|
El miedo puede oprimir y enmascarar talentos maravillosos. En su
juventud, Timoteo fue por naturaleza tímido y temeroso. Él por lo
tanto se inclinó a ocultar sus dones por miedo al rechazo. Pablo le
exhortó a "que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio
cuando te impuse mis manos." (2 Timoteo 1:6).
Dios te ha dado dones y talentos únicos para usar en servicio a Él,
"Así que nunca te avergüences de contarles a otros acerca de
nuestro Señor." (2 Timoteo 1:8). El miedo hace que esos dones
especiales se oculten ardiendo dentro de ti, asfixiados por la
intimidación y muriendo por falta de aliento. Cuando empezás a orar
en el Espíritu Santo, sin embargo, los dones latentes comienzan a
arder intensamente y se hacen visibles.
El poder del Espíritu Santo vino sobre Timoteo a través de la
imposición de manos, un método utilizado en toda la Biblia para
impartir la bendición y liberar dones. Esta fue también la manera en
que Moisés impartió el espíritu de sabiduría a Josué (Deuteronomio
34:9).
David se negó a permitir que el miedo lo controle y sofoque su vida.
En cambio, dijo, "No tengas miedo de los terrores de la noche ni de
la flecha que se lanza en el día." (Salmo 91:5).
¡Levantate, despertate y hablá! ¡Liberá tus dones, y no te
avergüences!
294 días pasaron! Solo quedan 71.
|