Una de las lecciones más difíciles que podés enfrentar en la vida es
aprender a no vengarte. En dos casos separados con dos enemigos
diferentes, David demostró la importancia de no tomar venganza. En
la cueva de En-gadi, David pudo haber matado a Saúl y haber
terminado con las constantes huídas. En cambio, David optó por no
vengar los intentos malvados de Saúl para matarlo y juró que su mano
nunca tocaría a Saúl.
En otro ejemplo, en el Antiguo Testamento, Abigail interceptó a
David y lo convenció de no vengarse de Nabal. David le dio las
gracias por evitar que él derramara sangre ese día y por impedirle
tomar venganza con sus propias manos (1 Samuel 25:33).
¡Qué fácil es tomar el asunto en tus propias manos, a pesar de que
Dios ha dicho: "Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor"
(Romanos 12:19 RV). El diablo puede enviar a alguien que te provoque
a tomar el asunto en tus propias manos, pero dejá tu venganza en las
manos de Dios. Un día vas a mirar hacia arriba y los "Saúl" y
"Nabal" de tu vida "[Dios]... arrojará la vida de tus enemigos como
de en medio de la palma de una honda" (1 Samuel 25:29).
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