10 de Noviembre
 

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Salmo 106:13-31

 

Ezequiel 21

Espada del juicio del SEÑOR
1Luego recibí este mensaje del Señor: 2«Hijo de hombre, ponte de cara a Jerusalén y profetiza contra Israel y sus santuarios. 3Dile: “Esto dice el Señor: ‘Oh Israel, yo soy tu enemigo y voy a desenvainar mi espada para destruir a tu gente, a justos y a perversos por igual. 4Así es, ¡eliminaré tanto a los justos como a los perversos! Sacaré mi espada contra todos los que estén en la tierra, desde el sur hasta el norte. 5El mundo entero sabrá que yo soy el Señor. Tengo la espada en la mano, y no la devolveré a su vaina hasta que haya terminado su trabajo’”.
6»¡Hijo de hombre, gime delante del pueblo! Gime ante ellos con amarga angustia y el corazón destrozado. 7Cuando te pregunten por qué gimes, diles: “Gimo por la aterradora noticia que oí. Cuando se haga realidad, el corazón más valiente se derretirá de miedo; toda fuerza se desvanecerá. Todo espíritu decaerá; las rodillas fuertes se debilitarán como el agua. Y el Señor Soberano dice: ‘¡Está por llegar! ¡Ya está en camino!’”».
8Entonces el Señor me dijo: 9«Hijo de hombre, da al pueblo el siguiente mensaje de parte del Señor:
»“Una espada, una espada
está siendo afilada y pulida.
10¡Está siendo afilada para una masacre espantosa
y pulida para destellar como un rayo!
¿Ahora te reirás?
¡Los más fuertes que tú han caído bajo su poder!
11Sí, ahora mismo la espada está siendo afilada y pulida;
se prepara para el verdugo.
12»”Hijo de hombre, grita y laméntate;
golpéate los muslos con angustia,
porque esa espada masacrará a mi pueblo y a sus líderes,
¡todos morirán!
13¡A todos los pondrá a prueba!
¿Qué posibilidad tienen ellos?,
dice el Señor Soberano”.
14»Hijo de hombre, profetízales
y bate las palmas.
Después toma la espada y esgrímela dos veces en el aire,
incluso tres veces,
para simbolizar la gran masacre,
la gran masacre que los amenaza por todas partes.
15Que el corazón se les derrita de pavor,
porque la espada reluce en cada puerta de la ciudad.
¡Destella como un rayo
y está pulida para la matanza!
16Oh espada, acuchilla a la derecha
y luego a la izquierda;
corta por todas partes,
corta por donde quieras.
17Yo también batiré las palmas,
y aplacaré mi furia.
¡Yo, el Señor, he hablado!».
Presagios para el rey de Babilonia
18Después recibí este mensaje del Señor:19«Hijo de hombre, dibuja un mapa y traza en él dos caminos para que los siga la espada del rey de Babilonia. Coloca una señal en el camino que sale de Babilonia, donde el sendero se divide en dos: 20un camino con dirección a Amón y su capital, Rabá; y el otro camino rumbo a Judá y a Jerusalén, la ciudad fortificada. 21El rey de Babilonia ahora se encuentra donde se dividen los dos caminos y está indeciso sobre a quién atacar: a Jerusalén o a Rabá. Así que él convoca a sus magos en busca de presagios para que le adivinen la suerte. Ellos revuelven las flechas de la aljaba y examinan hígados de animales sacrificados. 22El presagio en su mano derecha le indica: “¡Jerusalén!”. Sus soldados irán con arietes contra las puertas de la ciudad, pidiendo a gritos la masacre. Levantarán torres de asalto y construirán rampas contra las murallas. 23Los habitantes de Jerusalén pensarán que es un falso presagio, debido a su tratado con los babilonios; pero el rey de Babilonia le recordará a la gente su rebelión. Entonces los atacará y los capturará.
24»Por lo tanto, esto dice el SeñorSoberano: una y otra vez me hiciste recordar tu pecado y tu culpa. ¡Ni siquiera intentas ocultarlo! En todo lo que haces, tus pecados son evidentes, están a la vista de todos. ¡Por lo tanto, ya ha llegado la hora de tu castigo!
25»Príncipe de Israel, corrupto y perverso, ¡ha llegado el día de tu juicio final!26Esto dice el Señor Soberano:
»“Quítate la corona de joyas,
porque el antiguo orden está por cambiar.
Ahora los humildes serán exaltados,
y los poderosos serán humillados.
27¡Destrucción! ¡Destrucción!
Sin duda destruiré el reino.
Y no será restaurado hasta que aparezca
aquel que tiene derecho a juzgarlo.
Entonces se lo entregaré a él”.
Mensaje para los amonitas
28»Ahora, hijo de hombre, profetiza sobre los amonitas y sus burlas. Dales el siguiente mensaje de parte del Señor Soberano:
»“Una espada, una espada
se desenvainó para tu masacre.
Está pulida para destruir,
¡y destella como un rayo!
29Tus profetas han transmitido falsas visiones
y tus adivinos han dicho mentiras.
La espada caerá sobre el cuello de los malvados,
para quienes ya ha llegado el día del juicio final.
30»”Ahora devuelve la espada a su vaina,
porque en tu propio país,
la tierra donde naciste,
dictaré mi sentencia contra ti.
31Sobre ti derramaré mi furia
y te soplaré con el fuego de mi enojo.
Te entregaré a hombres crueles,
expertos en destrucción.
32Serás leña para el fuego,
y derramarán tu sangre en tu propia tierra.
¡Serás arrasado por completo,
y no habrá más memoria de ti en la historia,
porque yo, el Señor, he hablado!”».

