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29 de Junio

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2 Reyes 15 y 16
Hechos 19:13-41
Salmo 147
Proverbios 29

 

2 Reyes 15

Uzías gobierna en Judá
1Uzías, hijo de Amasías, comenzó a gobernar Judá durante el año veintisiete del reinado de Jeroboam II, en Israel. 2Tenía dieciséis años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén.
3El rey hizo lo que era agradable a los ojos del Señor, así como su padre Amasías. 4Sin embargo, no destruyó los santuarios paganos, y la gente siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí. 5El Señorhirió al rey con lepra, enfermedad que le duró hasta el día de su muerte; y vivió aislado en una casa aparte. Su hijo Jotam quedó encargado del palacio real y él gobernaba a los habitantes del reino.
6Los demás acontecimientos del reinado de Uzías y todo lo que hizo están registrados enEl libro de la historia de los reyes de Judá.7Cuando Uzías murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David; y su hijo Jotam lo sucedió en el trono.
Zacarías gobierna en Israel
8Zacarías, hijo de Jeroboam II, comenzó a gobernar Israel durante el año treinta y ocho del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria seis meses. 9Zacarías hizo lo malo a los ojos del Señor, igual que sus antepasados. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel. 10Entonces Salum, hijo de Jabes, conspiró contra Zacarías, lo asesinó en público y ocupó el trono en su lugar.
11Los demás acontecimientos del reinado de Zacarías están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel.12Así se cumplió el mensaje que el Señor le había dado a Jehú cuando dijo: «Tus descendientes serán reyes de Israel hasta la cuarta generación».
Salum gobierna en Israel
13Salum, hijo de Jabes, comenzó a gobernar Israel durante el año treinta y nueve del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria sólo un mes. 14Manahem, hijo de Gadi, llegó a Samaria desde Tirsa, lo asesinó, y ocupó el trono en su lugar.
15Los demás acontecimientos del reinado de Salum, incluso su conspiración, están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel.
Manahem gobierna en Israel
16En esos días, Manahem destruyó la ciudad de Tapúa y todos sus alrededores hasta Tirsa, porque sus habitantes se negaron a entregar la ciudad. Mató a toda la población y les abrió el vientre a las mujeres embarazadas.
17Manahem, hijo de Gadi, comenzó a gobernar Israel durante el año treinta y nueve del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria diez años. 18Manahem hizo lo malo a los ojos del Señor. Durante todo su reinado, se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
19Entonces Tiglat-pileser, rey de Asiria, invadió la nación; pero Manahem le pagó treinta y cuatro mil kilos de plata con el fin de obtener su apoyo para afianzar su soberanía real.20Para conseguir el dinero, Manahem extorsionó a los ricos de Israel obligando a que cada uno le pagara cincuenta piezas de plata al rey de Asiria. Por eso el rey de Asiria dejó de invadir Israel y se retiró del país.
21Los demás acontecimientos del reinado de Manahem y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel. 22Cuando Manahem murió, su hijo Pekaía lo sucedió en el trono.
Pekaía gobierna en Israel
23Pekaía, hijo de Manahem, comenzó a gobernar Israel durante el año cincuenta del reinado de Uzías en Judá y reinó en Samaria dos años. 24Pekaía hizo lo malo a los ojos del Señor. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
25Entonces Peka, hijo de Remalías, comandante del ejército de Pekaía, conspiró contra el rey. Con el apoyo de cincuenta hombres de Galaad, Peka asesinó al rey, y también a Argob y a Arie, en la ciudadela del palacio de Samaria; y Peka ocupó el trono en su lugar.
26Los demás acontecimientos del reinado de Pekaía y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel.
Peka gobierna en Israel
27Peka, hijo de Remalías, comenzó a gobernar Israel durante el año cincuenta y dos del reinado de Uzías en Judá, y reinó en Samaria veinte años. 28Peka hizo lo malo a los ojos del Señor. Se negó a apartarse de los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
29Durante el reinado de Peka, el rey Tiglat-pileser de Asiria volvió a atacar a Israel y tomó las ciudades de Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes y Hazor. También conquistó las regiones de Galaad, Galilea, y todo el territorio de Neftalí; y a los habitantes los llevó cautivos a Asiria.30Entonces Oseas, hijo de Ela, conspiró contra Peka y lo asesinó. Oseas comenzó a gobernar Israel durante el año veinte de Jotam, hijo de Uzías.
31Los demás acontecimientos del reinado de Peka y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel.
Jotam gobierna en Judá
32Jotam, hijo de Uzías, comenzó a gobernar Judá durante el segundo año del reinado de Peka, en Israel. 33Tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusa y era hija de Sadoc.
34Jotam hizo lo que era agradable a los ojos del Señor. Hizo todo lo que había hecho su padre Uzías; 35pero no destruyó los santuarios paganos, y la gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí. Él reconstruyó la puerta superior del templo del Señor.
36Los demás acontecimientos del reinado de Jotam y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá. 37En esos días, el Señor comenzó a enviar contra Judá al rey Rezín de Aram y al rey Peka de Israel.38Cuando Jotam murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David, y su hijo Acaz lo sucedió en el trono.

