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1º Samuel
2:22...
22Ahora
bien, Elí era muy viejo, pero estaba consciente de lo que
sus hijos le hacían al pueblo de Israel. Por ejemplo, sabía
que sus hijos seducían a las jóvenes que ayudaban a la
entrada del tabernáculo. 23Elí
les dijo: «He oído lo que la gente dice acerca de las cosas
perversas que ustedes hacen. ¿Por qué siguen pecando?24¡Basta,
hijos míos! Los comentarios que escucho del pueblo del Señor no
son buenos. 25Si
alguien peca contra otra persona, Dios puede mediar
por el culpable. Pero si alguien peca contra el Señor,
¿quién podrá interceder?». Sin embargo, los hijos de Elí no
hicieron caso a su padre, porque el Señor ya
había decidido quitarles la vida.
26Mientras
tanto, el niño Samuel crecía en estatura física y en el
favor del Señor y
en el de toda la gente.
Advertencia para la familia de Elí
27Cierto
día un hombre de Dios vino a Elí y le dio el siguiente
mensaje del Señor:
«Cuando el pueblo de Israel era esclavo en Egipto, yo me
revelé a
tus antepasados.28Elegí
a tu antepasado Aarón
de entre todas las tribus de Israel para que fuera mi
sacerdote, ofreciera sacrificios sobre mi altar, quemara
incienso y vistiera el chaleco sacerdotal, cuando
me servía. Y les asigné las ofrendas de los sacrificios a
ustedes, los sacerdotes. 29Entonces,
¿por qué menosprecian mis sacrificios y ofrendas? ¿Por qué
les das más honor a tus hijos que a mí? ¡Pues tú y ellos han
engordado con lo mejor de las ofrendas de mi pueblo Israel!
30»Por
lo tanto, el Señor,
Dios de Israel, dice: prometí que los de tu rama de la tribu
de Leví me
servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a
los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian.31Llegará
el tiempo cuando pondré fin a tu familia para que ya no me
sirva en el sacerdocio. Todos los miembros de tu familia
morirán antes de tiempo; ninguno llegará a viejo.32Con
envidia mirarás cuando derrame prosperidad sobre el pueblo
de Israel, pero ningún miembro de tu familia jamás cumplirá
sus días. 33Los
que sobrevivan llevarán una vida de tristeza y dolor, y sus
hijos morirán de muerte violenta. 34Y
para comprobar que lo que dije se hará realidad, ¡haré que
tus dos hijos, Ofni y Finees, mueran el mismo día!
35»Entonces
levantaré a un sacerdote fiel, quien me servirá y hará lo
que yo deseo. Estableceré para él una descendencia duradera,
y ellos serán por siempre sacerdotes para mis reyes ungidos. 36Así
pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán
ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que
nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos
suficiente para comer”».
1º
Samuel 3...
El
Señor
habla a Samuel
1Mientras
tanto, el niño Samuel servía al Señor ayudando
a Elí. Ahora bien, en esos días los mensajes del Señor eran
muy escasos y las visiones eran poco comunes.
2Una
noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había
acostado. 3La
lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba
dormido en el tabernáculo cerca
del arca de Dios. 4De
pronto el Señor llamó:
—¡Samuel!
—Sí —respondió Samuel—. ¿Qué quiere?
5Se
levantó y corrió hasta donde estaba Elí.
—Aquí estoy. ¿Me llamó usted?
—Yo no te llamé —dijo Elí—. Vuelve a la cama.
Entonces, Samuel se volvió a acostar. 6Luego,
el Señor volvió
a llamar:
—¡Samuel!
Nuevamente Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí.
—Aquí estoy. ¿Me llamó usted?
—Yo no te llamé, hijo mío —respondió Elí—. Vuelve a la cama.
7Samuel
todavía no conocía al Señor,
porque nunca antes había recibido un mensaje de él. 8Así
que el Señor llamó
por tercera vez, y una vez más Samuel se levantó y fue a
donde estaba Elí.
—Aquí estoy. ¿Me llamó usted?
En ese momento Elí se dio cuenta de que era el Señor quien
llamaba al niño. 9Entonces
le dijo a Samuel:
—Ve y acuéstate de nuevo y, si alguien vuelve a llamarte,
di: “Habla, Señor,
que tu siervo escucha”.
Así que Samuel volvió a su cama. 10Y
el Señor vino
y llamó igual que antes:
—¡Samuel! ¡Samuel!
Y Samuel respondió:
—Habla, que tu siervo escucha.
11Entonces
el Señor le
dijo a Samuel:
—Estoy por hacer algo espantoso en Israel.12Llevaré
a cabo todas mis amenazas contra Elí y su familia, de
principio a fin. 13Le
advertí que viene juicio sobre su familia para siempre,
porque sus hijos blasfeman a Dios y
él no los ha disciplinado. 14Por
eso juré que los pecados de Elí y los de sus hijos jamás
serán perdonados ni por medio de sacrificios ni ofrendas.
