18Después
les preguntó a Zeba y a Zalmuna:
—Los hombres que ustedes mataron en Tabor, ¿cómo eran?
—Se parecían a ti —le contestaron—, todos tenían el aspecto
de un hijo de rey.
19—¡Eran
mis hermanos, los hijos de mi propia madre! —exclamó Gedeón—.
Tan cierto como que el Señor vive,
les aseguro que no los mataría si ustedes no los hubieran
matado a ellos.
20Volviéndose
a Jeter, su hijo mayor, le dijo:
—¡Mátalos!
Pero Jeter no sacó la espada, porque era apenas un muchacho
y tenía miedo.
21Entonces
Zeba y Zalmuna le dijeron a Gedeón:
—¡Sé hombre! ¡Mátanos tú mismo!
Entonces Gedeón los mató a los dos y tomó los adornos reales
que sus camellos llevaban en el cuello.
El efod sagrado de Gedeón
22Entonces
los israelitas dijeron a Gedeón:
—¡Gobiérnanos! Tú y tu hijo y tu nieto serán nuestros
gobernantes, porque nos has rescatado de Madián.
23Pero
Gedeón respondió:
—Yo no los gobernaré ni tampoco mi hijo. ¡El Señor los
gobernará! 24Sin
embargo, tengo una petición que hacerles: que cada uno de
ustedes me dé un arete del botín que recogieron de sus
enemigos caídos.
(Como los enemigos eran ismaelitas, todos usaban aretes de
oro).
25—¡Con
todo gusto! —le contestaron.
Así que extendieron un manto, y cada uno de ellos echó un
arete de oro que había recogido del botín. 26Todos
los aretes de oro pesaron unos diecinueve kilos, sin
contar los ornamentos reales ni los pendientes ni la ropa de
púrpura usada por los reyes de Madián, ni las cadenas que
sus camellos llevaban en el cuello.
27Entonces
Gedeón hizo un efod sagrado con el oro y lo puso en Ofra, su
pueblo natal. Pero pronto todos los israelitas se
prostituyeron al rendir culto a ese efod, el cual se
convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.
28Esa
es la historia de cómo el pueblo de Israel derrotó a Madián,
y este nunca se recuperó. Y hubo paz en la tierra durante el
resto de la vida de Gedeón, unos cuarenta años más.
29Luego
Gedeón,hijo
de Joás, volvió a su casa. 30Le
nacieron setenta hijos varones, porque tuvo muchas esposas. 31Además
tuvo una concubina en Siquem que le dio un hijo, a quien él
llamó Abimelec. 32Gedeón
murió muy anciano, y fue enterrado en la tumba de su padre
Joás, en Ofra, en la tierra del clan de Abiezer.
33En
cuanto murió Gedeón, los israelitas se prostituyeron al
rendir culto a las imágenes de Baal y al hacer a Baal-berit
su dios. 34Se
olvidaron del Señor su
Dios, quien los había rescatado de todos los enemigos que
los rodeaban. 35Tampoco
mostraron lealtad alguna con la familia de Jerobaal (es
decir, Gedeón), a pesar de todo el bien que él había hecho
por Israel.
Jueces 9:1-21
Abimelec gobierna en Siquem
1Un
día Abimelec, hijo de Gedeón, fue
a Siquem para visitar a sus tíos, los hermanos de su madre.
Les dijo a ellos y al resto de su familia materna: 2«Pregúntenles
a los ciudadanos prominentes de Siquem si prefieren ser
gobernados por los setenta hijos de Gedeón o por un solo
hombre. ¡Y recuerden que soy de la misma sangre que
ustedes!».
3Entonces
los tíos de Abimelec transmitieron ese mensaje a los
ciudadanos de Siquem. Y después de escuchar la propuesta, el
pueblo de Siquem decidió por Abimelec, porque era pariente
de ellos. 4Le
dieron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit,
las cuales él usó para contratar a unos hombres
alborotadores e imprudentes que aceptaron seguirlo. 5Fue
a la casa de su padre en Ofra y allí, sobre una misma
piedra, mató a sus setenta medio hermanos, los hijos de
Gedeón. Pero
Jotam, el hermano menor, escapó y se escondió.
6Entonces
todos los ciudadanos prominentes de Siquem y de Bet-milo
convocaron una reunión bajo el roble que está junto a la
columna de
Siquem y proclamaron rey a Abimelec.
Parábola de Jotam
7Cuando
Jotam se enteró, subió a la cima del monte Gerizim y gritó:
«¡Escúchenme, ciudadanos de Siquem!
¡Escúchenme a mí si quieren que Dios los escuche a ustedes!
8Cierta
vez los árboles decidieron elegir un rey.
Primero le dijeron al olivo:
“¡Reina sobre nosotros!”.
9Pero
el olivo se negó diciendo:
“¿Dejaría yo de producir el aceite de oliva
que bendice a Dios y a la gente,
solo para mecerme por encima de los árboles?”.
10»Entonces
le dijeron a la higuera:
“¡Reina sobre nosotros!”.
11Pero
la higuera también se negó diciendo:
“¿Dejaría yo de producir mi dulce fruto,
solo para mecerme por encima de los árboles?”.
12»Entonces
le dijeron a la vid:
“¡Reina sobre nosotros!”.
13Pero
la vid también se negó diciendo:
“¿Dejaría yo de producir el vino
que alegra a Dios y a la gente,
solo para mecerme por encima de los árboles?”.
14»Finalmente
todos los árboles le dijeron al espino:
“¡Reina sobre nosotros!”.
15Y
el espino les respondió a los árboles:
“Si realmente quieren que yo sea su rey,
vengan a refugiarse bajo mi sombra.
Si no, que salga fuego de mí
y consuma los cedros del Líbano”».
16Jotam
continuó: «Ahora asegúrense de haber actuado honorablemente
y de buena fe al elegir como rey a Abimelec, y de haberse
portado bien con Gedeón y todos sus descendientes. ¿Lo
trataron con la honra que se merece por todo lo que realizó? 17Pues
él luchó por ustedes y arriesgó su vida cuando los rescató
de los madianitas. 18Pero
hoy ustedes se rebelaron contra mi padre y sus descendientes
al matar a sus setenta hijos sobre una misma piedra. Y
escogieron a Abimelec, hijo de su esclava, para que sea rey
de ustedes, solo porque es su pariente.
19»Si
hoy han actuado honorablemente y de buena fe hacia Gedeón y
sus descendientes, entonces que tengan alegría con Abimelec
y que él tenga alegría con ustedes. 20Pero
si no han actuado de buena fe, ¡que salga fuego de Abimelec
y consuma a los ciudadanos prominentes de Siquem y de Bet-milo,
y que salga fuego de los ciudadanos de Siquem y de Bet-milo
y consuma a Abimelec!».
21Entonces
Jotam huyó y se fue a vivir a Beer, porque le tenía miedo a
su hermano Abimelec.