8 de Diciembre
 

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Salmo 127

 

Oseas 10

Juicio de Dios contra Israel
1Qué próspero es Israel,
una vid frondosa llena de uvas.
Pero mientras más se enriquece la gente,
más altares paganos construye.
Cuanto más abundantes sus cosechas,
tanto más hermosas sus columnas sagradas.
2El corazón de los israelitas es inconstante;
ellos son culpables y deben ser castigados.
El Señor derribará sus altares
y hará pedazos sus columnas sagradas.
3Entonces dirán: «No tenemos rey
porque no temimos al Señor.
Pero aun si tuviéramos un rey,
¿qué podría hacer por nosotros?».
4La gente habla palabras vacías
y hace pactos que no tiene intención de cumplir.
Así que la injusticia brota en medio de ellos
como hierbas venenosas en el campo de un agricultor.
5La gente de Samaria tiembla de miedo
por lo que pudiera ocurrirle a su ídolo, el becerro en Bet-avén.
El pueblo está de luto y los sacerdotes se lamentan
porque la gloria del ídolo será quitada.
6Este ídolo será llevado a Asiria,
un regalo para el gran rey.
Se burlarán de Efraín e Israel será avergonzado
porque confiaron en ese ídolo.
7Samaria y su rey serán arrancados;
flotarán a la deriva como un madero sobre las olas del mar.
8Y los santuarios paganos de Avén, donde Israel pecaba, se derrumbarán.
Alrededor de sus altares crecerán espinos y cardos.
Suplicarán a los montes: «¡Entiérrennos!»
y rogarán a las colinas: «¡Caigan sobre nosotros!».
9Dice el Señor: «¡Oh Israel, desde los tiempos de Guibeá,
hay tan solo pecado y más pecado!
No has mejorado en absoluto.
¿Acaso no fue justo que los hombres perversos de Guibeá fueran atacados?
10Ahora, cuando concuerde con mis planes,
también a ustedes los atacaré.
Llamaré a los ejércitos de las naciones
para castigarlos por sus múltiples pecados.
11»Israel es como una vaquilla entrenada que pisotea el grano,
un trabajo fácil que le encanta.
Pero yo pondré un yugo pesado sobre su tierno cuello.
Forzaré a Judá a tirar el arado
y a Israel a labrar la tierra dura.
12Yo dije: “Planten buenas semillas de justicia,
y levantarán una cosecha de amor.
Aren la dura tierra de sus corazones,
porque ahora es tiempo de buscar al Señor
para que él venga
y haga llover justicia sobre ustedes”.
13»Sin embargo, han cultivado perversidad
y han levantado una abundante cosecha de pecados.
Han comido el fruto de la mentira,
confiando en su poderío militar
y creyendo que los grandes ejércitos
podrían mantener a su nación a salvo.
14Ahora los terrores de la guerra
se levantarán entre su gente.
Todas sus fortificaciones caerán,
tal como Salmán destruyó a Bet-arbel.
Allí, a las madres y a los niños
los estrellaron contra el suelo hasta matarlos.
15Habitantes de Betel, debido a su gran maldad,
les espera el mismo destino.
Cuando amanezca el día del juicio,
el rey de Israel será completamente destruido.

 

Oseas 11

El amor del Señor por Israel
1»Cuando Israel era niño, yo lo amé,
y de Egipto llamé a mi hijo;
2pero cuanto más lo llamaba,
más se alejaba de mí
y ofrecía sacrificios a las imágenes de Baal
y quemaba incienso a ídolos.
3Yo mismo le enseñé a Israel a caminar,
llevándolo de la mano;
pero no sabe ni le importa
que fui yo quien lo cuidó.
4Guié a Israel
con mis cuerdas de ternura y de amor.
Quité el yugo de su cuello
y yo mismo me incliné para alimentarlo.
5»Sin embargo, como mi pueblo se niega a regresar a mí,
regresará a Egipto
y será forzado a servir a Asiria.
6La guerra, como un torbellino, pasará por sus ciudades;
los enemigos derribarán sus puertas.
Los destruirán,
atrapándolos en sus propios planes malignos.
7Pues mi pueblo está decidido a abandonarme.
Aunque me llaman el Altísimo
no me honran de verdad.
8»Oh, Israel, ¿cómo podría abandonarte?
¿Cómo podría dejarte ir?
¿Cómo podría destruirte como a Adma
o demolerte como a Zeboim?
Mi corazón está desgarrado dentro de mí
y mi compasión se desborda.
9No, no desataré mi ira feroz.
No destruiré por completo a Israel,
ya que no soy un simple mortal, soy Dios.
Yo soy el Santo que vive entre ustedes
y no vendré a destruir.
10Pues algún día la gente me seguirá.
Yo, el Señor, rugiré como un león.
Y cuando ruja,
mi pueblo regresará temblando del occidente.
11Vendrán de Egipto como una bandada de aves.
Regresarán de Asiria temblando como palomas
y los traeré de regreso a casa»,
dice el Señor.
Cargos contra Israel y Judá
12Israel me rodea con mentiras y engaño,
pero Judá todavía obedece a Dios
y es fiel al Santo.

