25 de Noviembre
 

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Salmo 119:17-32

 

Daniel 1

Daniel en la corte del rey Nabucodonosor
1Durante el tercer año del reinado de Joacim, rey de Judá, llegó a Jerusalén el rey Nabucodonosor de Babilonia y la sitió. 2El Señor le dio la victoria sobre el rey Joacim de Judá y le permitió llevarse algunos de los objetos sagrados del templo de Dios. Así que Nabucodonosor se los llevó a Babilonia y los puso en la casa del tesoro del templo de su dios.
3Luego el rey ordenó a Aspenaz, jefe del Estado Mayor, que trajera al palacio a algunos de los jóvenes de la familia real de Judá y de otras familias nobles, que habían sido llevados a Babilonia como cautivos. 4«Selecciona solo a jóvenes sanos, fuertes y bien parecidos —le dijo—. Asegúrate de que sean instruidos en todas las ramas del saber, que estén dotados de conocimiento y de buen juicio y que sean aptos para servir en el palacio real. Enseña a estos jóvenes el idioma y la literatura de Babilonia». 5El rey les asignó una ración diaria de la comida y del vino que provenían de su propia cocina. Debían recibir entrenamiento por tres años y después entrarían al servicio real.
6Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron cuatro de los jóvenes seleccionados, todos de la tribu de Judá. 7El jefe del Estado Mayor les dio nuevos nombres babilónicos:
A Daniel lo llamó Beltsasar.
A Ananías lo llamó Sadrac.
A Misael lo llamó Mesac.
A Azarías lo llamó Abed-nego.
8Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y el vino dados por el rey. Le pidió permiso al jefe del Estado Mayor para no comer esos alimentos inaceptables.9Ahora bien, Dios había hecho que el jefe del Estado Mayor le tuviera respeto y afecto a Daniel, 10pero le respondió: «Tengo miedo de mi señor el rey quien ordenó que ustedes comieran estos alimentos y bebieran este vino. Si se vuelven pálidos y delgados en comparación con otros jóvenes de su edad, temo que el rey mandará a decapitarme».
11Entonces Daniel habló con el asistente que había sido designado por el jefe del Estado Mayor para cuidar a Daniel, Ananías, Misael y Azarías, 12y le dijo: «Por favor, pruébanos durante diez días con una dieta de vegetales y agua. 13Al cumplirse los diez días, compara nuestro aspecto con el de los otros jóvenes que comen de la comida del rey. Luego decide de acuerdo con lo que veas».
14El asistente aceptó la sugerencia de Daniel y los puso a prueba por diez días.
15Al cumplirse los diez días, Daniel y sus tres amigos se veían más saludables y mejor nutridos que los jóvenes alimentados con la comida asignada por el rey. 16Así que, desde entonces, el asistente les dio de comer solo vegetales en lugar de los alimentos y el vino que servían a los demás.
17A estos cuatro jóvenes Dios les dio aptitud excepcional para comprender todos los aspectos de la literatura y la sabiduría; y a Daniel Dios le dio la capacidad especial de interpretar el significado de visiones y sueños.
18Cuando se cumplió el período de instrucción ordenado por el rey, el jefe del Estado Mayor llevó a todos los jóvenes ante el rey Nabucodonosor. 19El rey habló con ellos y ninguno le causó mejor impresión que Daniel, Ananías, Misael y Azarías. De modo que entraron al servicio real. 20Cada vez que el rey los consultaba sobre cualquier asunto que exigiera sabiduría y juicio equilibrado, los encontraba diez veces más capaces que todos los magos y brujos de su reino.
21Daniel permaneció en el servicio real hasta el primer año del rey Ciro.

 

Daniel 2:1-23

 

Sueño del rey Nabucodonosor
1Una noche, durante el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo unos sueños tan desconcertantes que no pudo dormir. 2Mandó llamar a sus magos, brujos, hechiceros y astrólogos, y les exigió que le dijeran lo que había soñado. Cuando se presentaron ante el rey, 3les dijo:
—He tenido un sueño que me desconcierta mucho y necesito saber lo que significa.
4Entonces los astrólogos respondieron al rey en arameo:
—¡Que viva el rey! Cuéntenos el sueño y nosotros le diremos lo que significa.
5Pero el rey respondió a los astrólogos:
—Les digo esto en serio. Si no me dicen lo que soñé y lo que significa, ¡los haré despedazar y convertiré sus casas en un montón de escombros! 6Pero si me dicen lo que soñé y lo que significa, les daré muchos honores y regalos maravillosos. ¡Solo díganme lo que soñé y lo que significa!
7Ellos volvieron a decirle:
—Por favor, su Majestad, cuéntenos el sueño y nosotros le diremos lo que significa.
8El rey respondió:
—¡Ya sé lo que se proponen! Están tratando de ganar tiempo porque saben que hablo en serio cuando digo:9“¡Si no me cuentan el sueño, están condenados!”. Así que han conspirado para mentirme, con la esperanza de que yo cambie de idea, pero cuéntenme el sueño y entonces sabré que pueden explicarme el significado.
10Los astrólogos respondieron al rey:
—¡No hay nadie en la tierra que pueda decirle al rey lo que soñó! ¡Y ningún rey, por grande y poderoso que sea, jamás pidió tal cosa a sus magos, brujos o astrólogos! 11Es imposible cumplir con lo que el rey exige. Nadie, excepto los dioses, puede contar al rey su sueño, pero los dioses no habitan entre los hombres.
12Cuando el rey oyó esto, se enfureció y mandó a ejecutar a todos los sabios de Babilonia. 13Entonces, debido al decreto del rey, enviaron hombres para que encontraran y mataran a Daniel y a sus amigos.
14Cuando Arioc, comandante de la guardia real, llegó a matarlos, Daniel manejó la situación con sabiduría y discreción. 15Le preguntó a Arioc: «¿Por qué emitió el rey un decreto tan severo?». Entonces Arioc le contó todo lo que había sucedido. 16Daniel fue a ver al rey inmediatamente y le pidió más tiempo para comunicarle el significado del sueño.
17Entonces Daniel regresó a casa y contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías lo que había ocurrido. 18Les rogó que pidieran al Dios del cielo que tuviera misericordia y les revelara el secreto, para que no fueran ejecutados junto con los demás sabios de Babilonia. 19Esa noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión. Entonces alabó al Dios del cielo 20y dijo:
«Alabado sea el nombre de Dios por siempre y para siempre,
porque a él pertenecen toda la sabiduría y todo el poder.
21Él controla el curso de los sucesos del mundo;
él quita reyes y pone otros reyes.
Él da sabiduría a los sabios
y conocimiento a los estudiosos.
22Él revela cosas profundas y misteriosas
y conoce lo que se oculta en la oscuridad,
aunque él está rodeado de luz.
23Te agradezco y te alabo, Dios de mis antepasados,
porque me has dado sabiduría y fortaleza.
Me revelaste lo que te pedimos
y nos diste a conocer lo que el rey exigía».

