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10 de Julio
 

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Hechos 27:21-44
Proverbios 10

 

1 Crónicas 9

1Entonces todo Israel quedó anotado en los registros genealógicos en El libro de los reyes de Israel.
El retorno de los desterrados
El pueblo de Judá fue desterrado a Babilonia porque fue infiel al Señor. 2Los primeros desterrados en regresar a las propiedades en sus antiguas ciudades fueron los sacerdotes, los levitas, los sirvientes del templo y otros israelitas. 3Algunas personas de las tribus de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés volvieron y se establecieron en Jerusalén.
4Una familia que regresó fue la de Utai, hijo de Amiud, hijo de Omri, hijo de Imri, hijo de Bani, un descendiente de Fares, hijo de Judá.
5Otros que volvieron pertenecían al clan de los silonitas, entre ellos Asaías (el mayor) y sus hijos.
6Del clan de los zeraítas, regresó Jeuel junto con sus parientes.
En total regresaron seiscientas noventa familias de la tribu de Judá.
7De la tribu de Benjamín volvieron Salú, hijo de Mesulam, hijo de Hodavías, hijo de Asenúa; 8Ibneías, hijo de Jeroham; Ela, hijo de Uzi, hijo de Micri y Mesulam, hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Ibnías.
9Todos estos hombres fueron jefes de clanes y aparecían en los registros genealógicos. En total regresaron novecientas cincuenta y seis familias de la tribu de Benjamín.
Los sacerdotes que regresaron
10Entre los sacerdotes que regresaron se encontraban Jedaías, Joiarib, Jaquín,11Azarías, hijo de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob. Azarías fue el funcionario principal de la casa de Dios.
12Otros sacerdotes que regresaron fueron Adaía, hijo de Jeroham, hijo de Pasur, hijo de Malquías, y Masai, hijo de Adiel, hijo de Jazera, hijo de Mesulam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer.
13En total regresaron mil setecientos sesenta sacerdotes. Eran jefes de clanes y hombres muy capaces. Eran los sacerdotes responsables de oficiar en la casa de Dios.
Los levitas que regresaron
14Los levitas que regresaron fueron Semaías, hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, un descendiente de Merari;15Bacbacar; Heres; Galal; Matanías, hijo de Micaía, hijo de Zicri, hijo de Asaf; 16Obadías, hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de Jedutún y Berequías, hijo de Asa, hijo de Elcana, quien vivió en la región de Netofa.
17Los porteros que regresaron fueron Salum, Acub, Talmón, Ahimán y sus parientes. Salum fue el portero principal. 18Anteriormente eran responsables de la puerta del Rey, al oriente. Estos hombres servían como porteros para los campamentos de los levitas. 19Salum era hijo de Koré, un descendiente de Abiasaf, del clan de Coré. Él y sus parientes, los coreítas, eran responsables de cuidar la entrada al santuario, así como sus antepasados habían cuidado el tabernáculo en el campamento del Señor.
20Antiguamente Finees, hijo de Eleazar, había estado a cargo de los porteros, y el Señor había estado con él.21Posteriormente Zacarías, hijo de Meselemías, fue el responsable de cuidar la entrada del tabernáculo.
22En total hubo doscientos doce porteros en esos días, y fueron registrados según las genealogías en sus aldeas. Como sus antepasados eran hombres de confianza, David y Samuel el vidente los asignaron a sus puestos. 23Estos porteros y sus descendientes, por sus divisiones, eran responsables de cuidar la entrada de la casa del Señor cuando esa casa era una carpa. 24Los porteros estaban colocados en los cuatro puntos cardinales: al oriente, al occidente, al norte y al sur. 25Sus parientes en las aldeas venían con regularidad para ayudarles con las responsabilidades durante ciclos de siete días.
26Los cuatro porteros principales, todos levitas, eran funcionarios de confianza, porque eran responsables de las habitaciones y de los tesoros de la casa de Dios. 27Pasaban la noche alrededor de la casa de Dios, ya que era su deber cuidarla y abrir las puertas cada mañana.
28Algunos de los porteros tenían a su cargo el cuidado de los diversos objetos empleados en el culto. Con el fin de impedir pérdidas, llevaban la cuenta cuando los sacaban y cuando los guardaban. 29Otros eran responsables del mobiliario, de los objetos en el santuario y de los suministros, como la harina selecta, el vino, el aceite de oliva, el incienso y las especias; 30pero eran los sacerdotes los que combinaban las especias. 31A Matatías, levita e hijo mayor de Salum el coreíta, se le confió la preparación del pan utilizado para las ofrendas, 32y algunos de los miembros del clan de Coat tenían a su cargo la preparación del pan que se debía poner en la mesa cada día de descanso.
33Los músicos, todos levitas prominentes, vivían en el templo. Estaban exentos de otras responsabilidades ya que estaban de servicio a todas horas. 34Todos estos hombres vivían en Jerusalén; eran cabezas de familias levitas y aparecían como líderes prominentes en los registros genealógicos.
El árbol genealógico de la familia de Saúl
35Jeiel (el padre de Gabaón) vivía en la ciudad de Gabaón. El nombre de su esposa era Maaca, 36y su hijo mayor se llamaba Abdón. Los demás hijos de Jehiel fueron: Zur, Cis, Baal, Ner, Nadab, 37Gedor, Ahío, Zacarías y Miclot. 38Miclot fue el padre de Simeam. Todas estas familias vivían unas cerca de otras en Jerusalén.
39Ner fue el padre de Cis.
Cis fue el padre de Saúl.
Saúl fue padre de Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal.
40Jonatán fue el padre de Merib-baal.
Merib-baal fue el padre de Micaía.
41Los hijos de Micaía fueron: Pitón, Melec, Tarea y Acaz.
42Acaz fue el padre de Jada.
Jada fue el padre de Alemet, Azmavet y Zimri.
Zimri fue el padre de Mosa.
43Mosa fue el padre de Bina.
Refaías fue el hijo de Bina.
Elasa fue el hijo de Refaías.
Azel fue el hijo de Elasa.
44Azel tuvo seis hijos, cuyos nombres fueron Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías y Hanán. Estos fueron los hijos de Azel.

