La Salvación de la casa es una promesa hecha lo largo de la Palabra
de Dios. Pablo le dijo al carcelero de Filipos que si él entregaba
su corazón a Jesús, él y su familia serían salvos. Esa noche tanto
él como su familia entera se convirtieron en cristianos (Hechos
16:34). En ese momento, todos sus nombres fueron registrados en el
Libro de la Vida del Cordero.
Como los hijos de Israel esperaban el juicio que caería sobre su
nación, fueron instruidos para ofrecer un cordero por familia (Éxodo
12:3). Nunca debemos dejar de clamar por esta promesa de la Palabra
de Dios para que nuestras familias sean salvados de la ira venidera.
Debemos llevar a diario a nuestras familias y parientes ante el
Padre. Noé entró en el arca con toda su familia. Job oró
continuamente por sus hijos, por si acaso uno de ellos había hecho
algo para ofender a Dios. El Señor se agrada cuando presentamos
nuestras familias y nos paramos en contra de los intentos de Satanás
por destruirlos totalmente.
Ponga la sangre de Jesús todos los días sobre el dintel de la puerta
de su hogar. Reclame hoy que toda su familia lo acompañe al cielo y
le traiga alegría aquí en la tierra. Dios está de acuerdo con usted,
y ¡se agradará de ello!
175 días pasaron... quedan 190 para poner diariamente a tu familia
delante de Dios
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