Devocional 3/12
Lectura del día
 

 

Algunas señales nos indican que alguien verdaderamente ha nacido de nuevo.
La primera es la victoria sobre áreas de pecado habitual: "Los que han nacido en la familia de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque la vida de Dios está en ellos. Así que no pueden seguir pecando, porque son hijos de Dios." (1 Juan 3:9). La verdadera conversión no significa perfección sin pecado. Más bien, significa que una persona ha abandonado los pecados habituales que una vez lo esclavizaron.

El segundo signo de la verdadera conversión es el amor a los hermanos: "Si amamos a nuestros hermanos creyentes, eso demuestra que hemos pasado de muerte a vida; pero el que no tiene amor sigue muerto" (v. 14). Cuando venimos a Cristo, se han ido todas las actitudes de odio y prejuicios.

El tercer signo de la conversión genuina es la generosidad. El dar está directamente conectado con el amor, porque el amor siempre se manifiesta en el dar. 1ª Juan 3:17 nos dice: "Si alguien tiene suficiente dinero para vivir bien y ve a un hermano en necesidad pero no le muestra compasión, ¿cómo puede estar el amor de Dios en esa persona?" Un espíritu alegre, afectuoso, gozoso, que comparte... es una evidencia física del nuevo nacimiento.

Una última señal del nuevo nacimiento es la confianza ante Dios por las cosas que se piden en oración (vv. 21-22). El creyente no muestra una fe tímida o vacilante, sino una posición valiente y decidida, confiando en la gracia.

Seguí estas cuatro señales ¡y seguramente te llevarán a los verdaderos creyentes!
Cumplí estas cuatro señales ¡y seguramente serás un verdadero creyente!

 

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