8 de Mayo

 

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1 Samuel 2:22 a 4:22
Juan 5:24-47
Salmo 106:1-12
Proverbios 8

 

1º Samuel 2:22...

22Ahora bien, Elí era muy viejo, pero estaba consciente de lo que sus hijos le hacían al pueblo de Israel. Por ejemplo, sabía que sus hijos seducían a las jóvenes que ayudaban a la entrada del tabernáculo. 23Elí les dijo: «He oído lo que la gente dice acerca de las cosas perversas que ustedes hacen. ¿Por qué siguen pecando?24¡Basta, hijos míos! Los comentarios que escucho del pueblo del Señor no son buenos. 25Si alguien peca contra otra persona, Dios puede mediar por el culpable. Pero si alguien peca contra el Señor, ¿quién podrá interceder?». Sin embargo, los hijos de Elí no hicieron caso a su padre, porque el Señor ya había decidido quitarles la vida.
26Mientras tanto, el niño Samuel crecía en estatura física y en el favor del Señor y en el de toda la gente.
Advertencia para la familia de Elí
27Cierto día un hombre de Dios vino a Elí y le dio el siguiente mensaje del Señor: «Cuando el pueblo de Israel era esclavo en Egipto, yo me revelé a tus antepasados.28Elegí a tu antepasado Aarón de entre todas las tribus de Israel para que fuera mi sacerdote, ofreciera sacrificios sobre mi altar, quemara incienso y vistiera el chaleco sacerdotal, cuando me servía. Y les asigné las ofrendas de los sacrificios a ustedes, los sacerdotes. 29Entonces, ¿por qué menosprecian mis sacrificios y ofrendas? ¿Por qué les das más honor a tus hijos que a mí? ¡Pues tú y ellos han engordado con lo mejor de las ofrendas de mi pueblo Israel!
30»Por lo tanto, el Señor, Dios de Israel, dice: prometí que los de tu rama de la tribu de Leví me servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian.31Llegará el tiempo cuando pondré fin a tu familia para que ya no me sirva en el sacerdocio. Todos los miembros de tu familia morirán antes de tiempo; ninguno llegará a viejo.32Con envidia mirarás cuando derrame prosperidad sobre el pueblo de Israel, pero ningún miembro de tu familia jamás cumplirá sus días. 33Los que sobrevivan llevarán una vida de tristeza y dolor, y sus hijos morirán de muerte violenta. 34Y para comprobar que lo que dije se hará realidad, ¡haré que tus dos hijos, Ofni y Finees, mueran el mismo día!
35»Entonces levantaré a un sacerdote fiel, quien me servirá y hará lo que yo deseo. Estableceré para él una descendencia duradera, y ellos serán por siempre sacerdotes para mis reyes ungidos. 36Así pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos suficiente para comer”».

 

1º Samuel 3...

El Señor habla a Samuel
1Mientras tanto, el niño Samuel servía al Señor ayudando a Elí. Ahora bien, en esos días los mensajes del Señor eran muy escasos y las visiones eran poco comunes.
2Una noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había acostado. 3La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba dormido en el tabernáculo cerca del arca de Dios. 4De pronto el Señor llamó:
—¡Samuel!
—Sí —respondió Samuel—. ¿Qué quiere?
5Se levantó y corrió hasta donde estaba Elí.
—Aquí estoy. ¿Me llamó usted?
—Yo no te llamé —dijo Elí—. Vuelve a la cama.
Entonces, Samuel se volvió a acostar. 6Luego, el Señor volvió a llamar:
—¡Samuel!
Nuevamente Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí.
—Aquí estoy. ¿Me llamó usted?
—Yo no te llamé, hijo mío —respondió Elí—. Vuelve a la cama.
7Samuel todavía no conocía al Señor, porque nunca antes había recibido un mensaje de él. 8Así que el Señor llamó por tercera vez, y una vez más Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí.
—Aquí estoy. ¿Me llamó usted?
En ese momento Elí se dio cuenta de que era el Señor quien llamaba al niño. 9Entonces le dijo a Samuel:
—Ve y acuéstate de nuevo y, si alguien vuelve a llamarte, di: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”.
Así que Samuel volvió a su cama. 10Y el Señor vino y llamó igual que antes:
—¡Samuel! ¡Samuel!
Y Samuel respondió:
—Habla, que tu siervo escucha.
11Entonces el Señor le dijo a Samuel:
—Estoy por hacer algo espantoso en Israel.12Llevaré a cabo todas mis amenazas contra Elí y su familia, de principio a fin. 13Le advertí que viene juicio sobre su familia para siempre, porque sus hijos blasfeman a Dios y él no los ha disciplinado. 14Por eso juré que los pecados de Elí y los de sus hijos jamás serán perdonados ni por medio de sacrificios ni ofrendas.
Samuel, vocero del Señor
15Entonces Samuel se quedó en la cama hasta la mañana; luego se levantó y abrió las puertas del tabernáculo, como de costumbre. Tenía miedo de contarle a Elí lo que el Señor le había dicho. 16Pero Elí lo llamó:
—Samuel, hijo mío.
—Aquí estoy —respondió Samuel.
17—¿Qué te dijo el Señor? Dímelo todo. ¡Y que el Señor te castigue, y aun te mate, si me ocultas algo!
18Entonces Samuel le contó todo a Elí; no le ocultó nada.
—Es la voluntad del Señor —respondió Elí—. Que él haga lo que mejor le parezca.
19El Señor estaba con Samuel mientras crecía, y todo lo que Samuel decía se cumplía.20Entonces todo Israel, desde Dan en el norte hasta Beerseba en el sur, supo que Samuel había sido confirmado como profeta del Señor. 21El Señor siguió apareciéndose en Silo y le daba mensajes a Samuel allí en el tabernáculo.

