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Éxodo
5:22-23
22 Entonces Moisés fue ante el Señor y
protestó:
—Señor, ¿por qué trajiste toda esta desgracia a tu propio pueblo? ¿Por qué me
enviaste? 23 Desde
que me presenté ante el faraón como tu vocero, él se ha vuelto aún más brutal
contra tu pueblo, ¡y tú no has hecho nada para rescatarlos!

Éxodo 6
Promesas de liberación
Entonces el Señor le
dijo a Moisés:
—Ahora verás lo que le haré al faraón. Cuando él sienta el peso de
mi mano fuerte, dejará salir al pueblo. De hecho, ¡él mismo los
echará de su tierra!
2 Dios también le dijo:
—Yo soy Yahveh, “el Señor”. 3 Me
aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como El-Shaddai, “Dios
Todopoderoso”,
pero a ellos no les revelé mi nombre: Yahveh. 4 Y
reafirmé mi pacto con ellos, mediante el cual prometí darles la
tierra de Canaán donde vivían como extranjeros. 5 Puedes
estar seguro de que he oído los gemidos de los israelitas que ahora
son esclavos de los egipcios, y tengo muy presente mi pacto con
ellos.
6 »Por lo tanto, dile al pueblo de Israel: “Yo soy el Señor.
Te libertaré de la opresión que sufres y te rescataré de tu
esclavitud en Egipto. Te redimiré con mi brazo poderoso y con
grandes actos de juicio. 7 Te
tomaré como pueblo mío y seré tu Dios. Entonces sabrás que yo soy el Señor tu
Dios, quien te ha librado de la opresión de Egipto. 8 Te
llevaré a la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob; te la
daré a ti como tu posesión exclusiva. ¡Yo soy el Señor!”.
9 Así que Moisés le dijo al pueblo de Israel lo que el Señor había
dicho, pero ellos no quisieron escucharlo más porque estaban
demasiado desalentados por la brutalidad de su esclavitud.
10 Luego el Señor le
dijo a Moisés:
11 —Vuelve a hablar con el faraón, rey de Egipto, y dile que
deje salir de su territorio al pueblo de Israel.
12 —¡Pero Señor!
—contestó Moisés—, si mi propio pueblo ya no quiere escucharme,
¿cómo puedo esperar que me escuche el faraón? ¡Soy tan torpe para
hablar!
13 Pero el Señor habló
con Moisés y con Aarón y les dio órdenes para los israelitas y para
el faraón, rey de Egipto. El Señor mandó
a Moisés y a Aarón que sacaran de Egipto al pueblo de Israel.
Antepasados de Moisés y de Aarón
14 Los siguientes son los antepasados de algunos de los clanes
de Israel:
Los hijos de Rubén, el hijo mayor de Israel, fueron Hanoc, Falú,
Hezrón y Carmi. Sus descendientes formaron los clanes de Rubén.
15 Los hijos de Simeón fueron Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín,
Zohar y Saúl. (La madre de Saúl fue una mujer cananea). Sus
descendientes formaron los clanes de Simeón.
16 Estos son los descendientes de Leví, tal como aparecen en
los registros de familia. Los hijos de Leví fueron Gersón, Coat y
Merari. (Leví vivió hasta los ciento treinta y siete años).
17 Entre los descendientes de Gersón se encontraban Libni
y Simei, cada uno de ellos llegó a ser el antepasado de un clan.
18 Entre los descendientes de Coat se encontraban Amram,
Izhar, Hebrón y Uziel. (Coat vivió hasta los ciento treinta y
tres años).
19 Entre los descendientes de Merari estaban Mahli y Musi.
Los siguientes son los clanes de los levitas, tal como aparecen en
los registros de familia:
20 Amram se casó con Jocabed, hermana de su padre, y ella dio
a luz dos hijos, Aarón y Moisés. (Amram vivió hasta los ciento
treinta y siete años).
21 Los hijos de Izhar fueron Coré, Nefeg y Zicri.
22 Los hijos de Uziel fueron Misael, Elzafán y Sitri.
23 Aarón se casó con Eliseba, hija de Aminadab y hermana de
Naasón. Ella dio a luz a sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
24 Los hijos de Coré fueron Asir, Elcana y Abiasaf. Sus
descendientes formaron los clanes de Coré.
25 Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las hijas de
Futiel, y ella dio a luz a su hijo, Finees.
Esos son los antepasados de las familias levitas, registrados según
sus clanes.