 

Oseas 12

1  El pueblo de Israel se alimenta del viento;
todo el día corre tras el viento del oriente.
Amontonan mentiras y violencia;
hacen una alianza con Asiria
mientras mandan aceite de oliva a fin de comprar el apoyo de Egipto.
2Ahora el Señor presenta cargos contra Judá.
Está a punto de castigar a Jacob por todos sus caminos engañosos
y cobrarle por todo lo que hizo.
3Aun en la matriz,
Jacob luchó con su hermano;
cuando se hizo hombre,
hasta peleó con Dios.
4Sí, luchó con el ángel y venció.
Lloró y clamó para que lo bendijera.
Allá en Betel se encontró cara a cara con Dios
y Dios habló con él,
5¡el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales,
el Señor es su nombre!
6Así que ahora, vuélvete a tu Dios.
Actúa con amor y justicia,
y confía siempre en él.
7Pero no, la gente se comporta como astutos comerciantes
que venden con balanzas fraudulentas;
les encanta estafar.
8Israel se jacta: «¡Yo soy rico!
¡Sin ayuda de nadie hice una fortuna!
¡Nadie me ha descubierto haciendo trampas!
¡Mi historial es impecable!».
9«Pero yo soy el Señor tu Dios,
quien te rescató de la esclavitud en Egipto.
Y te haré habitar otra vez en carpas
como lo haces cada año en el Festival de las Enramadas.
10Yo envié a mis profetas para advertirte
con numerosas visiones y parábolas».
11Pero la gente de Galaad no vale nada
debido a su idolatría.
Y en Gilgal también sacrifican toros;
sus altares están en filas como montones de piedra
a lo largo de los bordes de un campo arado.
12Jacob huyó a la tierra de Aram
y allí, a cambio de pastorear ovejas, ganó una esposa.
13Luego, por medio de un profeta,
el Señor sacó de Egipto a los descendientes de Jacob;
y fueron protegidos
por el mismo profeta.
14Pero el pueblo de Israel
amargamente ha provocado al Señor,
ahora el Señor los sentenciará a muerte
en pago por sus pecados.

 

