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Devocional 11/06
Lectura del día
 

 

Felipe predicó la Palabra, y Dios hizo milagros. La presencia manifiesta de Dios trajo alegría, y los milagros atestiguaron el hecho de que Dios estaba en Samaria. (Hechos 8)

En 1 Reyes 8:11, la presencia de Dios impregnaba tanto la atmósfera del magnífico templo que "los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo del Señor." Después de la celebración de la fiesta de las Enramadas que siguió a la dedicación del templo de Salomón, el pueblo de Jerusalén estaba "lleno de alegría y muy contento, porque el Señor había sido bueno con su siervo David y con su pueblo Israel." (1 Reyes 8:66).

Cuando nosotros, como creyentes, nos secamos y hacemos lenta y pesada nuestra adoración y la evangelización, nuestra necesidad real es más de la presencia manifiesta de Dios. Su presencia refresca, alegra, renueva y nos hace desear contarle a todos de su bondad. Como Salomón hizo, dejémonos caer de rodillas y orar por su presencia para llenar nuestros templos. Entonces todos los hombres van a ver y creer que "no hay Dios como [Él] arriba en el cielo ni abajo en la tierra" (1 Reyes 8:23).

 

161 días pasaron... 204 restan

 

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