haber testimonio.
En segundo lugar, debés recordar que si perseverás y soportás la
prueba, recibirás la corona de vida (v. 12). Todas tus dificultades
terrenales simplemente están agregando joyas para tu corona y
recompensa eterna. Es una manera distinta de mirar la prueba ¿no?
Por último, nunca debés culpar a Dios por todas tus pruebas. Él no
te tienta a pecar y sólo te da lo que es bueno. "Todo lo que es
bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de
Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos." (v.
17). Recordá siempre "¡Qué bondadoso es el Señor! ¡Qué bueno es él!
¡Tan misericordioso, este Dios nuestro!" (Salmo 116:5).
¿La conclusión del asunto? Las pruebas están trabajando en tu
carácter, son temporales, y Dios está al tanto de ellas. Un día vas
a estar del otro lado de la prueba, diciendote a vos mismo como dijo
el salmista: "Que mi alma descanse nuevamente, porque el Señor ha
sido bueno conmigo." (Salmo 116:7).
320 días pasaron. Quedan solo 45.
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