Oseas 13

La ira de Dios contra Israel
1Cuando hablaba la tribu de Efraín,
el pueblo temblaba de miedo
porque esa tribu era importante en Israel;
pero la gente de Efraín pecó al rendir culto a Baal
y así selló su destrucción.
2Ahora siguen pecando, haciendo ídolos de plata,
imágenes hábilmente formadas por manos humanas.
«¡Ofrézcanles sacrificios —gritan—
y besen a ídolos que tienen forma de becerros!».
3Por lo tanto, desaparecerán como la neblina de la mañana,
como el rocío bajo el sol del amanecer,
como paja llevada por el viento
y como el humo de una chimenea.
4«He sido el Señor tu Dios
desde que te saqué de Egipto.
No debes reconocer a ningún otro Dios aparte de mí,
porque no hay otro salvador.
5Yo te cuidé en el desierto,
en esa tierra árida y sedienta;
6pero una vez que comiste y quedaste satisfecho,
te volviste orgulloso y te olvidaste de mí.
7Entonces ahora yo te atacaré como un león,
como un leopardo que acecha en el camino.
8Como una osa a quien le robaron sus cachorros,
arrancaré tu corazón.
Te devoraré como una leona hambrienta
y te destrozaré como un animal salvaje.
9»Estás a punto de ser destruido, oh Israel;
sí, por mí, el único que te ayuda.
10Ahora, ¿dónde está tu rey?
¡Que él te salve!
¿Dónde están los líderes de la tierra,
el rey y los funcionarios que me exigiste?
11En mi enojo te di reyes
y en mi furia te los quité.
12»La culpa de Efraín ha sido reunida
y su pecado almacenado para el castigo.
13El sufrimiento ha llegado al pueblo
como dolores de parto,
pero son como un bebé
que se resiste a nacer.
¡El momento de nacer ha llegado,
pero siguen en la matriz!
14»¿Debo rescatarlos de la tumba?
¿Debo redimirlos de la muerte?
¡Oh muerte, haz salir tus horrores!
¡Tumba, desata tus plagas!
Ya no les tendré compasión.
15Efraín era el más productivo de sus hermanos,
pero el viento del oriente —una ráfaga del Señor
se levantará en el desierto.
Todos sus manantiales se secarán
y todos sus pozos desaparecerán.
Todo lo valioso que poseen
será saqueado y se lo llevarán.
16El pueblo de Samaria
debe sufrir las consecuencias de su culpa
porque se rebeló contra su Dios.
Un ejército invasor los matará,
a sus niños los estrellarán contra el suelo hasta matarlos
y a las embarazadas las abrirán con espadas».

 

Oseas 14

Sanidad para los que se arrepienten
1Regresa, oh Israel, al Señor tu Dios,
porque tus pecados te hicieron caer.
2Presenta tus confesiones y vuélvete al Señor.
Dile:
«Perdona todos nuestros pecados y recíbenos con bondad
para que podamos ofrecerte nuestras alabanzas.
3Asiria no puede salvarnos,
ni nuestros caballos de guerra.
Nunca más diremos a ídolos que hemos hecho:
“Ustedes son nuestros dioses”.
No, solamente en ti
los huérfanos encuentran misericordia».
4El Señor dice:
«Entonces yo los sanaré de su falta de fe;
mi amor no tendrá límites,
porque mi enojo habrá desaparecido para siempre.
5Seré para Israel
como un refrescante rocío del cielo.
Israel florecerá como el lirio;
hundirá sus raíces profundamente en la tierra
como los cedros del Líbano.
6Sus ramas se extenderán como hermosos olivos,
tan fragantes como los cedros del Líbano.
7Mi pueblo vivirá otra vez bajo mi sombra.
Crecerán como el grano y florecerán como la vid;
serán tan fragantes como los vinos del Líbano.
8»¡Oh Israel, mantente lejos de los ídolos!
Yo soy el que contesta tus oraciones y te cuida.
Soy como un árbol que siempre está verde;
todo tu fruto proviene de mí».
9Que los sabios entiendan estas cosas.
Que los que tienen discernimiento escuchen con atención.
Los caminos del Señor son rectos y verdaderos,
los justos viven al andar en ellos;
pero en esos mismos caminos, los pecadores tropiezan y caen.

 