 

Ezequiel 22

Los pecados de Jerusalén
1Entonces recibí este mensaje del Señor:2«Hijo de hombre, ¿estás listo para juzgar a Jerusalén? ¿Estás preparado para juzgar a esta ciudad de asesinos? Denuncia públicamente sus pecados detestables 3y dale este mensaje de parte del Señor Soberano: “Ciudad de asesinos, condenada y maldita —ciudad de ídolos, inmunda y repugnante— 4eres culpable por la sangre que has derramado. Te has contaminado con los ídolos que hiciste. ¡Ha llegado el día de tu destrucción! Has llegado al fin de tus días. Te convertiré en objeto de burla en todos los países. 5Ciudad infame y llena de confusión, de ti se burlarán pueblos lejanos y cercanos.
6»”Cada uno de los líderes de Israel que vive dentro de tus murallas está decidido a derramar sangre. 7A los padres y a las madres se les trata con desprecio. Los extranjeros están obligados a pagar por protección. Los huérfanos y las viudas que viven en medio de ti son objeto de abusos y maltratos. 8Desprecias mis objetos santos y profanas mis días de descanso. 9Hay quienes acusan falsamente a otros y los envían a la muerte. Estás llena de gente que rinde culto a ídolos y hace cosas obscenas. 10Hay entre ustedes hombres que se acuestan con la esposa de su padre y tienen relaciones sexuales con mujeres durante su período menstrual. 11Dentro de tus murallas viven hombres que cometen adulterio con la mujer de su vecino, que deshonran a sus nueras o violan a sus propias hermanas. 12Por todas partes hay asesinos a sueldo, prestamistas usureros y extorsionistas. Ni siquiera piensan en mí ni en mis mandatos, dice el SeñorSoberano.
13»”Sin embargo, ahora yo bato las palmas con indignación por tus ganancias deshonestas y tu derramamiento de sangre.14¿Qué tan fuerte y valiente serás en el día del juicio? Yo, el Señor, he hablado y cumpliré lo que he dicho. 15Te esparciré por todas las naciones y te limpiaré de tu maldad; 16y cuando sea deshonrado entre las naciones a causa de ti, sabrás que yo soy el Señor».
El horno purificador del Señor
17Luego recibí este mensaje del Señor:18«Hijo de hombre, los israelitas son la escoria inservible que queda después de fundir la plata. Son los desechos que sobran: una mezcla inútil de cobre, estaño, hierro y plomo. 19Entonces diles: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Dado que todos son escoria inservible, los traeré a mi crisol en Jerusalén. 20Así como en un horno se funde cobre, hierro, plomo y estaño, los fundiré a ustedes con el calor de mi furia. 21Los reuniré y los soplaré con el fuego de mi enojo, 22y se fundirán como la plata en el intenso calor. Entonces sabrán que yo, el Señor, he derramado mi furia sobre ustedes’”».
Pecados de los líderes de Israel
23Nuevamente recibí un mensaje del Señor:24«Hijo de hombre, dale este mensaje al pueblo de Israel: “En el día de mi indignación, serás como tierra contaminada, una tierra sin lluvia. 25Tus príncipes traman conspiraciones tal como los leones que acechan su presa. Devoran a los inocentes apoderándose de sus tesoros y quitándoles su riqueza mediante la extorsión; y dejan viudas a muchas mujeres del país. 26Tus sacerdotes desobedecieron mis enseñanzas y profanaron mis objetos santos. No hacen ninguna diferencia entre lo que es santo y lo que no es, tampoco enseñan a mi pueblo la diferencia entre lo que es ceremonialmente puro o impuro. Desprecian mis días de descanso, de modo que soy deshonrado entre ellos. 27Tus líderes son como lobos que despedazan a sus víctimas. ¡En realidad destruyen vidas a cambio de dinero! 28Y tus profetas los encubren dando falsas visiones y predicciones mentirosas. Dicen: ‘Mi mensaje proviene del SeñorSoberano’, cuando en realidad el Señor no les ha dicho ni una sola palabra. 29Hasta la gente común oprime a los pobres, les roba a los necesitados y priva de justicia a los extranjeros.
30»”Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla de justicia que resguarda al país. Busqué a alguien que se pusiera en la brecha de la muralla para que yo no tuviera que destruirlos, pero no encontré a nadie. 31Por eso ahora derramaré mi furia sobre ellos y los consumiré con el fuego de mi enojo. Haré recaer sobre su cabeza todo el castigo por cada uno de sus pecados. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».

