¡Oh, el poder de la confrontación profética! Desde tiempos antiguos,
los reyes y líderes de las naciones han sido impugnados por los
milagros y reprensiones de los profetas ungidos. Acab vio la señal
milagrosa cuando Dios entregó a los sirios en sus manos. Entonces
Elías confrontó a Acab en la viña de Nabot juzgándole Dios por el
asesinato de Nabot (1 Reyes 21:17-20).
El procónsul Sergio Paulo fue testigo de un poderoso milagro cuando
Dios dejó ciego al mago (Hechos 13:11).
Estos milagros de confrontación tenían la intención de demostrar a
los que tienen autoridad que Dios es Señor del cielo y de la tierra.
En Cristo tenés la autoridad para hacer frente con las demandas de
Cristo a los que están en el liderazgo. Ningún poder es más grande
que Dios, y Él te ha dado el poder para llevar el Evangelio incluso
a los líderes mundiales. El mismo Espíritu que estaba en Pablo y
encegueció a Elimas (Hechos 13:9) está en vos. No tengas miedo,
hablá con audacia. ¡Dios cuidará tus espaldas!
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