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Judas 1

Saludos de Judas
1Yo, Judas, esclavo de Jesucristo y hermano de Santiago, les escribo esta carta a todos los que han sido llamados por Dios Padre, quien los ama y los protege con el cuidado de Jesucristo.
2Que Dios les dé cada vez más misericordia, paz y amor.
El peligro de los falsos maestros
3Queridos amigos, con gran anhelo tenía pensado escribirles acerca de la salvación que compartimos. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que debo escribirles sobre otro tema para rogarles que defiendan la fe que Dios ha confiado una vez y para siempre a su pueblo santo.4Les digo esto, porque algunas personas que no tienen a Dios se han infiltrado en sus iglesias diciendo que la maravillosa gracia de Dios nos permite llevar una vida inmoral. La condena de tales personas fue escrita hace mucho tiempo, pues han negado a Jesucristo, nuestro único Dueño y Señor.
5Aunque ustedes ya saben estas cosas, igual quiero recordarles que Jesús primero rescató de Egipto a la nación de Israel pero luego destruyó a los que no permanecieron fieles. 6Y les recuerdo de los ángeles que no se mantuvieron dentro de los límites de autoridad que Dios les puso, sino que abandonaron el lugar al que pertenecían. Dios los ha tenido firmemente encadenados en prisiones de oscuridad, en espera del gran día del juicio. 7Asimismo no se olviden de Sodoma y Gomorra ni de las ciudades vecinas, las cuales estaban llenas de inmoralidad y de toda clase de perversión sexual. Esas ciudades fueron destruidas con fuego y sirven como advertencia del fuego eterno del juicio de Dios.
8De la misma manera, estos individuos —que pretenden tener autoridad por lo que reciben en sueños— llevan una vida inmoral, desafían a la autoridad y se burlan de los seres sobrenaturales. 9Pero ni siquiera Miguel, uno de los ángeles más poderosos, se atrevió a acusar al diablo de blasfemia, sino que simplemente le dijo: «¡Que el Señor te reprenda!». (Esto ocurrió cuando Miguel disputaba con el diablo acerca del cuerpo de Moisés). 10Pero esa gente se burla de cosas que no entiende. Como animales irracionales, hacen todo lo que les dictan sus instintos y de esta manera provocan su propia destrucción. 11¡Qué aflicción les espera! Pues siguen los pasos de Caín, quien mató a su hermano. Al igual que Balaam, engañan a la gente por dinero; y, como Coré, perecen en su propia rebelión.
12Cuando estos individuos participan con ustedes en sus comidas de compañerismo —las cuales conmemoran el amor del Señor—, son como arrecifes peligrosos que pueden hacerlos naufragar. Son como pastores que no tienen vergüenza y que solo se preocupan por sí mismos. Son como nubes que pasan sobre la tierra sin dar lluvia. Son como árboles en el otoño, doblemente muertos, porque no dan fruto y han sido arrancados de raíz. 13Son como violentas olas del mar que arrojan la espuma de sus actos vergonzosos. Son como estrellas que han perdido su rumbo, condenadas para siempre a la más negra oscuridad.
14Enoc, quien vivió en la séptima generación después de Adán, profetizó acerca de estas personas. Dijo: «¡Escuchen! El Señor viene con incontables millares de sus santos 15para ejecutar juicio sobre la gente de este mundo. Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos que cada uno haya hecho y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra él».
16Estos individuos son rezongones, se quejan de todo y viven solo para satisfacer sus deseos. Son fanfarrones que se jactan de sí mismos y adulan a otros para conseguir lo que quieren.
Un llamado a permanecer fieles
17Pero ustedes, mis queridos amigos, deben recordar lo que dijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.18Ellos les advirtieron que en los últimos tiempos habría gente burlona cuyo objetivo en la vida es satisfacer sus malos deseos. 19Estos individuos son los que causan divisiones entre ustedes. Se dejan llevar por sus instintos naturales porque no tienen al Espíritu de Dios en ellos.
20Pero ustedes, queridos amigos, deben edificarse unos a otros en su más santísima fe, orar en el poder del Espíritu Santo 21y esperar la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, quien les dará vida eterna. De esta manera, se mantendrán seguros en el amor de Dios.
22Deben tener compasión de los que no están firmes en la fe. 23Rescaten a otros arrebatándolos de las llamas del juicio. Incluso a otros muéstrenles compasión pero háganlo con mucho cuidado, aborreciendo los pecados que contaminan la vida de ellos.
Una oración de alabanza
24Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien es poderoso para evitar que caigan, y para llevarlos sin mancha y con gran alegría a su gloriosa presencia. 25Que toda la gloria sea para él, quien es el único Dios, nuestro Salvador por medio de Jesucristo nuestro Señor. ¡Toda la gloria, la majestad, el poder y la autoridad le pertenecen a él desde antes de todos los tiempos, en el presente y por toda la eternidad! Amén.

 

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Salmo 127

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de Salomón.
1Si el Señor no construye la casa,
el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo.
Si el Señor no protege la ciudad,
protegerla con guardias no sirve para nada.
2Es inútil que te esfuerces tanto,
desde la mañana temprano hasta tarde en la noche,
y te preocupes por conseguir alimento;
porque Dios da descanso a sus amados.
3Los hijos son un regalo del Señor;
son una recompensa de su parte.
4Los hijos que le nacen a un hombre joven
son como flechas en manos de un guerrero.
5¡Qué feliz es el hombre que tiene su aljaba llena de ellos!
No pasará vergüenza cuando enfrente a sus acusadores en las puertas de la ciudad.

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