Elí tuvo dificultades en disciplinar a sus hijos porque estaba más
preocupado por la opinión que ellos tenían del él, que la opinión de
Dios. Entonces Dios le preguntó: "¿Por qué les das más honor a tus
hijos que a mí? ¡Pues tú y ellos han engordado con lo mejor de las
ofrendas de mi pueblo Israel!" (1 Samuel 2:29).
Los cristianos debemos valorar la Palabra de Dios y Su opinión mucho
más de lo que valoramos la opinión de los hombres. Jesús reprendió a
los Judíos porque no hicieron ningún esfuerzo en obtener la
verdadera gloria que viene sólo de Dios. En lugar de ello, estaban
más preocupados en recibir elogios por parte de los otros (Juan
5:44).
Alguien dijo una vez: "Nunca te preocupes de lo que otros piensan de
vos, porque ellos no piensan en vos!" En realidad, la mayoría de la
gente realmente piensa en sí mismos, y sus opiniones no cuentan
cuando te ponés de pie delante del todopoderoso Dios. Llegará el día
cuando todos los hombres estarán en silencio, y vas a estar dando
cuentas, sólo, de tus elecciones y convicciones. ¿Dónde estarán
entonces tus seguidores y críticos?
Si ponés la opinión de Dios por sobre todas las cosas, puede
costarte un amigo. Sin embargo, en el juicio final, la eternidad
registrará tu integridad ante Él. Permanecé firme en la verdad, y
honrá a Dios por encima de cualquier otra persona, incluso familiar.
127 pasaron, restan 238 para tomar decisiones firmes, que te
aseguren tu eternidad.
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