27 de Abril

 

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Jueces 7:1 al 8:17
Lucas 23:13-43
Salmo 97 y 98
Proverbios 27

 

Jueces 7

Gedeón derrota a los madianitas
1Entonces Jerobaal (es decir, Gedeón) y su ejército se levantaron temprano y fueron hasta el manantial de Harod. El campamento de los ejércitos de Madián estaba al norte de ellos, en el valle cercano a la colina de More. 2Entonces el Señor le dijo a Gedeón: «Tienes demasiados guerreros contigo. Si dejo que todos ustedes peleen contra los madianitas, los israelitas se jactarán ante mí de que se salvaron con su propia fuerza. 3Por lo tanto, dile al pueblo: “A todo aquel que le falte valentía o que tenga miedo, que abandone este monte y se vaya a su casa”». Así que veintidós mil de ellos se fueron a su casa, y quedaron solo diez mil dispuestos a pelear.
4Pero el Señor le dijo a Gedeón: «Todavía son demasiados. Hazlos descender al manantial, y yo los pondré a prueba para determinar quién irá contigo y quién no». 5Cuando Gedeón bajó con sus guerreros hasta el agua, el Señor le dijo: «Divide a los hombres en dos grupos. En un grupo, pon a todos los que beban el agua en sus manos lamiéndola como hacen los perros. En el otro grupo, pon a todos los que se arrodillan para beber directamente del arroyo». 6Solo trescientos de los hombres bebieron con las manos. Los demás se arrodillaron para beber con la boca en el arroyo.
7Entonces el Señor le dijo a Gedeón: «Con estos trescientos hombres, rescataré a Israel y te daré la victoria sobre los madianitas. Envía a todos los demás a su casa». 8Así que Gedeón recogió las provisiones y los cuernos de carnero de los otros guerreros y mandó a cada uno de ellos a su casa, pero se quedó con los trescientos hombres.
El campamento madianita estaba en el valle, directamente abajo de donde se encontraba Gedeón. 9Esa noche el Señor le dijo: «¡Levántate! ¡Desciende al campamento madianita, porque te he dado la victoria sobre ellos!10Pero si tienes miedo de atacar, desciende al campamento con tu siervo Fura. 11Escucha lo que dicen los madianitas, y cobrarás mucho ánimo. Entonces estarás ansioso por atacar».
Así que Gedeón, acompañado por Fura, descendió hasta el límite del campamento enemigo.12Los ejércitos de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente se habían establecido en el valle como un enjambre de langostas. Sus camellos eran como los granos de arena a la orilla del mar, ¡imposibles de contar!13Entonces Gedeón se acercó sigilosamente, precisamente cuando un hombre le contaba un sueño a su compañero.
—Tuve un sueño —decía el hombre— en el cual un pan de cebada venía rodando cuesta abajo hacia el campamento madianita; ¡entonces cuando golpeaba una carpa, la volteaba y la aplastaba!
14Su compañero le respondió:
—Tu sueño solo puede significar una cosa: ¡Dios le ha dado a Gedeón, hijo de Joás, el israelita, la victoria sobre Madián y todos sus aliados!
15Cuando Gedeón oyó el sueño y la interpretación, se inclinó en adoración ante el Señor. Luego regresó al campamento israelita y gritó: «¡Levántense, porque el Señor les ha dado la victoria sobre las multitudes madianitas!». 16Así que dividió a los trescientos hombres en tres grupos y le dio a cada hombre un cuerno de carnero y una vasija de barro con una antorcha adentro.
17Después les dijo: «Fíjense en mí. Cuando yo llegue al límite del campamento, hagan lo mismo que yo. 18En cuanto yo y los que están conmigo toquemos los cuernos de carnero, ustedes también toquen sus cuernos alrededor de todo el campamento y griten: “¡Por el Señor y por Gedeón!”».
19Fue apenas pasada la medianoche, después del cambio de guardia, cuando Gedeón y los cien hombres que iban con él llegaron al límite del campamento madianita. Entonces de un momento al otro, tocaron los cuernos de carnero y rompieron las vasijas de barro. 20Enseguida los tres grupos tocaron juntos los cuernos y rompieron las vasijas. Con la mano izquierda sostenían la antorcha ardiente, y en la mano derecha llevaban el cuerno, y todos gritaban: «¡Una espada por el Señor y también por Gedeón!».
21Cada hombre permaneció en su puesto alrededor del campamento, y observaron cómo los madianitas corrían de un lado a otro, llenos de pánico y gritando mientras se daban a la fuga.22Cuando los trescientos israelitas tocaron los cuernos de carnero, el Señor hizo que los guerreros del campamento pelearan entre sí con sus espadas. Los que quedaron con vida huyeron a lugares tan lejanos como Bet-sita, cerca de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola, cerca de Tabat.
23Entonces Gedeón mandó a buscar a los guerreros de Neftalí, de Aser y de Manasés, quienes se unieron para dar caza al ejército de Madián. 24Gedeón también envió mensajeros por toda la zona montañosa de Efraín que decían: «Desciendan para atacar a los madianitas. Frénenlos antes de que lleguen a los vados del río Jordán en Bet-bara».
Así que los hombres de Efraín hicieron lo que se les dijo. 25Capturaron a Oreb y a Zeeb, los dos comandantes de los madianitas, y mataron a Oreb en la roca de Oreb, y a Zeeb en el lagar de Zeeb; y no dejaron de perseguir a los madianitas. Después los israelitas le llevaron las cabezas de Oreb y Zeeb a Gedeón, quien estaba junto al río Jordán.