 

1 Crónicas 10

Muerte del rey Saúl
1Ahora bien, los filisteos atacaron a Israel, y los hombres de Israel huyeron ante ellos. Mataron a muchos en las laderas del monte Gilboa. 2Los filisteos cercaron a Saúl y a sus hijos, y mataron a tres de ellos: Jonatán, Abinadab y Malquisúa. 3La batalla se intensificó cerca de Saúl, y los arqueros filisteos lo alcanzaron y lo hirieron.
4Con gemidos, Saúl le dijo a su escudero: «Toma tu espada y mátame antes de que estos filisteos paganos lleguen para burlarse de mí y torturarme».
Pero su escudero tenía miedo y no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se echó sobre ella. 5Cuando su escudero vio que Saúl estaba muerto, se echó sobre su propia espada y murió. 6Así que Saúl y sus tres hijos murieron allí juntos, y su dinastía llegó a su fin.
7Cuando los israelitas que estaban en el valle de Jezreel vieron que su ejército había huido y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos entraron y ocuparon sus ciudades.
8Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cuerpos de Saúl y de sus hijos en el monte Gilboa. 9Entonces le quitaron la armadura a Saúl y le cortaron la cabeza. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl ante sus ídolos y a la gente en toda la tierra de Filistea. 10Pusieron su armadura en el templo de sus dioses y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.
11Cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de todo lo que los filisteos le habían hecho a Saúl, 12todos los valientes guerreros llevaron los cuerpos de Saúl y sus hijos de regreso a Jabes. Luego enterraron sus huesos debajo del gran árbol en Jabes y ayunaron por siete días.
13De manera que Saúl murió porque fue infiel al Señor. No obedeció el mandato del Señor e incluso consultó a una médium 14en lugar de buscar la dirección del Señor. Así que el Señor le quitó la vida y le entregó el reino a David, hijo de Isaí.

