¡Qué imagen de la fuerza conquistadora de Dios vemos en como David
relata las hazañas de sus valientes (2 Samuel 23)! Uno de ellos
mató a ochocientos hombres (v. 8), y otros mataron a cientos sin
ayuda de nadie. Tres de ellos atravesaron todo un ejército para
traer a David un vaso de agua (v. 16). Uno mató a un león en un foso
y arrebató una lanza de un gigante (vv. 20-21).
¡Oh, las hazañas valientes de los que están llenos del poder de
Dios! Después de que fue bautizado en el Espíritu Santo, la manera
como Pedro enfrentó con audacia a la hostil Jerusalén fue tan
impresionante como el valor de los valientes de David.
¡Fuera el cristianismo débil y cobarde! Rindámonos al Espíritu Santo
y preparémonos para la batalla triunfal contra el enemigo. Somos los
hombres y mujeres valientes del Espíritu Santo bajo el Nuevo Pacto.
Nuestro poder no está destinado a la destrucción, sino para la
reconciliación. Nuestra victoria no será una victoria militar, sino
una cosecha de almas. "Los que creyeron lo que Pedro dijo fueron
bautizados y sumados a la iglesia en ese mismo día, como tres mil en
total." (Hechos 2:41).
Bajo la influencia del Espíritu Santo, alguien va a llevar miles a
los pies del Señor. ¿Por qué no deberías ser vos?
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