¡Qué consuelo y temor debe traer el saber que Dios está íntimamente
familiarizado con cada movimiento nuestro y cada una de nuestros
errores! Él envió a Elías a interceptar a los mensajeros de Ocozías
para informarles sobre el veredicto de Dios sobre su lesión (2 Reyes
1:4).
Nada se oculta a los ojos de Dios, incluso las cosas destinadas a
mantenerse en secreto. A través de una revelación dada por el
Espíritu Santo, los profetas de Jericó y Betel discernieron que
Elías sería llevado al cielo el mismo día en que finalmente fue (2
Reyes 2:3, 5).
Dios conoce cada paso y paso en falso, y él incluso registra tus
actos en su libro antes de realizarlos (Salmo 139:16). Dondequiera
que vayas, hagas lo que hagas hoy, el Espíritu de Dios estará allí,
observando, ayudando y protegiendo.
Relajate en su gran omnisciencia, y caminá con cuidado. El milagro
más grande de todos es que ¡Él te conoce íntimamente y todavía te
ama incondicionalmente!
171 días pasaron... quedan 194.
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