Jesús describió al diablo como un asesino desde el principio de los
tiempos, y esta descripción también sirve para ilustrar la vida del
rey Saúl. Cuando un espíritu maligno se apoderó de Saúl, se sintió
abrumado con pensamientos de envidia y asesinato hacia David. Una y
otra vez intentó destruir a David, incluso tratando de clavarlo a la
pared con una lanza (1 Samuel 18:10-11).
Satanás tiene envidia de los creyentes porque lo han reemplazado
como adoradores e hijos de Dios. Su odio por la humanidad no conoce
límites. Él siempre busca "robar, matar y destruir" (Juan 10:10).
¡Él quiere destruirte!
Jesús dijo que el diablo es un mentiroso y padre de mentira. Saúl le
mintió a David y le dijo que quería darle a su hija mayor, Merab en
matrimonio con él. De hecho, él quería que David matara a los
filisteos (1 Samuel 18:17). La inocencia de David, sin embargo, era
su protección. El Señor envió al Espíritu Santo para arrojar en
tierra a los soldados que perseguían a David. Incluso el propio Saúl
fue derribado (19:23-24).
Alegrémonos de que a pesar de que Satanás ataca con mentiras e
intenciones asesinas, el Espíritu Santo puede volver inofensivos a
nuestros enemigos.
¡Vamos a cumplir nuestros propósitos en Dios!
135 días pasaron ya, quedan 230.
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