Dios ayudó a las tribus de Rubén, Gad y Manasés cuando hicieron la
guerra, ya que clamaron por su ayuda en medio de la batalla. Él
respondió a sus oraciones "porque confiaron en él."
(1ª Crónicas 5:20)
En la guerra espiritual debes recordar dos cosas. En primer lugar,
es necesario orar constantemente mientras la batalla se está
librando. Prepara un grupo que se comprometa a orar continuamente
hasta que la batalla se de vuelta y la victoria está ganada. En
segundo lugar, hay que recordar que el Señor está luchando contra el
enemigo (1 Crónicas 5:22). Reconocé que en realidad no es tu
batalla, sino del Señor.
Satanás es un enemigo irreconciliable de Dios, y Dios es tan
interesado en tu victoria como vos lo estás. Cuando te das cuenta de
que Dios está realmente luchando tu batalla, le dirás al enemigo
como David a Goliat, "el Señor rescata a su pueblo, pero no con
espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor, y los entregará
a ustedes en nuestras manos!" (1 Samuel 17:47).
Muchas veces perdés las batallas espirituales al iniciarlas con
queja, lloriqueo, y murmuración acerca de tu derrota. "La lengua
puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosecharán las
consecuencias." (Proverbios 18:21). Guarda tu lengua, y cada día
proclamá, "La batalla es del Señor."
Él no permitirá que seas derrotado!
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