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Ezequiel vio un enorme valle de huesos secos. ¡Qué cuadro de la
iglesia actual! ¡Desconectada, seca, dividida, y muerta! El otrora
poderoso ejército de la Iglesia primitiva se ha desintegrado en un
cementerio fracturado y débil de reliquias espirituales.
¡Ahora tiene que venir el aliento y la vida de Dios! Alguien dijo
una vez: "Dios no respira en cualquier cosa que no está conectada."
Como creyentes en Jesucristo, debemos volver a relacionarnos unos
con otros, cruzando líneas raciales, confesionales, e incluso
fronteras nacionales. En Ezequiel, la conexión unida de los huesos
secos, trajo músculo, tendones, aliento, y equilibró de nuevo al
cuerpo. Entonces el cuerpo resucitado se puso en pie, un gran
ejército lleno del Espíritu de Dios (Ezequiel 37:10).
¡Qué fácil es para la Iglesia desconectarse por la condición
económica, raza o nivel educativo. Santiago corrige a los creyentes
que estaban a favor de los ricos sobre los pobres en sus asientos
congregacionales (Santiago 2:3). La "ley real" nos dice que amemos a
nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 19:19); por lo tanto,
la Iglesia debe proveer para las necesidades físicas y emocionales
diarias de los demás. No puede haber favoritismo en extender el amor
de Cristo a un grupo de personas sobre otro.
No se puede vivir desconectados del resto del cuerpo de Cristo. ¡Mirá
a tu alrededor, conectate, participá, y sentí el precioso aliento de
Dios vigorizándote y empoderándote!
321 días pasaron. Quedan solo 44.
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