 

2 Reyes 16

Acaz gobierna en Judá
1Acaz, hijo de Jotam, comenzó a gobernar Judá durante el año diecisiete del reinado de Peka en Israel. 2Acaz tenía veinte años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis años. Él no hizo lo que era agradable a los ojos del Señor su Dios, como sí lo había hecho su antepasado David. 3En cambio, siguió el ejemplo de los reyes de Israel, hasta sacrificó a su propio hijo en el fuego. De esta manera, siguió las prácticas detestables de las naciones paganas que el Señor había expulsado de la tierra del paso de los israelitas. 4Ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios paganos, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
5Entonces el rey Rezín de Aram y el rey Peka de Israel subieron hacia Jerusalén para atacarla. Sitiaron a Acaz pero no pudieron vencerlo. 6En esos días, el rey de Edomrecuperó la ciudad de Elat para Edom. Expulsó a la gente de Judá y mandó a edomitas a habitar el lugar, y allí viven hasta el día de hoy.
7El rey Acaz envió mensajeros a Tiglat-pileser, rey de Asiria, con este mensaje: «Yo soy tu siervo y tu vasallo. Sube a rescatarme de los ejércitos de Aram e Israel, que me atacan». 8Después Acaz tomó la plata y el oro del templo del Señory del tesoro del palacio y envió todo como pago al rey de Asiria. 9Entonces el rey de Asiria atacó Damasco, la capital aramea, se llevó cautivos a sus habitantes y los estableció en Kir. También mató al rey Rezín.
10Luego el rey Acaz se dirigió a Damasco a encontrarse con Tiglat-pileser, rey de Asiria. Mientras estaba allí, observó detenidamente el altar y le envió un modelo del altar al sacerdote Urías, junto con el diseño bien detallado. 11Urías siguió las instrucciones del rey y construyó uno igual, y lo tuvo listo antes de que el rey volviera de Damasco. 12Cuando el rey regresó, inspeccionó el altar e hizo sacrificios sobre él.13Presentó una ofrenda quemada y una ofrenda de grano, derramó una ofrenda líquida y roció sobre el altar la sangre de ofrendas de paz.
14Luego el rey Acaz quitó el antiguo altar de bronce de su lugar al frente del templo del Señor, entre la entrada y el altar nuevo, y lo colocó en el lado norte del altar nuevo. 15Le dijo al sacerdote Urías: «Usa el altar nuevo para los sacrificios de las ofrendas quemadas matutinas, la ofrenda de grano vespertina, la ofrenda quemada y la ofrenda de grano del rey, y las ofrendas quemadas de todo el pueblo, así como sus ofrendas de grano y sus ofrendas líquidas. Rocía sobre el altar nuevo la sangre de todas las ofrendas quemadas y todos los sacrificios. El altar de bronce será únicamente para mi uso personal». 16Así que el sacerdote Urías hizo todo tal como el rey Acaz le ordenó.
17Luego el rey quitó los paneles laterales y los tazones de las carretas para llevar agua. También quitó de encima de los bueyes de bronce el gran tazón de bronce llamado el Mar y lo puso sobre el empedrado. 18Por deferencia al rey de Asiria, también quitó una especie de cubierta que se había construido dentro del palacio para usar los días de descanso, así como la entrada exterior del rey al templo del Señor.
19Los demás acontecimientos del reinado de Acaz y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá. 20Cuando Acaz murió, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Luego su hijo Ezequías lo sucedió en el trono.

 

