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¡Qué fácil es menospreciar nuestros esfuerzos en el Señor! Por
supuesto, Satanás siempre está ahí para señalar que lo que estamos
haciendo es insignificante. Reaccionamos cuando nos esforzamos más
para perfeccionar nuestro trabajo, servicio y relación con Dios y
parece que no sirve. En última instancia, sin embargo, nuestra
energía va a la zaga, y tendremos que admitir que no podemos hacer
nada en nuestras propias fuerzas. Le corresponde al Espíritu del
Señor llevar a cabo cualquier cosa de valor.
¿Por qué deberíamos trabajar solamente con nuestras propias fuerzas,
cuando el Espíritu de Dios está junto a nosotros para eso? Tenemos
que aprender a confiar en lo sobrenatural. "Nada impedirá el camino
de Zorobabel, ni siquiera una montaña gigantesca, ¡pues se
convertirá en llanura delante de él! Y cuando Zorobabel coloque la
última piedra del templo en su lugar, la gente gritará: ‘¡Dios lo
bendiga! ¡Dios lo bendiga!"(Zacarías 4:7).
¿Quién hubiera pensado que una montaña podría allanarse con sólo
gritarle? Los muros de Jericó, al igual que la montaña de Zorobabel,
no cayeron por el razonamiento del hombre, sino por el poder de
Dios. Satanás puede menospreciar nuestra alabanza, nuestro servicio,
nuestro esfuerzo, nuestra comunión; pero sabe que sabe que esas son
nuestras armas más poderosas en el arsenal de la fe.
Seguí gritando a tu montaña, ¡el Espíritu Santo la derribará!
356 días pasaron. ¡QUEDAN SOLO 9 DÍAS!
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