Los violentos y horribles actos de terror de Satanás se pintan
gráficamente en todo el Antiguo Testamento. Encontramos monarcas
asesinados, niños y mujeres embarazadas mutilados, sacrificados en
el fuego (2 Reyes 15:16; 16:3). Vemos la idolatría en su forma más
vil con el establecimiento de altares demoníacos en el templo de
Dios (2 Reyes 16:10-14).
En el Nuevo Testamento, encontramos exorcistas judíos indefensos
ante el poder violento de los espíritus demoníacos. Un hombre
poseído por un espíritu maligno se sobrepuso a los siete hijos de
Esceva, burlándose: "Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero
ustedes ¿quiénes son?" (Hechos 19:15). Vemos que mucha gente en
Efeso vivía bajo la opresión demoníaca y practicaban la magia antes
de venir a Cristo (v. 19). De hecho, tan llena de idolatría estaba
Efeso que toda la ciudad despotricaba contra Pablo y se levantó para
defender el honor de la falsa diosa Artemisa ó Diana (v. 27).
No podemos negar que Satanás ha extendido su mensaje inmundo en
todas las culturas y a lo largo de toda la historia. La buena
noticia es que no somos de su reino! Somos aquellos a quienes el
Señor concede paz y satisfacción.
Reclamá la paz de Dios para tu vida, y no dejes ningún rastro libre
para que el reino de Satanás pueda penetrar!
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