 

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Hebreos 10:1-17

El sacrificio de Cristo, una vez y para siempre
1El sistema antiguo bajo la ley de Moisés era solo una sombra —un tenue anticipo de las cosas buenas por venir— no las cosas buenas en sí mismas. Bajo aquel sistema se repetían los sacrificios una y otra vez, año tras año, pero nunca pudieron limpiar por completo a quienes venían a adorar. 2Si los sacrificios hubieran podido limpiar por completo, entonces habrían dejado de ofrecerlos, porque los adoradores se habrían purificado una sola vez y para siempre, y habrían desaparecido los sentimientos de culpa.
3Pero en realidad, esos sacrificios les recordaban sus pecados año tras año. 4Pues no es posible que la sangre de los toros y las cabras quite los pecados. 5Por eso, cuando Cristo vino al mundo, le dijo a Dios:
«Tú no quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el pecado.
Pero me has dado un cuerpo para ofrecer.
6No te agradaron las ofrendas quemadas
ni otras ofrendas por el pecado.
7Luego dije: “Aquí estoy, oh Dios, he venido a hacer tu voluntad
como está escrito acerca de mí en las Escrituras”».
8Primero, Cristo dijo: «No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el pecado; ni ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado. Todas esas ofrendas tampoco te agradaron» (aun cuando la ley de Moisés las exige). 9Luego dijo: «Aquí estoy, he venido a hacer tu voluntad». Él anula el primer pacto para que el segundo entre en vigencia. 10Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre.
11Bajo el antiguo pacto, el sacerdote oficia de pie delante del altar día tras día, ofreciendo los mismos sacrificios una y otra vez, los cuales nunca pueden quitar los pecados; 12pero nuestro Sumo Sacerdote se ofreció a sí mismo a Dios como un solo sacrificio por los pecados, válido para siempre. Luego se sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios. 13Allí espera hasta que sus enemigos sean humillados y puestos por debajo de sus pies. 14Pues mediante esa única ofrenda, él perfeccionó para siempre a los que está haciendo santos.
15Y el Espíritu Santo también da testimonio de que es verdad, pues dice:
16«Este es el nuevo pacto que haré
con mi pueblo en aquel día —dice el Señor—:
Pondré mis leyes en su corazón
y las escribiré en su mente».
17Después dice:
«Nunca más me acordaré
de sus pecados y sus transgresiones».

 

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Salmo 106:13-31

13Sin embargo, ¡qué pronto olvidaron lo que él había hecho!
¡No quisieron esperar su consejo!
14En el desierto dieron rienda suelta a sus deseos,
pusieron a prueba la paciencia de Dios en esa tierra árida y baldía.
15Entonces les dio lo que pedían,
pero al mismo tiempo les envió una plaga.
16La gente del campamento se puso celosa de Moisés
y tuvo envidia de Aarón, el santo sacerdote del Señor.
17Por esa causa la tierra se abrió,
se tragó a Datán
y enterró a Abiram junto con los otros rebeldes.
18Sobre sus seguidores cayó fuego;
una llama consumió a los perversos.
19Los israelitas hicieron un becerro en el monte Sinaí;
se inclinaron ante una imagen hecha de oro.
20Cambiaron a su glorioso Dios
por la estatua de un toro que come hierba.
21Se olvidaron de Dios, su salvador,
quien había realizado tantas grandezas en Egipto:
22obras tan maravillosas en la tierra de Cam,
hechos tan asombrosos en el mar Rojo.
23Por lo tanto, él declaró que los destruiría.
Pero Moisés, su escogido, intervino entre el Señor y los israelitas;
le suplicó que apartara su ira y que no los destruyera.
24El pueblo se negó a entrar en la agradable tierra,
porque no creían la promesa de que Dios los iba a cuidar.
25En cambio, rezongaron en sus carpas
y se negaron a obedecer al Señor.
26Por lo tanto, él juró solemnemente
que los mataría en el desierto,
27que dispersaría a sus descendientes entre las naciones,
y los enviaría a tierras distantes.
28Después nuestros antepasados se unieron para rendir culto a Baal en Peor;
¡hasta comieron sacrificios ofrecidos a los muertos!
29Con todo eso provocaron el enojo del Señor,
entonces se desató una plaga en medio de ellos.
30Pero Finees tuvo el valor de intervenir
y la plaga se detuvo.
31Por eso, desde entonces,
se le considera un hombre justo.

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