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El gozo es el trofeo más grande que Satanás puede obtener al robar a
un cristiano. Alguien dijo una vez: "Si él puede robar su gozo,
puede desechar todo lo demás." El profeta Habacuc sabía lo
importante que era mantener su gozo, y él estaba decidido a
aferrarse a este con fuerza, incluso en las más difíciles
circunstancias.
El gozo es un bien muy preciado que Satanás no puede quitarnos a
menos que se lo demos. Cuando tenemos gozo, podemos decir con
Habacuc, "Jehová, el Señor, es mi fortaleza; él me da pies como de
ciervas y me hace caminar por las alturas" (Habacuc 3:19). Los
pequeños pies del ciervo son tan ágiles que incluso cuando cae desde
un precipicio altísimo, aún cae de pie. Con gozo en nuestro corazón,
¡siempre caeremos de pie! sin importar cual sea la prueba.
Tal vez podamos regocijarnos cuando todo va bien, pero ¿qué pasa
cuando los bolsillos están vacíos y todos nuestros esfuerzos parecen
ser infructuosos? Propongámonos hoy como dice Pablo: "Estén siempre
alegres. Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda
circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los
que pertenecen a Cristo Jesús." (1 Tesalonicenses 5:16-18).
351 días pasaron. ¡Quedan solo 14
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