 

Jueces 8:1-17

Gedeón mata a Zeba y a Zalmuna
1Entonces la gente de Efraín le preguntó a Gedeón:
—¿Por qué nos has tratado así? ¿Por qué no nos llamaste desde el principio cuando saliste a pelear con los madianitas?
Y tuvieron una fuerte discusión con Gedeón.
2Pero Gedeón les contestó:
—¿Qué he logrado yo comparado con lo que han hecho ustedes? ¿Acaso los racimos olvidados de la cosecha de Efraín no son mucho mejores que todos los cultivos de mi pequeño clan de Abiezer? 3Dios les dio a ustedes la victoria sobre Oreb y Zeeb, los comandantes del ejército madianita. ¿Qué he logrado yo en comparación con eso?
Cuando los hombres de Efraín oyeron la respuesta de Gedeón, se calmó su enojo.
4Luego Gedeón cruzó el río Jordán con sus trescientos hombres y, aunque estaban agotados, continuaron persiguiendo al enemigo. 5Cuando llegaron a Sucot, Gedeón les pidió a los líderes de la ciudad:
—Por favor, denles algo de comer a mis guerreros. Están muy cansados. Estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, los reyes de Madián.
6Pero los líderes de Sucot le respondieron:
—Primero captura a Zeba y a Zalmuna, y después alimentaremos a tu ejército.
7Entonces Gedeón les dijo:
—Cuando el Señor me dé la victoria sobre Zeba y Zalmuna, volveré y les desgarraré la carne con espinos y zarzas del desierto.
8Desde allí Gedeón subió a Peniel y una vez más pidió alimentos, pero obtuvo la misma respuesta. 9Así que le dijo a la gente de Peniel: «Cuando vuelva victorioso, derribaré esta torre».
10Para entonces, Zeba y Zalmuna se encontraban en Carcor con quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos aliados del oriente, porque ya habían matado a ciento veinte mil. 11Entonces Gedeón rodeó por la ruta de las caravanas que está al oriente de Noba y Jogbeha, y tomó al ejército madianita por sorpresa. 12Así que Zeba y Zalmuna, los dos reyes madianitas, huyeron, pero Gedeón los persiguió y capturó a todos sus guerreros.
13Después, Gedeón regresó de la batalla por el paso de Heres. 14Allí capturó a un joven de Sucot y le exigió que pusiera por escrito los nombres de los setenta y siete líderes y ancianos de la ciudad. 15Luego regresó a Sucot y les dijo a los líderes: «Aquí están Zeba y Zalmuna. Cuando pasamos por aquí antes, ustedes se burlaron de mí diciendo: “Primero captura a Zeba y a Zalmuna, y después alimentaremos a tu agotado ejército”». 16Entonces Gedeón tomó a los ancianos de la ciudad y los castigó con espinas y zarzas del desierto para darles una lección.17También derribó la torre de Peniel y mató a todos los hombres de la ciudad.

 

