14 de Noviembre
 

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Salmo 109

 

Ezequiel 29

Mensaje para Egipto
1El 7 de enero, durante el décimo año de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del Señor: 2«Hijo de hombre, ponte de cara a Egipto y profetiza contra su rey —el faraón— y contra todo el pueblo egipcio. 3Dales este mensaje de parte del Señor Soberano:
»“Yo soy tu enemigo, oh faraón, rey de Egipto,
monstruo enorme que acechas en las corrientes del Nilo.
Pues has dicho: ‘El Nilo es mío;
lo hice para mí’.
4Te pondré garfios en las mandíbulas
y te arrastraré hasta tierra firme
con peces pegados a tus escamas.
5Te dejaré a ti y a tus peces
abandonados en el desierto para que mueran.
Quedarás sin sepultura tirado en campo abierto,
pues te daré como comida a los animales salvajes y a las aves.
6Todos los habitantes de Egipto sabrán que yo soy el Señor,
pues para Israel no fuiste más que una vara de juncos.
7Cuando Israel se apoyó en ti,
te astillaste y te rompiste
y te clavaste en su axila.
Cuando Israel dejó caer su peso sobre ti, te quebraste
y se dislocó la espalda.
8»”Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: oh Egipto, enviaré un ejército contra ti y destruiré tanto a la gente como a los animales.9La tierra de Egipto se convertirá en una desolada tierra baldía y los egipcios sabrán que yo soy el Señor.
»”Debido a que dijiste: ‘El Nilo es mío; yo lo hice’, 10ahora soy enemigo tuyo y de tu río. Haré de Egipto una tierra totalmente desolada y baldía, desde Migdol hasta Asuán, y tan al sur como la frontera con Etiopía.11Durante cuarenta años nadie pasará por allí, ni personas ni animales. Quedará totalmente despoblada. 12Haré de Egipto un lugar desolado, rodeado por otras naciones desoladas. Sus ciudades quedarán vacías y desoladas durante cuarenta años, rodeadas por otras ciudades en ruinas. Esparciré a los egipcios por tierras lejanas.
13»”Esto también dice el Señor Soberano: pasados los cuarenta años traeré a los egipcios nuevamente a su patria de entre las naciones donde fueron esparcidos. 14Restauraré la prosperidad de Egipto y haré volver a sus habitantes a la tierra de Patros, en el sur de Egipto, de donde provenían. Sin embargo, Egipto seguirá siendo un reino menor y sin importancia. 15Será la más insignificante de todas las naciones y nunca volverá a destacarse por encima de las naciones vecinas.
16»Entonces Israel ya no tendrá la tentación de confiar en la ayuda de Egipto. Egipto quedará tan devastado que servirá para recordarle a Israel la magnitud del pecado que cometió al haber confiado en Egipto en tiempos pasados. Entonces Israel sabrá que yo soy el Señor Soberano».
Nabucodonosor conquistará Egipto
17El 26 de abril, el primer día del año nuevo,durante el año veintisiete de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del Señor:18«Hijo de hombre, el ejército del rey Nabucodonosor de Babilonia combatió tan ferozmente contra Tiro que los guerreros quedaron con la cabeza calva y los hombros llagados y ampollados; pero ni Nabucodonosor ni su ejército recibieron botín en recompensa por todo su esfuerzo. 19Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: le entregaré el territorio de Egipto a Nabucodonosor, rey de Babilonia. Se llevará la riqueza de Egipto saqueando todo lo que haya para poder pagarle a su ejército.20Así es, le he entregado la tierra de Egipto como recompensa por su esfuerzo, dice el Señor Soberano, porque trabajaba para mí cuando destruyó a Tiro.
21»Llegará el día cuando haré revivir la antigua gloria de Israel, y por fin, Ezequiel, respetarán tus palabras. Entonces sabrán que yo soy el Señor».

 

Ezequiel 30

 