1º Samuel 4:1-22

Los filisteos capturan el arca
1Y las palabras de Samuel llegaban a todo el pueblo de Israel.En la edición impresa de la NTV, esta oración se fija al final del 3:21 En aquel tiempo, Israel estaba en guerra con los filisteos. El ejército israelita acampaba cerca de Ebenezer y los filisteos estaban en Afec. 2Los filisteos atacaron al ejército de Israel y lo derrotaron matando a cuatro mil hombres. 3Terminada la batalla, las tropas se retiraron a su campamento, y los ancianos de Israel se preguntaban: «¿Por qué permitió el Señor que los filisteos nos derrotaran?». Después dijeron: «Traigamos de Silo el arca del pacto del Señor. Si la llevamos con nosotros a la batalla, nos salvará de nuestros enemigos».
4Así que enviaron hombres a Silo para que trajeran el arca del pacto del Señor de los Ejércitos Celestiales, quien está entronizado entre los querubines. Los hijos de Elí, Ofni y Finees, también estaban allí con el arca del pacto de Dios.5Cuando los israelitas vieron que el arca del pacto del Señor llegaba al campamento, ¡su grito de alegría fue tan fuerte que hizo temblar la tierra!
6«¿Qué estará pasando? —se preguntaron los filisteos—. ¿Qué es todo ese griterío en el campamento de los hebreos?». Cuando les dijeron que era porque el arca del Señor había llegado al campamento, 7entraron en pánico. «¡Los dioses hanllegado a su campamento! —exclamaron—. ¡Esto es un desastre! ¡Nunca antes nos hemos enfrentado a algo así!8¡Socorro! ¿Quién podrá librarnos de los dioses poderosos de Israel? Son los mismos dioses que destruyeron a los egipcios con plagas cuando Israel estaba en el desierto. 9¡Filisteos, peleen como nunca antes! ¡Si no lo hacen, seremos esclavos de los hebreos así como ellos han sido esclavos nuestros! ¡Peleen como hombres!».
10Así que los filisteos pelearon con desesperación, y de nuevo derrotaron a Israel. La matanza fue grande; ese día murieron treinta mil soldados israelitas. Los sobrevivientes dieron la vuelta y huyeron, cado uno a su carpa. 11Entonces los filisteos capturaron el arca de Dios y mataron a Ofni y a Finees, los dos hijos de Elí.
Muerte de Elí
12Un hombre de la tribu de Benjamín corrió desde el campo de batalla y, más tarde ese mismo día, llegó a Silo. Había rasgado su ropa y echado polvo sobre su cabeza en señal de dolor. 13Elí esperaba junto al camino para oír noticias de la batalla, pues estaba tan preocupado por la seguridad del arca de Dios que le temblaba el corazón. Cuando llegó el mensajero y contó lo que había sucedido, un clamor resonó por todo el pueblo.
14«¿A qué se debe todo ese ruido?», preguntó Elí.
Entonces el mensajero corrió a donde estaba Elí, 15quien tenía noventa y ocho años de edad y ya estaba ciego, 16y le dijo:
—Acabo de llegar del campo de batalla; estuve allí hoy mismo.
—¿Qué pasó, hijo mío? —preguntó Elí.
17—Israel fue derrotado por los filisteos —le contestó el mensajero—. Masacraron a la gente, también mataron a sus dos hijos, Ofni y Finees, y capturaron el arca de Dios.
18Cuando el mensajero mencionó lo que había sucedido al arca de Dios, Elí cayó de espaldas de su asiento junto a la puerta. Se quebró la nuca y murió, porque era viejo y demasiado gordo. Durante cuarenta años había sido el juez de Israel.
19La nuera de Elí, esposa de Finees, estaba embarazada y próxima a dar a luz. Cuando se enteró de que habían capturado el arca de Dios y que su suegro y su esposo habían muerto, entró en trabajo de parto y dio a luz. 20Ella murió después del parto, pero antes de que muriera las parteras trataron de animarla. «No tengas miedo —le dijeron—. ¡Tienes un varón!». Pero ella no contestó ni les prestó atención.
21Al niño le puso por nombre Icabod (que significa «¿dónde está la gloria?») porque dijo: «La gloria de Israel se ha ido». Le puso ese nombre porque el arca de Dios había sido capturada y porque murieron su suegro y su esposo. 22Y luego dijo: «La gloria se ha ido de Israel, porque el arca de Dios ha sido capturada».