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Lucas 23:13-43

13Entonces Pilato llamó a los principales sacerdotes y a los otros líderes religiosos, junto con el pueblo, 14y anunció su veredicto: «Me trajeron a este hombre porque lo acusan de encabezar una revuelta. Detenidamente lo he examinado al respecto en presencia de ustedes y lo encuentro inocente.15Herodes llegó a la misma conclusión y me lo devolvió. Este hombre no ha hecho nada que merezca la pena de muerte. 16Así que lo haré azotar y luego lo pondré en libertad».
18Pero un gran clamor surgió de la multitud, y a una voz la gente gritó: «¡Mátalo y suéltanos a Barrabás!».19(Barrabás estaba en prisión por haber participado en un levantamiento contra el gobierno en Jerusalén, y por asesinato). 20Pilato discutió con ellos porque quería poner en libertad a Jesús, 21pero la multitud seguía gritando: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».
22Por tercera vez insistió Pilato: «¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? No encuentro ninguna razón para condenarlo a muerte. Lo haré azotar y luego lo soltaré».
23Pero la turba gritó cada vez más fuerte, exigiendo que Jesús fuera crucificado, y sus voces prevalecieron. 24Entonces Pilato sentenció a Jesús a muerte como la gente reclamaba. 25Como habían pedido, puso en libertad a Barrabás, el que estaba preso por levantamiento y asesinato. Y les entregó a Jesús para que hicieran con él como quisieran.
La crucifixión
26Cuando ellos se llevaban a Jesús, sucedió que un hombre llamado Simón, que era de Cirene, venía del campo. Los soldados lo agarraron, pusieron la cruz sobre él y lo obligaron a cargarla detrás de Jesús. 27Una gran multitud lo seguía, incluidas muchas mujeres que lloraban desconsoladas. 28Entonces Jesús se dio la vuelta y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. 29Pues vienen días cuando dirán: “¡Dichosas las mujeres que no tienen hijos, los vientres que no dieron a luz y los pechos que no amamantaron!”. 30La gente suplicará a los montes: “¡Caigan sobre nosotros!” y rogará a las colinas: “¡Entiérrennos!”. 31Pues, si estas cosas suceden cuando el árbol está verde, ¿qué pasará cuando esté seco?».
32Llevaron a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados con Jesús. 33Cuando llegaron a un lugar llamado «La Calavera», lo clavaron en la cruz y a los criminales también, uno a su derecha y otro a su izquierda.
34Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados.
35La multitud observaba, y los líderes se burlaban. «Salvó a otros —decían—, que se salve a sí mismo si de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido».36Los soldados también se burlaban de él, al ofrecerle vino agrio para beber. 37Y exclamaron: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!». 38Encima de su cabeza, colocaron un letrero que decía: «Este es el Rey de los judíos».
39Uno de los criminales colgados junto a él se burló: «¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!».
40Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? 41Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo». 42Luego dijo:
—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43Jesús respondió:
—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

 

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Salmo 97

1¡El Señor es rey!
¡Que se goce la tierra!
¡Que se alegren las costas más lejanas!
2Nubes oscuras lo rodean.
La rectitud y la justicia son el cimiento de su trono.
3Fuego se extiende delante de él
y calcina a todos sus enemigos.
4Sus relámpagos destellan por el mundo;
la tierra lo ve y tiembla.
5Las montañas se derriten como cera delante del Señor,
delante del Señor de toda la tierra.
6Los cielos proclaman su justicia;
toda nación ve su gloria.
7Los que rinden culto a ídolos quedan deshonrados
—todos los que se jactan de sus inútiles dioses—
pues todos los dioses tienen que inclinarse ante él.
8¡Jerusalén oyó y se alegró,
y todas las ciudades de Judá están felices
a causa de tu justicia, oh Señor!
9Pues tú, oh Señor, eres supremo en toda la tierra,
exaltado muy por encima de todos los dioses.
10¡Ustedes, los que aman al Señor, odien el mal!
Él protege la vida de sus justos
y los rescata del poder de los perversos.
11La luz brilla sobre los justos,
y la alegría sobre los de corazón recto.
12¡Que todos los justos se alegren en el Señor
y alaben su santo nombre!

 

Salmo 98

1Canten al Señor una nueva canción,
porque ha hecho obras maravillosas.
Su mano derecha obtuvo una poderosa victoria;
su santo brazo ha mostrado su poder salvador.
2El Señor anunció su victoria
y reveló su justicia a toda nación.
3Recordó su promesa de amar y de ser fiel a Israel.
¡Los extremos de la tierra han visto la victoria de nuestro Dios!
4Aclamen al Señor, habitantes de toda la tierra;
¡prorrumpan en alabanza y canten de alegría!
5Canten alabanzas al Señor con el arpa,
con el arpa y dulces melodías,
6con trompetas y el sonido del cuerno de carnero.
¡Toquen una alegre sinfonía delante del Señor, el Rey!
7¡Que el mar y todo lo que contiene le exclamen alabanzas!
¡Que se le unan la tierra y todas sus criaturas vivientes!
8¡Que los ríos aplaudan con júbilo!
¡Que las colinas entonen sus cánticos de alegría
9delante del Señor!
Pues el Señor viene a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia,
y a las naciones con imparcialidad.

 

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Proverbios 14:7-8

7 No te acerques a los necios,
porque no encontrarás conocimiento en sus labios.

8 Los prudentes saben a dónde van,
en cambio, los necios se engañan a sí mismos.

 

 

 

 

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