Día triste para Egipto
1Este es otro mensaje que recibí del Señor:2«Hijo de hombre, profetiza y comunica este mensaje de parte del Señor Soberano:
»“Lloren y giman
por ese día,
3porque ya se acerca el día terrible,
¡el día del Señor!
Será un día de nubes y de penumbra,
un día de desesperación para las naciones.
4Vendrá una espada contra Egipto
y los masacrados cubrirán el suelo.
Se llevarán sus riquezas
y destruirán sus cimientos.
La tierra de Etiopía será saqueada.
5Etiopía, Libia, Lidia, toda Arabia
y sus demás aliadas
serán destruidas en esa guerra.
6»”Esto dice el Señor:
caerán todos los aliados de Egipto
y acabará la soberbia de su poder.
Desde Migdol hasta Asuán
serán masacrados a filo de espada,
dice el Señor Soberano.
7Egipto quedará desolado,
rodeado de naciones desoladas,
y sus ciudades quedarán en ruinas,
rodeadas de otras ciudades en ruinas.
8Los egipcios sabrán que yo soy el Señor
cuando le prenda fuego a Egipto
y destruya a todos sus aliados.
9En ese tiempo enviaré veloces mensajeros por barco
para aterrorizar a los tan confiados etíopes.
Un gran pánico se apoderará de ellos
el día de la indudable destrucción de Egipto.
¡Espérenlo!
¡Sin falta, llegará!
10»”Esto dice el Señor Soberano:
con el poder del rey Nabucodonosor de Babilonia,
destruiré a las multitudes de Egipto.
11Él y sus ejércitos —los más despiadados de todos—
serán enviados para destruir el país.
Harán guerra contra Egipto
hasta cubrir el suelo con egipcios masacrados.
12Secaré el río Nilo
y venderé el país a hombres perversos.
Haré destruir la tierra de Egipto y todo lo que haya allí
por manos de extranjeros.
¡Yo, el Señor, he hablado!
13»”Esto dice el Señor Soberano:
rompe en pedazos los ídolos de Egipto
y las imágenes que están en Menfis.
Ya no quedarán gobernantes en Egipto;
el terror se apoderará del país.
14Destruiré el sur de Egipto,
prenderé fuego a Zoán
y traeré juicio sobre Tebas.
15Derramaré mi furia sobre Pelusio,
la fortaleza más fuerte de Egipto,
y pisotearé
a las multitudes de Tebas.
16¡Sí, le prenderé fuego a todo Egipto!
Pelusio se retorcerá de dolor;
Tebas será despedazada;
Menfis vivirá en constante terror.
17Los jóvenes de Heliópolis y Bubastismorirán en batalla,
y las mujeres serán llevadas como esclavas.
18Cuando yo quiebre el orgullo de la fuerza de Egipto,
también será un día oscuro para Tafnes
Una nube oscura cubrirá Tafnes,
y sus hijas serán llevadas cautivas.
19Así traeré un gran castigo sobre Egipto
y los egipcios sabrán que yo soy el Señor”».
Los brazos rotos del faraón
20El 29 de abril, durante el año once de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del Señor: 21«Hijo de hombre, le he roto el brazo al faraón, rey de Egipto. No le han enyesado el brazo para que se cure, ni se lo han entablillado para que pueda sostener una espada. 22Por lo tanto, esto dice el SeñorSoberano: ¡yo soy enemigo del faraón, rey de Egipto! Le romperé ambos brazos —el que tiene sano y el que tiene roto— y haré que se le caiga la espada. 23Esparciré a los egipcios por muchos países alrededor del mundo.24Fortaleceré los brazos al rey de Babilonia y le pondré mi espada en la mano. En cambio, le romperé los brazos al faraón, rey de Egipto, y quedará tendido, herido de muerte, gimiendo de dolor. 25Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mientras los brazos del faraón caerán inservibles a ambos lados de su cuerpo. Cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la levante contra la tierra de Egipto, Egipto sabrá que yo soy el Señor.26Esparciré a los egipcios entre las naciones; los dispersaré por todo el mundo. Entonces sabrán que yo soy el Señor».

 

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Hebreos 11:32-40

32¿Cuánto más les tengo que decir? Se necesitaría demasiado tiempo para contarles acerca de la fe de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y todos los profetas. 33Por la fe esas personas conquistaron reinos, gobernaron con justicia y recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron bocas de leones, 34apagaron llamas de fuego y escaparon de morir a filo de espada. Su debilidad se convirtió en fortaleza. Llegaron a ser poderosos en batalla e hicieron huir a ejércitos enteros. 35Hubo mujeres que recibieron otra vez con vida a sus seres queridos que habían muerto.
Sin embargo, otros fueron torturados, porque rechazaron negar a Dios a cambio de la libertad. Ellos pusieron su esperanza en una vida mejor que viene después de la resurrección. 36Algunos fueron ridiculizados y sus espaldas fueron laceradas con látigos; otros fueron encadenados en prisiones. 37Algunos murieron apedreados, a otros los cortaron por la mitad con una sierra y a otros los mataron a espada. Algunos anduvieron vestidos con pieles de ovejas y cabras, desposeídos y oprimidos y maltratados. 38Este mundo no era digno de ellos. Vagaron por desiertos y montañas, se escondieron en cuevas y hoyos de la tierra.
39Debido a su fe, todas esas personas gozaron de una buena reputación, aunque ninguno recibió todo lo que Dios le había prometido. 40Pues Dios tenía preparado algo mejor para nosotros, de modo que ellos no llegaran a la perfección sin nosotros.

