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Devocional 24/06
Lectura del día
 

 

La historia de la cabeza de hacha perdida describe bien la condición humana. En primer lugar, el hacha no estaba en manos de su propietario. Del mismo modo, nosotros una vez pertenecimos a Dios, pero Satanás nos robó en el Jardín del Edén, y nos hicimos sus esclavos.

En segundo lugar, el hacha estaba en el lugar equivocado. Debería haber estado fuera haciendo su trabajo, pero en vez de eso terminó en el fondo del Jordán, en un ambiente extraño. Cuando estábamos en pecado, estábamos completamente sumergidos en el ambiente equivocado, separados de Dios.

Por último, la cabeza del hacha no pudo salvarse a sí misma. El hacha no tenía poder para cambiar su situación; Por lo tanto, estaba destinada a permanecer atrapada en el barro. Sólo cuando "Eliseo cortó un palo y lo arrojó al agua" (2 Reyes 6:6) hizo que el hacha sobrenaturalmente comenzara a subir desde el fondo en una "resurrección física". ¡Qué imagen de la muerte y resurrección de Jesús!

Ni el deseo personal ni la fuerza de voluntad nos puede levantar desde el pantano fangoso del pecado si nos quedamos ahí. Sólo Jesús nos puede liberar. Entonces pertenecemos a Dios, para no volver al fondo del barro nuevamente!

174 días pasaron... quedan 191 para tomarte de su mano!

 

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