Samuel, vocero del Señor
15Entonces
Samuel se quedó en la cama hasta la mañana; luego se levantó
y abrió las puertas del tabernáculo, como
de costumbre. Tenía miedo de contarle a Elí lo que el Señor le
había dicho. 16Pero
Elí lo llamó:
—Samuel, hijo mío.
—Aquí estoy —respondió Samuel.
17—¿Qué
te dijo el Señor?
Dímelo todo. ¡Y que el Señor te
castigue, y aun te mate, si me ocultas algo!
18Entonces
Samuel le contó todo a Elí; no le ocultó nada.
—Es la voluntad del Señor —respondió
Elí—. Que él haga lo que mejor le parezca.
19El
Señor estaba
con Samuel mientras crecía, y todo lo que Samuel decía se
cumplía.20Entonces
todo Israel, desde Dan en el norte hasta Beerseba en el sur,
supo que Samuel había sido confirmado como profeta del Señor. 21El
Señor siguió
apareciéndose en Silo y le daba mensajes a Samuel allí en el
tabernáculo.
1º
Samuel 4:1-22
Los filisteos capturan el arca
1Y las
palabras de Samuel llegaban a todo el pueblo de Israel.En la
edición impresa de la NTV, esta oración se fija al final del
3:21 En aquel tiempo, Israel estaba en guerra con los
filisteos. El ejército israelita acampaba cerca de Ebenezer
y los filisteos estaban en Afec. 2Los
filisteos atacaron al ejército de Israel y lo derrotaron
matando a cuatro mil hombres. 3Terminada
la batalla, las tropas se retiraron a su campamento, y los
ancianos de Israel se preguntaban: «¿Por qué permitió el Señor que
los filisteos nos derrotaran?». Después dijeron: «Traigamos
de Silo el arca del pacto del Señor.
Si la llevamos con nosotros a la batalla, nos salvará de
nuestros enemigos».
4Así
que enviaron hombres a Silo para que trajeran el arca del
pacto del Señor de
los Ejércitos Celestiales, quien está entronizado entre los
querubines. Los hijos de Elí, Ofni y Finees, también estaban
allí con el arca del pacto de Dios.5Cuando
los israelitas vieron que el arca del pacto del Señor llegaba
al campamento, ¡su grito de alegría fue tan fuerte que hizo
temblar la tierra!
6«¿Qué
estará pasando? —se preguntaron los filisteos—. ¿Qué es todo
ese griterío en el campamento de los hebreos?». Cuando les
dijeron que era porque el arca del Señor había
llegado al campamento, 7entraron
en pánico. «¡Los dioses hanllegado
a su campamento! —exclamaron—. ¡Esto es un desastre! ¡Nunca
antes nos hemos enfrentado a algo así!8¡Socorro!
¿Quién podrá librarnos de los dioses poderosos de Israel?
Son los mismos dioses que destruyeron a los egipcios con
plagas cuando Israel estaba en el desierto. 9¡Filisteos,
peleen como nunca antes! ¡Si no lo hacen, seremos esclavos
de los hebreos así como ellos han sido esclavos nuestros!
¡Peleen como hombres!».
10Así
que los filisteos pelearon con desesperación, y de nuevo
derrotaron a Israel. La matanza fue grande; ese día murieron
treinta mil soldados israelitas. Los sobrevivientes dieron
la vuelta y huyeron, cado uno a su carpa. 11Entonces
los filisteos capturaron el arca de Dios y mataron a Ofni y
a Finees, los dos hijos de Elí.
Muerte de Elí
12Un
hombre de la tribu de Benjamín corrió desde el campo de
batalla y, más tarde ese mismo día, llegó a Silo. Había
rasgado su ropa y echado polvo sobre su cabeza en señal de
dolor. 13Elí
esperaba junto al camino para oír noticias de la batalla,
pues estaba tan preocupado por la seguridad del arca de Dios
que le temblaba el corazón. Cuando llegó el mensajero y
contó lo que había sucedido, un clamor resonó por todo el
pueblo.
14«¿A
qué se debe todo ese ruido?», preguntó Elí.
Entonces el mensajero corrió a donde estaba Elí, 15quien
tenía noventa y ocho años de edad y ya estaba ciego, 16y
le dijo:
—Acabo de llegar del campo de batalla; estuve allí hoy
mismo.
—¿Qué pasó, hijo mío? —preguntó Elí.
17—Israel
fue derrotado por los filisteos —le contestó el mensajero—.
Masacraron a la gente, también mataron a sus dos hijos, Ofni
y Finees, y capturaron el arca de Dios.
18Cuando
el mensajero mencionó lo que había sucedido al arca de Dios,
Elí cayó de espaldas de su asiento junto a la puerta. Se
quebró la nuca y murió, porque era viejo y demasiado gordo.
Durante cuarenta años había sido el juez de Israel.
