Todos tenemos que enfrentar batallas y pruebas. Nadie más puede pasar a través de nuestras pruebas por nosotros. La hora vendrá seguramente cuando tendremos que enfrentar al enemigo por nosotros mismos.
Los padres, pastores y consejeros nos pueden proteger de esta batalla por un tiempo, pero llegará el día en que Dios nos permitirá caminar en la batalla solos.
Él hace esto para que podamos dar testimonio de su fidelidad, una fidelidad que hemos observado personalmente.

Otra razón por la que nos permite afrontar al enemigo es ver si vamos a obedecer sus mandamientos (Jueces 3:4).

Pedro descubrió que tenía más "boca" que "fuerza" (Lucas 22:33). Mientras Jesús estaba cerca, realmente podía hablar de una buena batalla. Sin embargo, en el momento en que Jesús se había ido, ¡Pedro negó incluso que conocía al Señor!

Tu primera "batalla en solitario" puede ser un poco inestable, e incluso podés fallar. Pero tomá tus derrotas, aprendé de la batalla, y alegrate de que le pertenece al Señor (1 Samuel 17:47).

Dios está con vos. El es tu fuerza y tu sostén.

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