 

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1ª Pedro 3:8-22

A todos los cristianos
8Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasión unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas. Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde.9No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él los bendecirá por hacerlo. 10Pues las Escrituras dicen:
«Si quieres disfrutar de la vida
y ver muchos días felices,
refrena tu lengua de hablar el mal
y tus labios de decir mentiras.
11Apártate del mal y haz el bien.
Busca la paz y esfuérzate por mantenerla.
12Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno,
y sus oídos están abiertos a sus oraciones.
Pero el Señor aparta su rostro
de los que hacen lo malo».
Sufrir por hacer el bien
13Ahora bien, ¿quién querrá hacerles daño si ustedes están deseosos de hacer el bien?14Pero, aun si sufren por hacer lo correcto, Dios va a recompensarlos. Así que no se preocupen ni tengan miedo a las amenazas.15En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza cristiana que tienen, estén siempre preparados para dar una explicación; 16pero háganlo con humildad y respeto. Mantengan siempre limpia la conciencia. Entonces, si la gente habla en contra de ustedes será avergonzada al ver la vida recta que llevan porque pertenecen a Cristo. 17Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien —si eso es lo que Dios quiere— ¡que sufrir por hacer el mal!
18Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu.
19Por lo tanto, fue a predicarles a los espíritus encarcelados,20esos que desobedecieron a Dios hace mucho tiempo, cuando Dios esperaba con paciencia mientras Noé construía el arca. Solo ocho personas se salvaron de morir ahogadas en ese terrible diluvio. 21El agua del diluvio simboliza el bautismo que ahora los salva a ustedes —no por quitarles la suciedad del cuerpo, sino porque responden a Dios con una conciencia limpia— y es eficaz por la resurrección de Jesucristo.
22Ahora Cristo ha ido al cielo. Él está sentado en el lugar de honor, al lado de Dios, y todos los ángeles, las autoridades y los poderes aceptan su autoridad.

 

1ª Pedro 4:1-6

Vivir para Dios
1Por lo tanto, ya que Cristo sufrió dolor en su cuerpo, ustedes prepárense, adoptando la misma actitud que tuvo él y estén listos para sufrir también. Pues, si han sufrido físicamente por Cristo, han terminado con el pecado. 2No pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán ansiosos de hacer la voluntad de Dios. 3En el pasado, han tenido más que suficiente de las cosas perversas que les gusta hacer a los que no tienen a Dios: inmoralidad y pasiones sexuales, parrandas, borracheras, fiestas desenfrenadas y abominable adoración a ídolos.
4No es de extrañarse que sus amigos de la vieja vida se sorprendan de que ustedes ya no participan en las cosas destructivas y descontroladas que ellos hacen. Por eso los calumnian, 5pero recuerden que ellos tendrán que enfrentarse con Dios, quien juzgará a todos, tanto a vivos como a muertos. 6Por esta razón, la Buena Noticia fue predicada a los que ahora están muertos; aunque fueron destinados a morir como toda la gente, ahora vivirán para siempre con Dios en el Espíritu.

 

 

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Salmo 119:17-32

Guímel
17Sé bueno con este siervo tuyo,
para que viva y obedezca tu palabra.
18Abre mis ojos, para que vea
las verdades maravillosas que hay en tus enseñanzas.
19No soy más que un extranjero en la tierra.
¡No escondas de mí tus mandatos!
20Siempre me conmueve
el deseo de conocer tus ordenanzas.
21Tú reprendes al arrogante;
los que se alejan de tus mandatos son malditos.
22No permitas que se burlen de mí y me insulten,
pues he obedecido tus leyes.
23Hasta los príncipes se sientan y hablan contra mí,
pero yo meditaré en tus decretos.
24Tus leyes me agradan;
me dan sabios consejos.
Dálet
25Estoy tirado en el polvo;
revíveme con tu palabra.
26Te conté mis planes y me respondiste.
Ahora, enséñame tus decretos.
27Ayúdame a comprender el significado de tus mandamientos,
y meditaré en tus maravillosas obras.
28Lloro con tristeza;
aliéntame con tu palabra.
29Líbrame de mentirme a mí mismo;
dame el privilegio de conocer tus enseñanzas.
30He optado por ser fiel;
estoy decidido a vivir de acuerdo con tus ordenanzas.
31Me aferro a tus leyes.
Señor, ¡no dejes que pase vergüenza!
32Perseguiré tus mandatos,
porque tú aumentas mi comprensión.

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