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Ezequiel describe en un cuadro profético la belleza y perfección de
Satanás en el Jardín del Edén. Liderando la adoración de Dios,
Satanás estaba cubierto con vestiduras adornadas con piedras
preciosas, y algunos creen que incluso fue cubierto de instrumentos
musicales. Era un "poderoso ángel guardián" (Ezequiel 28:14),
caminando entre las piedras de fuego que rodean el trono de Dios.
La posición alta y belleza de Satanás lo llevaron a imaginarse a sí
mismo como la fuente de esa belleza y posición. Jesús dijo que vio
"a Satanás caer del cielo como un rayo!" (Lucas 10:18). ¡Y cuán
grande fue esa caída! Perdió todo lo que podía perder y fue arrojado
a la tierra, expuesto a "la curiosa mirada de los reyes" (Ezequiel
28:17).
Siempre debemos recordar la sabiduría de mostrar reverencia al
Señor. Solo a Él le pertenece la alabanza eterna (Salmo 111:10).
Puede sonar muy simple -humillarte en el temor del Señor- pero es la
que el diablo nunca aprendió. Temor del Señor significa ponerlo
siempre en primer lugar y nunca tomarnos cualquier elogio para
nosotros mismos. Si vamos a dar la gloria a Dios, un día la Iglesia
va a ocupar la posición que Satanás perdió tanto tiempo atrás.
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