19La
nuera de Elí, esposa de Finees, estaba embarazada y próxima
a dar a luz. Cuando se enteró de que habían capturado el
arca de Dios y que su suegro y su esposo habían muerto,
entró en trabajo de parto y dio a luz. 20Ella
murió después del parto, pero antes de que muriera las
parteras trataron de animarla. «No tengas miedo —le
dijeron—. ¡Tienes un varón!». Pero ella no contestó ni les
prestó atención.
21Al
niño le puso por nombre Icabod (que significa «¿dónde está
la gloria?») porque dijo: «La gloria de Israel se ha ido».
Le puso ese nombre porque el arca de Dios había sido
capturada y porque murieron su suegro y su esposo. 22Y luego
dijo: «La gloria se ha ido de Israel, porque el arca de Dios
ha sido capturada».
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Juan 5:24-47
24»Les
digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en
Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados
por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.
25»Y
les aseguro que se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado—
cuando los muertos oirán mi voz, la voz del Hijo de Dios, y los
que escuchen, vivirán. 26El
Padre tiene vida en sí mismo y le ha entregado a su Hijo ese
mismo poder de dar vida. 27Y
le ha dado autoridad para juzgar a todos, porque es el Hijo del
Hombre. 28¡No
se sorprendan tanto! Ciertamente, ya se acerca el tiempo en que
todos los que están en las tumbas oirán la voz del Hijo de Dios 29y
resucitarán. Los que hicieron el bien resucitarán para gozar de
la vida eterna, y los que continuaron en su maldad resucitarán
para sufrir el juicio. 30Yo
no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo según Dios me
indica. Por lo tanto, mi juicio es justo, porque llevo a cabo la
voluntad del que me envió y no la mía.
Testigos de Jesús
31»Si
yo diera testimonio en mi propio favor, mi testimonio no sería
válido; 32pero
hay otro que también da testimonio de mí, y les aseguro que todo
lo que dice acerca de mí es verdad. 33De
hecho, ustedes enviaron a sus hombres para que escucharan a Juan
el Bautista, y el testimonio que él dio acerca de mí fue cierto. 34Por
supuesto, no necesito testigos humanos, pero digo estas cosas
para que ustedes sean salvos. 35Juan
era como una lámpara que ardía y brillaba, y ustedes se
entusiasmaron con su mensaje durante un tiempo; 36pero
yo tengo un testigo aún más importante que Juan: mis enseñanzas
y mis milagros. El Padre me dio estas obras para que yo las
realizara, y ellas prueban que él me envió. 37El
Padre mismo, quien me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes
nunca han oído su voz ni lo han visto cara a cara, 38y
no tienen su mensaje en el corazón, porque no creen en mí, que
soy a quien el Padre les ha enviado.
39»Ustedes
estudian las Escrituras a fondo porque piensan que ellas les dan
vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí! 40Sin
embargo, ustedes se niegan a venir a mí para recibir esa vida.
41»La
aprobación de ustedes no significa nada para mí,42porque
sé que no tienen el amor de Dios adentro. 43Yo
he venido en nombre de mi Padre, y ustedes me han rechazado. Sin
embargo, si otros vienen en su propio nombre, ustedes los
reciben con gusto. 44¡Con
razón les cuesta creer! Pues a ustedes les encanta honrarse unos
a otros, pero no les importa la honra que proviene del único que
es Dios.
45»Sin
embargo, no soy yo quien los acusará ante el Padre. ¡Moisés los
acusará! Sí, Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza. 46Si
en verdad le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque él
escribió acerca de mí; 47pero
como no creen en lo que él escribió, ¿cómo creerán lo que yo
digo?».

Salmo
106:1-12
1¡Alabado sea el Señor!
¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.
2¿Quién podrá enumerar los gloriosos milagros del Señor?
¿Quién podrá alabarlo lo suficiente?
3Hay alegría para los que tratan con justicia a los demás
y siempre hacen lo que es correcto.
4Acuérdate de mí, Señor, cuando le muestres favor a tu pueblo;
acércate y rescátame.
5Déjame tener parte en la prosperidad de tus elegidos.
Permite que me alegre por el gozo de tu pueblo;
concédeme alabarte con los que son tu herencia.
6Hemos pecado como nuestros antepasados.
¡Hicimos lo malo y actuamos de manera perversa!
7Nuestros antepasados en Egipto
no quedaron conmovidos ante las obras milagrosas del Señor.
Pronto olvidaron sus muchos actos de bondad hacia ellos;
en cambio, se rebelaron contra él en el mar Rojo.
8Aun así, él los salvó:
para defender el honor de su nombre
y para demostrar su gran poder.
9Ordenó al mar Rojo que se secara
y condujo a Israel a través del mar como si fuera un desierto.
10Así los rescató de sus enemigos
y los libertó de sus adversarios.
11Después el agua volvió y cubrió a sus enemigos;
ninguno de ellos sobrevivió.
12Entonces el pueblo creyó las promesas del Señor

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