9 de Noviembre
 

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Salmo 106:1-12

 

Ezequiel 20

Rebelión de Israel
1El 14 de agosto, durante el séptimo año de cautividad del rey Joaquín, algunos de los líderes de Israel vinieron a pedir un mensaje del Señor. Se sentaron frente a mí en espera de su respuesta. 2Entonces recibí el siguiente mensaje del Señor: 3«Hijo de hombre, diles a los líderes de Israel: “Esto dice el SeñorSoberano: ‘¿Cómo se atreven a venir a pedirme un mensaje? ¡Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, que no les diré nada!’”.
4»Hijo de hombre, levanta cargos en contra de los líderes y condénalos. Hazles ver que los pecados de sus antepasados fueron realmente detestables. 5Dales el siguiente mensaje de parte del Señor Soberano: “Cuando elegí a Israel —cuando me di a conocer a los descendientes de Jacob en Egipto—, hice un juramento solemne de que yo, el Señor, sería su Dios. 6Ese día juré solemnemente que los sacaría de Egipto y los llevaría a una tierra que yo había explorado para ellos: una buena tierra donde fluyen la leche y la miel, la mejor tierra de todas. 7Entonces les dije: ‘Cada uno de ustedes deshágase de las imágenes repugnantes con las que están tan obsesionados. No se contaminen con los ídolos de Egipto, porque yo soy el Señorsu Dios’.
8»”Sin embargo, ellos se rebelaron contra mí y no me hicieron caso. No se deshicieron de las imágenes repugnantes con las que estaban obsesionados ni abandonaron los ídolos de Egipto. Entonces, mientras seguían en Egipto, amenacé con derramar mi furia sobre ellos para satisfacer mi enojo; 9pero no lo hice porque actué para proteger el honor de mi nombre. Yo no permitiría que mi nombre fuera avergonzado ante las naciones vecinas, a las cuales me di a conocer cuando saqué a los israelitas de Egipto. 10Despues de sacarlos de Egipto, los llevé al desierto. 11Allí les di mis decretos y ordenanzas para que al ponerlos en práctica encontraran vida. 12Además, les di mis días de descanso como una señal entre ellos y yo. El propósito era recordarles que soy el Señor, quien los apartó para que fueran santos.
13»”Sin embargo, los israelitas se rebelaron contra mí y se negaron a obedecer mis decretos en el desierto. Desobedecieron mis ordenanzas, a pesar de que la obediencia les hubiera dado vida. Además profanaron mis días de descanso. Por lo tanto, amenacé con derramar mi furia sobre ellos e hice planes para consumirlos por completo en el desierto; 14pero otra vez me contuve para proteger el honor de mi nombre ante las naciones que habían visto mi poder cuando saqué a Israel de Egipto. 15Sin embargo, hice un juramento solemne contra ellos en el desierto. Juré que no los dejaría entrar en la tierra que les había dado, tierra donde fluyen la leche y la miel, el lugar más hermoso del mundo. 16Pues rechazaron mis ordenanzas, se negaron a obedecer mis decretos y profanaron mis días de descanso, ya que habían entregado su corazón a ídolos.17Sin embargo, les tuve compasión y en el desierto me contuve y no los destruí.
18»”Después les advertí a sus hijos que no siguieran el ejemplo de sus padres, quienes se contaminaron con sus ídolos. 19‘Yo soy el Señor su Dios —les dije—. Sigan mis decretos, presten atención a mis ordenanzas 20y mantengan santos mis días de descanso, porque son una señal para recordarles que yo soy el Señor su Dios’.
21»”Sin embargo, sus hijos también se rebelaron contra mí. Se negaron a cumplir mis decretos y a seguir mis ordenanzas, a pesar de que la obediencia les hubiera dado vida. Además profanaron mis días de descanso. Así que amenacé nuevamente con derramar mi furia sobre ellos en el desierto.22No obstante, quité mi juicio contra ellos a fin de proteger el honor de mi nombre ante las naciones que habían visto mi poder cuando los saqué de Egipto; 23pero hice un juramento solemne contra ellos en el desierto: juré esparcirlos por todas las naciones 24porque no obedecieron mis ordenanzas. Se burlaron de mis decretos al profanar mis días de descanso y anhelar los ídolos de sus antepasados. 25Los entregué a decretos y ordenanzas inútiles, que no los conducirían a la vida. 26Dejé que se contaminaran con los mismos regalos que yo les había dado y permití que sacrificaran a su hijo mayor como ofrenda a sus dioses, para devastarlos y recordarles que solo yo soy el Señor”.
