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Moisés y Aarón se pararon con gran confianza delante de Faraón y
declararon el Señorío de Dios. Luego, con sólo una vara, Moisés
sistemáticamente desmanteló Egipto. Él tomó la ofensiva, no a la
defensiva, y comenzó a demostrarle a Faraón que "Yo soy el Señor"
(Éxodo 6:2) realmente lo era. La vara y el cayado de Dios dieron
seguridad a Moisés mientras él firmemente miraba a Dios convirtiendo
su bastón en una serpiente y el Nilo en sangre.
Sin armas ni ejércitos, diplomacia y política, o inteligencia y
razón, Moisés se impuso manteniendo su unción. A medida que tus
enemigos despotrican, no entienden cómo podés sentarte tan relajado
a la mesa del Señor. Mientras ellos están liberando sus fuerzas en
el poder de la carne, te sentás en el poder de la unción. Debes
aprender que a medida que "camines por el valle de sombra de muerte"
(Salmo 23:4), realmente no hay nada que temer.
Relajate y recostate en pastos verdes. Dios peleará con "Faraón",
mientras te servís de los deleites a la mesa del Señor.
Pasaron
27 días. Pero aún restan 338 oportunidades para conquistar! |