26 El Aarón y el Moisés mencionados en la lista anterior son a
quienes el Señordijo:
«Saquen al pueblo de Israel de la tierra de Egipto como a un
ejército».27 Moisés
y Aarón fueron los que hablaron con el faraón, rey de Egipto, acerca
de sacar de Egipto al pueblo de Israel.
28 Cuando el Señor habló
con Moisés en la tierra de Egipto, 29 le
dijo:
—¡Yo soy el Señor!
Dile al faraón, rey de Egipto, todo lo que te digo.
30 Pero Moisés discutió con el Señor argumentando:
—¡No puedo hacerlo! ¡Soy tan torpe para hablar! ¿Por qué debe
escucharme el faraón?
Éxodo 7
La vara de Aarón se convierte en serpiente
Entonces el Señor le
dijo a Moisés: «Presta mucha atención a lo que voy a decir. Yo haré
que para el faraón parezcas como Dios, y tu hermano, Aarón, será tu
profeta. 2 Dile
a Aarón todo lo que yo te mande, y Aarón deberá ordenarle al faraón
que deje salir de su territorio al pueblo de Israel. 3 Sin
embargo, haré que el corazón del faraón se ponga terco, para poder
multiplicar mis señales milagrosas y mis maravillas en la tierra de
Egipto.4 Aun
así, el faraón se negará a escucharte; por eso alzaré mi puño contra
Egipto. Luego rescataré a mis ejércitos —a mi pueblo, los
israelitas— de la tierra de Egipto con grandes actos de juicio. 5 Cuando
levante mi mano poderosa y saque a los israelitas, los egipcios
sabrán que yo soy el Señor».
6 Así que Moisés y Aarón hicieron tal como el Señor les
mandó. 7 Moisés
tenía ochenta años, y Aarón, ochenta y tres cuando presentaron sus
demandas ante el faraón.
8 Después el Señor les
dijo a Moisés y a Aarón: 9 «El
faraón les dirá: “Muéstrenme un milagro”. Cuando lo haga, dile a
Aarón: “Toma tu vara y arrójala al suelo delante del faraón, y la
vara se convertirá en una serpiente”».
10 Entonces Moisés y Aarón fueron a ver al faraón e hicieron
lo que el Señor les
había ordenado. Aarón tiró su vara al suelo delante del faraón y de
sus funcionarios, ¡y la vara se convirtió en una serpiente! 11 Entonces
el faraón llamó a sus sabios y a sus hechiceros, y los magos
egipcios hicieron lo mismo con sus artes mágicas: 12 tiraron
sus varas al suelo, ¡y las varas también se convirtieron en
serpientes! Pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos.13 Sin
embargo, el corazón del faraón siguió endurecido. Continuó negándose
a escucharlos, tal como el Señor había
dicho.
Plaga de sangre
14 Luego el Señor le
dijo a Moisés: «El corazón del faraón es obstinado, y
todavía se niega a dejar salir al pueblo. 15 Así
que irás a ver al faraón por la mañana, cuando descienda al río.
Párate junto a la ribera del río Nilo para encontrarte allí con él.
No te olvides de llevar contigo la vara que se convirtió en
serpiente. 16 Luego
anúnciale lo siguiente: “El Señor,
Dios de los hebreos, me envió a decirte: ‘Deja ir a mi pueblo para
que me adore en el desierto’. Hasta ahora te has negado a
escucharlo; 17 por
lo tanto, esto dice el Señor:
‘Te mostraré que yo soy el Señor’.
¡Mira! Con esta vara que tengo en la mano golpearé el agua del Nilo,
y el río se convertirá en sangre. 18 Los
peces del río morirán, y el río apestará y los egipcios no podrán
beber agua del Nilo”».
19 Luego el Señor le
dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre
las aguas de Egipto —todos sus ríos, canales, estanques y depósitos
de agua—; convierte toda el agua en sangre. En todo Egipto el agua
se transformará en sangre, incluso el agua almacenada en vasijas de
madera y en tinajas de piedra”».
20 Moisés y Aarón hicieron tal como el Señor les
ordenó. A la vista del faraón y de todos sus funcionarios, Aarón
extendió su vara y golpeó el agua del Nilo. De repente, ¡todo el río
se convirtió en sangre! 21 Murieron
los peces del río y el agua quedó tan asquerosa que los egipcios no
podían beberla. Había sangre por todas partes en la tierra de
Egipto. 22 Pero
los magos de Egipto volvieron a usar sus artes mágicas y también
convirtieron el agua en sangre. De modo que el corazón del faraón
siguió endurecido y se negó a escuchar a Moisés y a Aarón, tal como
el Señor había
dicho. 23 El
faraón regresó a su palacio y no le prestó más atención al asunto. 24 Entonces
los egipcios cavaron en las riberas del río en busca de agua
potable, porque no podían beber el agua del Nilo.