 

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Hechos 27:21-44

21Nadie había comido en mucho tiempo. Finalmente, Pablo reunió a la tripulación y le dijo: «Señores, ustedes debieran haberme escuchado al principio y no haber salido de Creta. Así se hubieran evitado todos estos daños y pérdidas. 22¡Pero anímense! Ninguno de ustedes perderá la vida, aunque el barco se hundirá. 23Pues anoche un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo estuvo a mi lado 24y dijo: “¡Pablo, no temas, porque ciertamente serás juzgado ante el César! Además, Dios, en su bondad, ha concedido protección a todos los que navegan contigo”.25Así que, ¡anímense! Pues yo le creo a Dios. Sucederá tal como él lo dijo, 26pero seremos náufragos en una isla».
El naufragio
27Como a la medianoche de la decimocuarta noche de la tormenta, mientras los vientos nos empujaban por el mar Adriático, los marineros presintieron que había tierra cerca. 28Arrojaron una cuerda con una pesa y descubrieron que el agua tenía treinta y siete metros de profundidad. Un poco después, volvieron a medir y vieron que solo había veintisiete metros de profundidad. 29A la velocidad que íbamos, ellos tenían miedo de que pronto fuéramos arrojados contra las rocas que estaban a lo largo de la costa; así que echaron cuatro anclas desde la parte trasera del barco y rezaron que amaneciera.
30Luego los marineros trataron de abandonar el barco; bajaron el bote salvavidas como si estuvieran echando anclas desde la parte delantera del barco. 31Así que Pablo les dijo al oficial al mando y a los soldados: «Todos ustedes morirán a menos que los marineros se queden a bordo». 32Entonces los soldados cortaron las cuerdas del bote salvavidas y lo dejaron a la deriva.
33Cuando empezó a amanecer, Pablo animó a todos a que comieran. «Ustedes han estado tan preocupados que no han comido nada en dos semanas —les dijo—.34Por favor, por su propio bien, coman algo ahora. Pues no perderán ni un solo cabello de la cabeza». 35Así que tomó un poco de pan, dio gracias a Dios delante de todos, partió un pedazo y se lo comió. 36Entonces todos se animaron y empezaron a comer, 37los doscientos setenta y seis que estábamos a bordo. 38Después de comer, la tripulación redujo aún más el peso del barco echando al mar la carga de trigo.
39Cuando amaneció, no reconocieron la costa, pero vieron una bahía con una playa y se preguntaban si podrían llegar a la costa haciendo encallar el barco.40Entonces cortaron las anclas y las dejaron en el mar. Luego soltaron los timones, izaron las velas de proa y se dirigieron a la costa; 41pero chocaron contra un banco de arena y el barco encalló demasiado rápido. La proa del barco se clavó en la arena, mientras que la popa fue golpeada repetidas veces por la fuerza de las olas y comenzó a hacerse pedazos.
42Los soldados querían matar a los prisioneros para asegurarse de que no nadaran hasta la costa y escaparan; 43pero el oficial al mando quería salvar a Pablo, así que no los dejó llevar a cabo su plan. Luego les ordenó a todos los que sabían nadar que saltaran por la borda primero y se dirigieran a tierra firme. 44Los demás se sujetaron a tablas o a restos del barco destruido. Así que todos escaparon a salvo hasta la costa.

 

 

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Salmos 8

Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con instrumento de cuerda.[a]

Oh Señor, Señor nuestro, ¡tu majestuoso nombre llena la tierra!
    Tu gloria es más alta que los cielos.
A los niños y a los bebés les has enseñado
    a hablar de tu fuerza,[b]
así silencias a tus enemigos
    y a todos los que se te oponen.

Cuando miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos
    —la luna y las estrellas que pusiste en su lugar—, me pregunto:
¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos,
    los seres humanos para que de ellos te ocupes?[c]
Sin embargo, los hiciste un poco menor que Dios[d]
    y los[e] coronaste de gloria y honor.
Los pusiste a cargo de todo lo que creaste,
    y sometiste todas las cosas bajo su autoridad:
los rebaños y las manadas
    y todos los animales salvajes,
las aves del cielo, los peces del mar,
    y todo lo que nada por las corrientes oceánicas.

Oh Señor, Señor nuestro, ¡tu majestuoso nombre llena la tierra!

 

 

 

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