 

Hebreos 12:1-13

La disciplina de Dios demuestra su amor
1Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. 2Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios. 3Piensen en toda la hostilidad que soportó por parte de pecadores, así no se cansarán ni se darán por vencidos. 4Después de todo, ustedes aún no han dado su vida en la lucha contra el pecado.
5¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo:
«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor
y no te des por vencido cuando te corrija.
6Pues el Señor disciplina a los que ama
y castiga a todo el que recibe como hijo».
7Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre? 8Si Dios no los disciplina a ustedes como lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus hijos, sino ilegítimos. 9Ya que respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, entonces, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre?
10Pues nuestros padres terrenales nos disciplinaron durante algunos años e hicieron lo mejor que pudieron, pero la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos de su santidad. 11Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella.
12Por lo tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y fortalezcan sus rodillas debilitadas. 13Tracen un camino recto para sus pies, a fin de que los débiles y los cojos no caigan, sino que se fortalezcan.

 

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Salmo 109

Para el director del coro: salmo de David.

1Oh Dios, a quien alabo,
no te quedes distante y callado
2mientras los perversos me calumnian
y dicen mentiras acerca de mí.
3Me rodean con palabras de odio
y sin razón pelean contra mí.
4Yo los amo, pero ellos tratan de destruirme con acusaciones,
¡incluso mientras oro por ellos!
5Me devuelven mal por bien
y odio a cambio de mi amor.
6Dicen: «Consigan a un malvado para que se ponga en su contra;
envíen a un acusador para que lo lleve a juicio.
7Cuando llegue el momento de juzgar su caso,
que lo declaren culpable.
Tomen como pecados sus oraciones.
8Que sean pocos sus años;
que otro tome su lugar.
9Que sus hijos queden huérfanos de padre,
y su esposa quede viuda.
10Que sus hijos vaguen como mendigos
y que los echen de sus hogares destruidos.
11Que los acreedores se apoderen de toda su propiedad,
y que los extraños se lleven todo lo que ha ganado.
12Que nadie sea amable con él;
que ninguno tenga piedad de sus hijos sin padre.
13Que toda su descendencia muera;
que el nombre de su familia quede borrado en una sola generación.
14Que el Señor jamás olvide los pecados de su padre;
que los pecados de su madre nunca se borren de los registros.
15Que el Señor siempre recuerde estos pecados,
y que su nombre desaparezca de la memoria humana.
16Pues rehusó mostrar bondad a los demás;
persiguió al pobre y al necesitado,
y acosó hasta la muerte a los de corazón quebrantado.
17Le encantaba maldecir a otros;
ahora, maldícelo tú a él.
Jamás bendijo a nadie;
ahora, no lo bendigas a él.
18Maldecir le resulta tan natural como la ropa que usa,
o el agua que bebe
o los alimentos deliciosos que come.
19Ahora, que sus maldiciones se vuelvan en su contra y se le peguen como la ropa;
que le aprieten como un cinturón».
20Que esas maldiciones sean el castigo del Señor
para los acusadores que hablan mal de mí.
21Pero a mí trátame bien, Señor Soberano,
¡por el honor de tu propia fama!
Rescátame
porque eres tan fiel y tan bueno.
22Pues soy pobre y estoy necesitado,
y mi corazón está lleno de dolor.
23Me desvanezco como una sombra al anochecer;
me quitan de encima como una langosta.
24Mis rodillas están débiles de tanto ayunar
y estoy reducido a piel y huesos.
25Soy objeto de burla para la gente;
cuando me ven, menean la cabeza en señal de desprecio.
26¡Ayúdame, Señor mi Dios!
Sálvame a causa de tu amor inagotable.
27Haz que vean que esto proviene de ti,
que tú mismo lo has hecho, Señor.
28Entonces que me maldigan si quieren,
¡pero tú me bendecirás!
Cuando me ataquen, ¡serán deshonrados!
¡Pero yo, tu siervo, seguiré alegrándome!
29Que mis acusadores se vistan de vergüenza;
que la humillación los cubra como un manto.
30Pero yo daré gracias al Señor una y otra vez,
lo alabaré ante todo el mundo.
31Pues él está junto al necesitado,
listo para salvarlo de quienes lo condenan.

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