Juicio y restauración
27»Por lo tanto, hijo de hombre, dale este mensaje al pueblo de Israel de parte del SeñorSoberano: “Tus antepasados siguieron blasfemando y traicionándome, 28pues cuando los hice entrar en la tierra que les había prometido, ¡ofrecieron sacrificios en cada colina alta y debajo de cada árbol frondoso que encontraron! Provocaron mi furia al ofrecer sacrificios a sus dioses. ¡Les llevaron perfumes e incienso y derramaron ofrendas líquidas ante ellos! 29Les dije: ‘¿Qué es ese lugar alto adonde van?’”. (Desde entonces, esa clase de santuario pagano se llama Bama, que significa “lugar alto”).
30»Por lo tanto, dale este mensaje al pueblo de Israel de parte del Señor Soberano: “¿Piensas contaminarte como lo hicieron tus antepasados? ¿Seguirás prostituyéndote al adorar imágenes repugnantes? 31Pues, cuando les presentas ofrendas y les sacrificas a tus niños en el fuego, te contaminas con ídolos hasta el día de hoy. ¿Y yo debería permitirte, pueblo de Israel, que me pidas un mensaje? Tan cierto como que yo vivo, dice el SeñorSoberano, que no te diré nada.
32»”Tú dices: ‘Queremos ser como las naciones que nos rodean, que sirven a ídolos de madera y de piedra’; pero eso que piensas nunca sucederá.33Tan cierto como que yo vivo, dice el SeñorSoberano, te gobernaré con puño de hierro, con gran enojo y con imponente poder. 34También con enojo, extenderé mi mano fuerte y mi brazo poderoso, y te traeré de regreso desde los territorios por donde fuiste esparcido. 35Te llevaré al desierto de las naciones y allí te juzgaré cara a cara. 36Te juzgaré tal como hice con tus antepasados en el desierto después de sacarlos de Egipto, dice el Señor Soberano.37Te examinaré cuidadosamente y te obligaré a cumplir las condiciones del pacto. 38Te limpiaré de todos los que se rebelen y se subleven contra mí. A ellos los sacaré de los países adonde fueron desterrados, pero nunca entrarán en la tierra de Israel. Entonces sabrás que yo soy el Señor.
39»”En cuanto a ti, pueblo de Israel, esto dice el Señor Soberano: adelante, rinde culto a tus ídolos, pero tarde o temprano me obedecerás y dejarás de deshonrar mi santo nombre al rendir culto a ídolos. 40Pues algún día, dice el Señor Soberano, los israelitas me adorarán en mi monte santo, el gran monte de Israel, y yo los aceptaré. Allí les exigiré que me presenten todas sus ofrendas y los mejores regalos y sacrificios. 41Cuando los traiga de regreso a casa desde el destierro, ustedes serán para mí como un sacrificio agradable. Desplegaré mi santidad por medio de ustedes a la vista de todas las naciones. 42Entonces, cuando yo los regrese a la tierra que mediante un juramento solemne prometí darles a sus antepasados, ustedes sabrán que yo soy el Señor. 43Recordarán todas las formas en que se contaminaron y se odiarán a sí mismos por el mal que hicieron. 44Y sabrás, pueblo de Israel, que yo soy el Señor, cuando haya honrado mi nombre al tratarte con compasión, a pesar de tu perversidad. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».
Juicio contra el Neguev
45Después recibí este mensaje del Señor:46«Hijo de hombre, ponte de cara al sur y denuncia a esa región; profetiza contra los matorrales del Neguev. 47Dile al desierto del sur: “Esto dice el Señor Soberano: ‘¡Oye la palabra del Señor! Te prenderé fuego y se quemará todo árbol, esté verde o seco. Las horrendas llamas no se extinguirán y arrasarán con todo, desde el sur hasta el norte.48Entonces el mundo entero verá que yo, el Señor, prendí este fuego, que no se apagará’”».
49Entonces dije: «Oh SeñorSoberano, ¡la gente anda diciendo de mí: “Él solo habla en enigmas!”».