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Hechos 19:13-41

13Un grupo de judíos viajaba de ciudad en ciudad expulsando espíritus malignos. Trataban de usar el nombre del Señor Jesús en sus conjuros y decían: «¡Te ordeno en el nombre de Jesús, de quien Pablo predica, que salgas!». 14Siete de los hijos de Esceva, un sacerdote principal, hacían esto. 15En una ocasión que lo intentaron, el espíritu maligno respondió: «Conozco a Jesús y conozco a Pablo, ¿pero quiénes son ustedes?».16Entonces el hombre con el espíritu maligno se lanzó sobre ellos, logró dominarlos y los atacó con tal violencia que ellos huyeron de la casa, desnudos y golpeados.
17Esta historia corrió velozmente por toda Éfeso, entre judíos y griegos por igual. Un temor solemne descendió sobre la ciudad, y el nombre del Señor Jesús fue honrado en gran manera. 18Muchos de los que llegaron a ser creyentes confesaron sus prácticas pecaminosas. 19Varios de ellos, que practicaban la hechicería, trajeron sus libros de conjuros y los quemaron en una hoguera pública. El valor total de los libros fue de cincuenta mil monedas de plata. 20Y el mensaje acerca del Señor se extendió por muchas partes y tuvo un poderoso efecto.
21Tiempo después Pablo se vio obligado por el Espíritu a pasar por Macedonia y Acaya antes de ir a Jerusalén. «Y, después de eso —dijo—, ¡tengo que ir a Roma!». 22Envió a sus dos asistentes, Timoteo y Erasto, a que se adelantaran a Macedonia mientras que él se quedó un poco más de tiempo en la provincia de Asia.
Disturbio en Éfeso
23Por ese tiempo, se generó un grave problema en Éfeso con respecto al Camino.24Comenzó con Demetrio, un platero que tenía un importante negocio de fabricación de templos de plata en miniatura de la diosa griega Artemisa. Él les daba trabajo a muchos artesanos. 25Los reunió a todos, junto con otros que trabajaban en oficios similares y les dirigió las siguientes palabras:
«Caballeros, ustedes saben que nuestra riqueza proviene de este negocio. 26Pero, como han visto y oído, este tal Pablo ha convencido a mucha gente al decirles que los dioses hechos a mano no son realmente dioses; y no solo lo ha hecho en Éfeso, ¡sino por toda la provincia! 27Por supuesto que no solo hablo de la pérdida del respeto público para nuestro negocio. También me preocupa que el templo de la gran diosa Artemisa pierda su influencia y que a Artemisa —esta magnífica diosa adorada en toda la provincia de Asia y en todo el mundo— ¡se le despoje de su gran prestigio!».
28Al oír esto, montaron en cólera y comenzaron a gritar: «¡Grande es Artemisa de los efesios!».29Pronto toda la ciudad se llenó de confusión. Todos corrieron al anfiteatro, arrastrando a Gayo y Aristarco, los compañeros de viaje de Pablo, que eran macedonios. 30Pablo también quiso entrar, pero los creyentes no lo dejaron.31Algunos de los funcionarios de la provincia, amigos de Pablo, también le enviaron un mensaje para suplicarle que no arriesgara su vida por entrar en el anfiteatro.
32Adentro era un griterío; algunos gritaban una cosa, y otros otra. Todo era confusión. De hecho, la mayoría ni siquiera sabía por qué estaba allí. 33Los judíos de la multitud empujaron a Alejandro hacia adelante y le dijeron que explicara la situación. Él hizo señas para pedir silencio e intentó hablar; 34pero cuando la multitud se dio cuenta de que era judío, empezaron a gritar de nuevo y siguieron sin parar como por dos horas: «¡Grande es Artemisa de los efesios! ¡Grande es Artemisa de los efesios!».
35Por fin, el alcalde logró callarlos lo suficiente para poder hablar. «Ciudadanos de Éfeso —les dijo—, todos saben que la ciudad de Éfeso es la guardiana oficial del templo de la gran Artemisa, cuya imagen nos cayó del cielo. 36Dado que esto es un hecho innegable, no deberían perder la calma ni hacer algo precipitado. 37Ustedes han traído a estos hombres aquí, pero ellos no han robado nada del templo ni tampoco han hablado en contra de nuestra diosa.
38»Si Demetrio y los artesanos tienen algún caso contra ellos, las cortes están en sesión y los funcionarios pueden escuchar el caso de inmediato. Dejen que ellos presenten cargos formales; 39y si hubiera quejas sobre otros asuntos, podrían resolverse en una asamblea legal. 40Me temo que corremos peligro de que el gobierno romano nos acuse de generar disturbios, ya que no hay razón para todo este alboroto; y si Roma exige una explicación, no sabremos qué decir». 41Entonces los despidió y ellos se dispersaron.
 

 

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Salmo 147

1¡Alabado sea el Señor!
¡Qué bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios!
¡Qué agradable y apropiado!
2El Señor reconstruye a Jerusalén
y trae a los desterrados de vuelta a Israel.
3Él sana a los de corazón quebrantado
y les venda las heridas.
4Cuenta las estrellas
y llama a cada una por su nombre.
5¡Qué grande es nuestro Señor! ¡Su poder es absoluto!
¡Su comprensión supera todo entendimiento!
6El Señor sostiene a los humildes,
pero derriba a los perversos y los hace morder el polvo.
7Canten su gratitud al Señor;
al son del arpa, entonen alabanzas a nuestro Dios.
8Él cubre los cielos con nubes,
provee lluvia a la tierra,
y hace crecer la hierba en los pastizales de los montes.
9Da alimento a los animales salvajes
y alimenta a las crías del cuervo cuando chillan.
10No se complace en la fuerza del caballo
ni en el poder del ser humano.
11No, el Señor se deleita en los que le temen,
en los que ponen su esperanza en su amor inagotable.
12¡Glorifica al Señor, oh Jerusalén!
¡Alaba a tu Dios, oh Sión!
13Pues él ha reforzado las rejas de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos que habitan dentro de tus murallas.
14Envía paz por toda tu nación
y te sacia el hambre con el mejor trigo.
15Envía sus órdenes al mundo;
¡qué veloz corre su palabra!
16Envía la nieve como lana blanca
y esparce la escarcha sobre la tierra como ceniza.
17Lanza el granizo como piedras.
¿Quién puede resistir su frío congelante?
18Luego, a su orden todo se derrite;
envía sus vientos y el hielo se disuelve.
19Dios reveló su palabra a Jacob,
sus decretos y ordenanzas a Israel.
20No ha hecho esto con ninguna otra nación;
las demás naciones no conocen sus ordenanzas.
¡Alabado sea el Señor!

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