 

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Juan 5:24-47

24»Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.
25»Y les aseguro que se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los muertos oirán mi voz, la voz del Hijo de Dios, y los que escuchen, vivirán. 26El Padre tiene vida en sí mismo y le ha entregado a su Hijo ese mismo poder de dar vida. 27Y le ha dado autoridad para juzgar a todos, porque es el Hijo del Hombre. 28¡No se sorprendan tanto! Ciertamente, ya se acerca el tiempo en que todos los que están en las tumbas oirán la voz del Hijo de Dios 29y resucitarán. Los que hicieron el bien resucitarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio. 30Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo según Dios me indica. Por lo tanto, mi juicio es justo, porque llevo a cabo la voluntad del que me envió y no la mía.
Testigos de Jesús
31»Si yo diera testimonio en mi propio favor, mi testimonio no sería válido; 32pero hay otro que también da testimonio de mí, y les aseguro que todo lo que dice acerca de mí es verdad. 33De hecho, ustedes enviaron a sus hombres para que escucharan a Juan el Bautista, y el testimonio que él dio acerca de mí fue cierto. 34Por supuesto, no necesito testigos humanos, pero digo estas cosas para que ustedes sean salvos. 35Juan era como una lámpara que ardía y brillaba, y ustedes se entusiasmaron con su mensaje durante un tiempo; 36pero yo tengo un testigo aún más importante que Juan: mis enseñanzas y mis milagros. El Padre me dio estas obras para que yo las realizara, y ellas prueban que él me envió. 37El Padre mismo, quien me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto cara a cara, 38y no tienen su mensaje en el corazón, porque no creen en mí, que soy a quien el Padre les ha enviado.
39»Ustedes estudian las Escrituras a fondo porque piensan que ellas les dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí! 40Sin embargo, ustedes se niegan a venir a mí para recibir esa vida.
41»La aprobación de ustedes no significa nada para mí,42porque sé que no tienen el amor de Dios adentro. 43Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes me han rechazado. Sin embargo, si otros vienen en su propio nombre, ustedes los reciben con gusto. 44¡Con razón les cuesta creer! Pues a ustedes les encanta honrarse unos a otros, pero no les importa la honra que proviene del único que es Dios.
45»Sin embargo, no soy yo quien los acusará ante el Padre. ¡Moisés los acusará! Sí, Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza. 46Si en verdad le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí; 47pero como no creen en lo que él escribió, ¿cómo creerán lo que yo digo?».

 

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Salmo 106:1-12

1¡Alabado sea el Señor!
¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.
2¿Quién podrá enumerar los gloriosos milagros del Señor?
¿Quién podrá alabarlo lo suficiente?
3Hay alegría para los que tratan con justicia a los demás
y siempre hacen lo que es correcto.
4Acuérdate de mí, Señor, cuando le muestres favor a tu pueblo;
acércate y rescátame.
5Déjame tener parte en la prosperidad de tus elegidos.
Permite que me alegre por el gozo de tu pueblo;
concédeme alabarte con los que son tu herencia.
6Hemos pecado como nuestros antepasados.
¡Hicimos lo malo y actuamos de manera perversa!
7Nuestros antepasados en Egipto
no quedaron conmovidos ante las obras milagrosas del Señor.
Pronto olvidaron sus muchos actos de bondad hacia ellos;
en cambio, se rebelaron contra él en el mar Rojo.
8Aun así, él los salvó:
para defender el honor de su nombre
y para demostrar su gran poder.
9Ordenó al mar Rojo que se secara
y condujo a Israel a través del mar como si fuera un desierto.
10Así los rescató de sus enemigos
y los libertó de sus adversarios.
11Después el agua volvió y cubrió a sus enemigos;
ninguno de ellos sobrevivió.
12Entonces el pueblo creyó las promesas del Señor

 

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