 

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Hebreos 9:11-28

Cristo es el sacrificio perfecto
11Entonces Cristo ahora ha llegado a ser el Sumo Sacerdote por sobre todas las cosas buenas que han venido. Él entró en ese tabernáculo superior y más perfecto que está en el cielo, el cual no fue hecho por manos humanas ni forma parte del mundo creado.12Con su propia sangre —no con la sangre de cabras ni de becerros— entró en el Lugar Santísimo una sola vez y para siempre, y aseguró nuestra redención eterna.
13Bajo el sistema antiguo, la sangre de cabras y toros y las cenizas de una novilla podían limpiar el cuerpo de las personas que estaban ceremonialmente impuras. 14Imagínense cuánto más la sangre de Cristo nos purificará la conciencia de acciones pecaminosas para que adoremos al Dios viviente. Pues por el poder del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio perfecto por nuestros pecados. 15Por eso él es el mediador de un nuevo pacto entre Dios y la gente, para que todos los que son llamados puedan recibir la herencia eterna que Dios les ha prometido. Pues Cristo murió para librarlos del castigo por los pecados que habían cometido bajo ese primer pacto.
16Ahora bien, cuando alguien deja un testamento, es necesario comprobar que la persona que lo hizo ha muerto. 17El testamento sólo entra en vigencia después de la muerte de la persona. Mientras viva el que lo hizo, el testamento no puede entrar en vigencia.
18Por eso, aun el primer pacto fue puesto en vigencia con la sangre de un animal. 19Pues después de que Moisés había leído cada uno de los mandamientos de Dios a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y las cabras junto con agua, y roció tanto el libro de la ley de Dios como a todo el pueblo con ramas de hisopo y lana de color escarlata. 20Entonces dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes». 21De la misma manera roció con la sangre el tabernáculo y todo lo que se usaba para adorar a Dios. 22De hecho, según la ley de Moisés, casi todo se purificaba con sangre porque sin derramamiento de sangre no hay perdón.
23Por esa razón, el tabernáculo y todo lo que en él había —que eran copias de las cosas del cielo— debían ser purificados mediante la sangre de animales; pero las cosas verdaderas del cielo debían ser purificadas mediante sacrificios superiores a la sangre de animales.
24Pues Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos humanas, que era solo una copia del verdadero, que está en el cielo. Él entró en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios a favor de nosotros; 25y no entró en el cielo para ofrecerse a sí mismo una y otra vez, como lo hace el sumo sacerdote aquí en la tierra, que entra en el Lugar Santísimo año tras año con la sangre de un animal. 26Si eso hubiera sido necesario, Cristo tendría que haber sufrido la muerte una y otra vez, desde el principio del mundo; pero ahora, en el fin de los tiempos, Cristo se presentó una sola vez y para siempre para quitar el pecado mediante su propia muerte en sacrificio.
27Y así como cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio, 28así también Cristo murió en sacrificio una sola vez y para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas. Cristo vendrá otra vez, no para ocuparse de nuestros pecados, sino para traer salvación a todos los que esperan con anhelo su venida.

 

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Salmo 106:1-12

1¡Alabado sea el Señor!
¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!
Su fiel amor perdura para siempre.
2¿Quién podrá enumerar los gloriosos milagros del Señor?
¿Quién podrá alabarlo lo suficiente?
3Hay alegría para los que tratan con justicia a los demás
y siempre hacen lo que es correcto.
4Acuérdate de mí, Señor, cuando le muestres favor a tu pueblo;
acércate y rescátame.
5Déjame tener parte en la prosperidad de tus elegidos.
Permite que me alegre por el gozo de tu pueblo;
concédeme alabarte con los que son tu herencia.
6Hemos pecado como nuestros antepasados.
¡Hicimos lo malo y actuamos de manera perversa!
7Nuestros antepasados en Egipto
no quedaron conmovidos ante las obras milagrosas del Señor.
Pronto olvidaron sus muchos actos de bondad hacia ellos;
en cambio, se rebelaron contra él en el mar Rojo.
8Aun así, él los salvó:
para defender el honor de su nombre
y para demostrar su gran poder.
9Ordenó al mar Rojo que se secara
y condujo a Israel a través del mar como si fuera un desierto.
10Así los rescató de sus enemigos
y los libertó de sus adversarios.
11Después el agua volvió y cubrió a sus enemigos;
ninguno de ellos sobrevivió.
12Entonces el pueblo creyó las promesas del Señor

 

 

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