25 Siete días pasaron desde el momento en que el Señor hirió
el Nilo.

Mateo 18:21-35
Parábola del deudor que no perdona
21 Luego Pedro se le acercó y preguntó:
—Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a alguien que
peca contra mí? ¿Siete veces?
22 —No
siete veces —respondió
Jesús—, sino
setenta veces siete.
23 »Por
lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió
poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido
prestado dinero.24 En
el proceso, le trajeron a uno de sus deudores que le debía millones
de monedas de plata. 25 No
podía pagar, así que su amo ordenó que lo vendieran —junto con su
esposa, sus hijos y todo lo que poseía— para pagar la deuda.
26 »El
hombre cayó de rodillas ante su amo y le suplicó: “Por favor, tenme
paciencia y te lo pagaré todo”. 27 Entonces
el amo sintió mucha lástima por él, y lo liberó y le perdonó la
deuda.
28 »Pero
cuando el hombre salió de la presencia del rey, fue a buscar a un
compañero, también siervo, que le debía unos pocos miles de monedas
de plata. Lo
tomó del cuello y le exigió que le pagara de inmediato.
29 »El
compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un poco
más de tiempo. “Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré”, le suplicó. 30 Pero
el acreedor no estaba dispuesto a esperar. Hizo arrestar al hombre y
lo puso en prisión hasta que pagara toda la deuda.
31 »Cuando
algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho.
Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido. 32 Entonces
el rey llamó al hombre al que había perdonado y le dijo: “¡Siervo
malvado! Te perdoné esa tremenda deuda porque me lo rogaste. 33 ¿No
deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve
compasión de ti?”.34 Entonces
el rey, enojado, envió al hombre a la prisión para que lo torturaran
hasta que pagara toda la deuda.
35 »Eso
es lo que les hará mi Padre celestial a ustedes si se niegan a
perdonar de corazón a sus hermanos.
Mateo 19:1-12
Discusión acerca del divorcio y del matrimonio
Cuando Jesús terminó de decir esas cosas, salió de Galilea y
descendió a la región de Judea, al oriente del río Jordán. 2 Grandes
multitudes lo siguieron, y él sanó a los enfermos.
3 Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa
con la siguiente pregunta:
—¿Se permite que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier
motivo?
4 Jesús respondió:
—¿No han leído las Escrituras? Allí está escrito que, desde el
principio, “Dios los hizo hombre y mujer”. 5 —Y
agregó—: “Esto
explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a
su esposa, y los dos se convierten en uno solo”. 6 Como
ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido.
7 —Entonces —preguntaron—, ¿por qué dice Moisés en la ley que
un hombre podría darle a su esposa un aviso de divorcio por escrito
y despedirla?
8 Jesús contestó:
—Moisés permitió el divorcio solo como una concesión ante la dureza
del corazón de ustedes, pero no fue la intención original de Dios. 9 Y
les digo lo siguiente: el que se divorcia de su esposa y se casa con
otra comete adulterio, a menos que la esposa le haya sido infiel.
10 Entonces los discípulos le dijeron:
—Si así son las cosas, ¡será mejor no casarse!
11 —No
todos pueden aceptar esta palabra —dijo
Jesús—. Solo
aquellos que reciben la ayuda de Dios. 12 Algunos
nacen como eunucos, a otros los hacen eunucos, y otros optan por no
casarse por
amor al reino del cielo. El que pueda, que lo acepte.

Salmos
23
Salmo de David
El Señor es
mi pastor;
tengo
todo lo que necesito.
2 En verdes prados me deja descansar;
me
conduce junto a arroyos tranquilos.
3 Él
renueva mis fuerzas.
Me guía por sendas correctas,
y
así da honra a su nombre.
4 Aun cuando yo pase
por
el valle más oscuro,
no temeré,
porque
tú estás a mi lado.
Tu vara y tu cayado
me
protegen y me confortan.
5 Me preparas un banquete
en
presencia de mis enemigos.
Me honras ungiendo mi cabeza con aceite.
Mi
copa se desborda de bendiciones.
6 Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán
todos
los días de mi vida,
y en la casa del Señor viviré
por
siempre.
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